39 llegamos

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Les dejo este capítulo que espero les guste y me dejen sus comentarios.

El paseo definitivamente fue el más largo de su vida, envuelta en los brazos de su esposo era una sensación nueva, no es que alguna vez no hubiera montado en un caballo junto a otra persona, pero en esta ocasión se trataba de él, su cuerpo rozando el suyo, ya no parecía ser tan temible, indiferente y distante y aquello le intrigaba, apenas sentía el aire frío en su rostro, Duncan se detuvo al llegar a un gran árbol.
— Este es.
— ¿Es qué?
— El lugar secreto.
Trato de no abrir la boca, ¿por qué la llevaba ahí?
Ella observó el lugar, un lugar muy especial sin duda.
Bajaron del caballo ella bajo como chiquillo impaciente y rodeo el árbol, bien podía imaginar sus historias. Absorta en sus pensamientos no vio como un sigiloso Duncan se acercaba, discretamente la hizo tropezar.

— ¡ah!
— Ten cuidado - dijo con cautela esperando que ella no descubriera su trampa, mientras la sostenía en brazos.
— Lo siento Laird no fue mi intención.
La envolvió en sus brazos y la beso era difícil contenerse mientras veía sus labios moverse de aquella forma lenta, con su voz aterciopelada.

Fue difícil sentirse cómoda estaban solos en medio de la nada, sentir sus manos deshacerse del abrigo y pasar bajo la tela, soltó un grito de sorpresa y se dio la vuelta en cuanto se separó de él, había bajado más de la cuenta, su mano tocó la piel de sus senos y con la otra bajaba a la cadera.

— Si me ha traído aquí para eso debimos quedarnos en la habitación.
Éste sonrió contrariado.

—No te traje para "eso".
Se acercó lentamente la tomo de la cintura y la elevó dando vueltas ella comenzó a gritar y reír hasta que cayeron marcados sobre el húmedo pasto, Cait tuvo que cerrar los ojos y abrazarse de Duncan para que pasará más rápido el efecto del mareo, no tenía nada en el estómago y aun así sentía que iba a devolver, no sabía que "pero algo" quizás el corazón, el lugar tenía su magia era el momento más alegre que jamás imaginó vivir con él.
— Debemos irnos ya tengo hambre -dijo Cait que se sintió nerviosa del grado de comodidad e intimidad y de que su esposo buscará seducirla ahí mismo.
— Vámonos -Dijo Duncan aunque él no deseaba irse.
La levantó tan fácil como si se tratara de una pluma y pronto la envolvió en sus brazos mientras iban de regreso, la incomodidad en Cait de ir entre sus brazos aumento, sentir un calor en donde él había puesto sus manos no era agradable, mucho menos sentir su erección, se removió un poco para quitarlo pero fue imposible, Duncan la sujetó de la cintura.
— Ya no te muevas -su voz sonó tan ronca que ella pensó que estaba furioso, en realidad estaba luchando por no tumbarla del caballo y portarse como una bestia.
— Lo siento.
Deseo transmitir un poco de su sentir y entonces se olvidó de lo tímida que podía ser su rebelde esposa, subió su mano hasta acariciar su pecho con discreción más en su cuello no fue así, beso, lamió y mordisqueo hasta que la hizo gemir, el trote del caballo era lento cada roce se podía sentir como si fuera en cámara lenta para cuando Cait bajo del caballo de un brinco se sentía mareada, con las piernas flojas, débiles y diversas partes de sus cuerpo doloridas por las descargas que los besos de Duncan habían provocado, bajo y corrió huyendo de él, de su creciente vergüenza, era su esposo sí, pero... No eran un matrimonio normal, él la odiaba y ahora la torturaba de aquella forma como un juego, había cambiado la trataba diferente y por lo visto no pensaba parar, no le daría tregua hasta que enloqueciera por él y aunque sí que estaba enloqueciendo definitivamente le aterraba caer en su juego.

Se encontró algo agitada y al dar vuelta chocó con el gran cuerpo de Ferris, no esperaban que llegará tan temprano, estaba descolocada y se sostuvo de sus brazos todo aquello era vergonzoso; sucedió que el mozo de cuadras tomó el caballo y Duncan fue por su mujer, esta vez no se le escapaba; él no era tonto y esta vez la había visto huir como una cobarde cuando sabía perfectamente que la había seducido, sus besos habían derretido sus barreras.

La Obscuridad Del LairdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora