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—¡No me toques!—pedía JiMin como por quinta vez en solo esta semana al mismo chico que le acosaba sin falta después de la escuela.

—Vamos, vamos—decía el chico que no paraba de manosearle el trasero y respirarle muy cerca del cuello—Deberías ser mío JiMin ¿que dices?

—No quiero ¿de acuerdo? Aléjate por favor—JiMin trató de alejarle, pero su pequeño cuerpo (aunque estuviera tonificado) no podía contra alguien con tanta masa muscular y tan poco cerebro.

—No volveré a pedírtelo amablemente JiMin—comenzó el chico a olisquear el cuello del rubio, poniéndole rígido.

—A-aléjate ya, n-no quiero na-da contigo—JiMin le alejó con toda la fuerza que almacenó en sus brazos y salió corriendo lo más rápido que sus piernas humanas le permitieron. Si se transformaba para correr más rápido, sería un lío volver a su forma normal después de haber escapado del chico.

Al darse cuenta de que ya estaba lo bastante lejos del chico o al lugar donde se suponía que estaba, sacó su botella con supresores diluidos. Tomó un trago largo para que el chico ese no pudiera rastrearle por su fuerte olor, ya creciente debido a la temporada de celo.

Cuando llegaba el momento del mes de aparearse para todos los lobos, era el peor momento para JiMin. Además de que odiaba ese deseo de sexo, todos los alfas y omegas se volvían más excesivos con sus deseos carnales sobre el. Era horrible. Los chicos se volvían más descorteses y las chicas más salvajes de lo normal.

JiMin comenzó a caminar más lento de camino a su hogar, ser el Omega más deseado de la manda era difícil. Hasta algunos ancianos se pasaban de listo con el, aún teniendo esposas e hijos. JiMin se sentía asqueado cada vez que llegaba de la escuela a su casa.

Lo primero que hizo al no ver a ninguno de sus hermano en su casa fue dar un largo suspiro. De alivio, por que esos tres pequeños eran el demonio cada vez que se encontraban en casa.

JiMin subió las escaleras y se metió a su cuarto para tomar un baño caliente de unas cuantas horas.

JiMin era también, uno de los lobos más friolentos que conocerías. Debido a esto, recibía muchas suéteres tejidas a mano o sudaderas caras, de parte de toda la escuela cuando se acercaba el invierno. JiMin era agradecido con esto, pero no con lo que pasaba después de que la gente lo citara para entregarle el presente.

Al entrar en la bañera recibió un texto. Lo abrió y formó una sonrisa inmediata.

TaeHyung
Hola bb!
Tienes algo que hacer el sábado?
Haré una fiesta y tú vendrás :)

JiMin
Claro Tae!
Estaré en tu casa a las 8, te parece?

TaeHyung
Claro, te espero

JiMin suspiró, TaeHyung era su primo, pero el era el único que no se volvía loco por el en la temporada de apareamiento. Era feliz de tomar supresores y palomitas junto a él mientras toda la manda cojia con quien en quien sabe dónde.

Al terminar su baño de dos horas en agua caliente, se puso unos tenis, una sudadera amarilla y un buzo negro. Saldría a caminar un poco, no sin antes intoxicarse hasta la médula de supresores para no oler a Omega calenturiento.

Salió de su casa con las llaves y comenzó a caminar en una dirección aleatoria mientras veía hacia todas direcciones admirando el paisaje nocturno de su lugar de residencia.

No era normal que algún estudiante anduviera a aquellas horas por la noche afuera de su casa. Pero esa era la justa razón por la que JiMin se sentía más seguro caminando tarde por la noche solo. No había nadie que le detuviera o molestara.

—No me gusta esto.

JiMin paró en seco cuando escuchó una voz fuerte y segura de si misma venir del callejón por donde estaba por pasar.

—Solo tómalo, para la otra te traeré lo que quieres—respondió otra voz diferente, esta vez la de una chica.

—¡No quiero esta basura!—rugió la primera voz y se escuchó que algo se estrelló contra el piso—Dame lo que quiero o si no...

—Si, si Kook—dijo la voz femenina con un poco dé incredulidad—¿Para cuando lo necesitas?

—Lo necesitaba para hoy pero...—entones la voz paró un momento y todo se quedó en silencio.

JiMin podía escuchar su propio latido del corazón, y le asustó que alguna de las otras dos personas desconocidas lo escuchase también.

—¿Quien está ahí?—gritó la voz fuerte, se podía percibir su enojo y frustración.

JiMin solo se dio la vuelta y comenzó a caminar como si nada hubiera pasado, pero entonces algo o alguien, agarró el gorró de su sudadera devolviéndolo a su posición inicial y casi ahogándole.

—No es bueno que escuches a escondidas JiMin—le tembló el cuerpo entero al escuchar esa voz decir su nombre—¿Que haces aquí y que escuchaste?

—Y-Yo.. no escuche na-nada..—dijo con miedo de volverse y ver a los ojos a ese lobo tan imponente.

—Se que escuchaste algo ¿de acuerdo? Ahora me vas a decir que y podrás irte sin ningún rasguño—dijo mientras agarraba del hombro a JiMin y le volvía para poder verle de frente.

A JiMin le temblaban las manos y las piernas de tener la imponente presencia de Jeon JungKook tan cerca suyo.

—¿El gato te comió la lengua? Habla de una vez, no tengo toda la noche JiMin.

—Te juro que no oí nada Jeon—dijo con miedo mirando el piso y tragando con dificultad—Enserio, yo solo iba pasando por aquí.

—Ajá claro—respondió JungKook—Voy a hacer como te creo ¿okay? Vas a volver a tu casa y hacer como que nada pasó. No quiero volver a verte.

Después de eso hubo silencio y JiMin se quedó plantado en el mismo lugar. JungKook le miraba con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho.

—¿Que miras? ¡Vete de una vez!—con eso, JiMin se volvió he hizo lo posible por desaparecer de ahí lo más rápido posible. Vaya que JungKook era un chico al que había que tenerle miedo. Y uno profundo.

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My Boy ; KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora