012.

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JiMin no era un chico hormonal ni mucho menos. Había tenido sus brotes extraño a los quince y catorce cuando se le ocurrió qué tal vez fumar marihuana y postear cosas en redes sociales lo haría más 'cool'. Cuando cumplió los dieciséis, se arrepintió rotundamente de todo lo que hizo durante los catorce y quince, borrando así todas sus redes sociales y entrando en rehabilitación durante unos meses para dejar la marihuana.

Había sido asqueroso según el criterio de un JiMin de diecisiete años ya. Solo una etapa de adolescencia  bastante ridícula.

Después de eso, JiMin se alejó de todas las personas de su edad, sólo que su horrible reputación de chico alocado y sexy había quedado ahí.

Además de otra cosa que siempre atormentaba a JiMin cuando veía a cualquier madre.

• • •

Durante el resto de la semana en la escuela, JiMin no vio si quiera un rastro del chico que había dormido con él el sábado. Solo el vago recuerdo de verle comer pancakes en un Denny's a las diez de la mañana el domingo junto a él.

JiMin suspiró. Nada cambiaría, no sabía por qué había perdido tiempo hasta las tres de la mañana fantaseando con lo pasaría el lunes en la escuela. Todo era igual.

JiMin iba a clase solo, se dirigía al baño solo, iba por sus cosas solo, compraba su comida solo y se iba solo a casa. La soledad era lo único que le hacía compañía en esos momentos tan aburridos de lunes.

Hasta ese momento del día donde debía asistir a su clase química. Si su suerte le echaba una mano de una vez por todas en su vida, Jeon JungKook estaría ahí, sentado al fondo mirando por la ventana.

JiMin recogió sus libros de su casillero e intentó ir lo más rápido posible a su salón tratando de no parecer desesperado de ir a química.

Al entrar, maldijo a su estupida suerte por nunca estar de su lado. JungKook seguramente no había ido a clases ese día, JiMin frunció los labios un poco triste y se sentó en el mismo espacio de siempre. En el costado del salón, en medio y al lado de la ventana.

Durante toda la clase solo pudo pensar en una sola cosa. En los labios de JungKook sobre los suyos. Eso nunca lo olvidaría, esos dos minutos donde JiMin fingió estar inconsciente para hacer que JungKook siguiera posando sus labios contra los suyos. Tal vez después sus pulmones hubieran ardido por el agua dentro de ellos de una manera horrible, pero bueno, eso lo valía.

Al salir de química, JiMin fue despacio a su casillero. Al parecer hoy las hormonas andaban calmadas en los pasillos de la escuela. Parecía como si nadie quisiera, si quiera, acercársele.

JiMin buscó su teléfono en la bolsa del pantalón para llamar a su madre, pero se desesperó un poco al no encontrarlo. Seguramente lo habría dejado en alguna clase. JiMin se enojó profundamente consigo mismo por ser tan desordenado.

Por los ventanales del pasillo, JiMin pudo notar que el cielo se llenaba de nubes negras y grandes amenazas de llover. Aún más enojado se encontraba. Pudo escuchar el gran estruendo de un trueno, cerró su casillero y caminó dando zancadas lo más grandes que sus piernas cortas se lo permitían.

No estaba en el salón de química, tampoco en el de matemáticas, y menos en él geografía. La única opción era el gimnasio, JiMin odiaba ese lugar con toda su alma, pero debía asistir ahí si quiera recuperar su celular.

El gimnasio estaba vacío, los clubes extra curriculares no entrenaban los lunes y tampoco era como si limpiaran el gimnasio alguna vez en todo el año. JiMin se dirigió a los baños donde seguramente lo había dejado, al llegar, ahí estaba. Sobre uno de los casilleros. JiMin volvió a sonreír y agarró su teléfono poniéndose de puntillas.

Un golpe de algo metálico sobre el suelo invadió la tranquilidad de JiMin. Frunció el ceño, era claro que no había nadie además de él..¿verdad?

—¿Hola?—preguntó JiMin para ver si había alguien más, pero no obtuvo respuestas.

El sonido parecía venir del almacén de utensilios. JiMin frunció el ceño y se acercó a la bodega oscura. Al enfocar su mirada hacia adentro, pudo ver la silueta de alguien. Alto, de contextura grande y de espaldas a él.

—¿Disculpa? ¿Puedo ayudarte en algo?—preguntó JiMin para llamar la atención de la persona dentro de la bodega.

—Oh, hola—dijo el desconocido—¿Estudias aquí?

—Pues si ¿buscas a alguien?

—Buscó a Park JiMin ¿sabes dónde lo puedo encontrar?—JiMin tragó grueso al oír eso.

—¿Para que lo buscas?

—¿Podrías decirme dónde está?—insistió el desconocido con un tono más fuerte, parecía que se negaba a salir de las sombras.

—¿Para que le necesitas?—insistió JiMin tratando de ser un poco más duro.

—Ah..—suspiró la persona, la cual JiMin no pudo identificar su categoría—Solo dime dónde está, niño.

JiMin se vio ofendido por el apodo, no era un niño, que su glándula pituitaria no quisiera ayudarle a crecer más no era culpa suya.

—Pues lo tienes en frente, dime de una vez que quieres—dijo con enojo cruzándose de brazos, el extraño salió y JiMin pudo verle claramente.

Un cabello castaño grisáceo, ojos oscuros, un lunar justo debajo del ojo y una extraña y peculiar sonrisa.

—Eres mas lindo de lo que dicen los rumores, Park JiMin—dijo el tipo mientras miraba al más pequeño de arriba abajo mordiendo su labio.

—Claro, dime para que me buscas—le dijo en un tono monótono, intento no alterar o ofender al muchacho frente a el. Parecía bastante fuerte, a comparación de JiMin.

—Te llevaré conmigo.

—¿Que?—JiMin frunció el ceño.

—Será mejor que no preguntes nada y ahorres energía pequeño—JiMin sintió un mareo repentino, al igual que comenzó a sudar frío y a temblar.

Aconito.

JiMin solo recuerda ser cargado fuera del edificio por el extraño.

Ahhh...! Me encanta esto de actualizar seguido c':

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My Boy ; KookMinWhere stories live. Discover now