018.

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Jeon JungKook no era exactamente una persona de tener normalmente un nerviosismo muy grande o muy seguido. Pero cuando JiMin estaba cerca, todo lo que había tenido bastante claro durante un tiempo, se iba a la mierda.

Después de que llegaran a la ciudad otra vez, JiMin recibió una llamada de su madre de que debía quedarse fuera de casa durante unos días. JiMin pareció no sorprenderse mucho cuando lo invitaron a salir de su propio hogar.

JiMin suspiró mientras le decía unas palabras a su madre antes de cortar la llamada. Todo bien, seguramente JiMin pasaría el tiempo en casa de TaeHyung.

—¿TaeHyung está en casa?

—No...—respondió JiMin—Siempre me quedó en su casa yo solo...

Vaya que la familia de JiMin era realmente extraña y complicada.

—Puedes quedarte en casa de JungKook—dijo NamJoon mientras miraba al pelinegro por el retrovisor.

—No creo que...-

—No me parece mala idea—las palabras de JiMin fueron rápidamente cortadas por las del pelinegro. JiMin se aferró a sillón del auto con fuerza mientras mordía su labio levemente.

No sabía si eran los malditos afrodisiacos, que le faltaban supresores o que de verdad la idea le calentaba bastante. Por qué vaya que pasar la noche con JungKook le llamaba la atención.

—¿Es-Estas se-seguro JungKook?—preguntó con miedo de mirar al alfa a los ojos.

—¿No ves que JungKook quiere coger hoy?—dijo NamJoon, y al parecer el comentario fue gracioso solo para el. JiMin y JungKook gruñeron hacia el pelinaranja.

—Cállate de una vez NamJoon—le dijo JungKook—¿Necesitas ropa o algo de tu casa?

—Pues si...

—Vamos entonces—esta última vez se dirigió hacia NamJoon y este asintió. Fue bastante extraño para JiMin que el pelinaranja supiera exactamente en donde vivía.

JiMin se bajó del auto, y no notó que JungKook también lo hizo y venía en dirección hacia su casa.

—No tardaré mucho, no tenías que bajar—dijo JiMin, buscando la llave de repuesto de su casa entre una maseta que estaba a en la entrada.

—Quiero ver a tus hermanitos—respondió JungKook, vaya que JungKook tenía un fetiche raro con las personas bajitas y tiernas.

JiMin abrió su casa y no se sorprendió mucho al ver en qué estado estaba. Aunque hubiera preferido que JungKook no la hubiera notado.

—Será mejor que no entres—dijo JiMin mirando a JungKook desde la puerta tratando de tapar el interior.

—¿Que dices? Yo quiero entrar—JungKook forcejeo contra JiMin en la puerta.

—No, no, no.

—Si, si, si. Debo buscar una herramienta para quitarte eso de las muñecas y tobillos—JungKook forcejeo una última vez y entró en el hogar de JiMin.

El más pequeño salió corriendo hacia la planta de arriba para no enfrentar a JungKook y la vergüenza que tenía de si mismo en ese momento.

JungKook nunca había visto nada igual, y menos en la casa de alguien como JiMin. Antes, sin haberlo conocido, hubiera creído que todo lo que estaba desperdigado por la sala era suyo, pero ahora, ni loco pensaría eso de JiMin.

Había condones, nuevos y usados desperdigados por el piso y colgados del ventilador. Juguetes sexuales en los sillones y algunos de silicona  pegados en la pared. Esposas en las rejas decorativas que estaban en el vidrio de la ventana, varias revistas porno en la mesa de la sala y ropa interior de todo tipo hasta en la cocina.

Y Justo después de ver todo aquello, y haber imaginado mil escenarios, una mujer joven vistiendo solo un babydoll, un poco adormilada, con el maquillaje corrido y cabello alborotado bajó por las escaleras sin notar la presencia de JungKook. La mujer era castaña, de labios gruesos y de ojos cafés. Sus curvas eran exuberantes y sus piernas eran largas y estilizadas. La mujer grande más sexy que JungKook había visto en toda su puta vida.

Pero ese pensamiento sexy, se fue al notar que ella era la dueña de todo lo que estaba desperdigado por la casa. ¿Quien era esa mujer?

JungKook notó que JiMin bajaba las escaleras con un maletín en el hombro, ambos se miraron y después JiMin miró a la mujer en la cocina.

—No, no, no—JiMin se apresuró a ir a la cocina y llevar a la mujer adormilada de vuelta a la planta de arriba—No hay nadie, sólo ve a dormir...—le susurró a la mujer—No tengo nada en las manos, sólo ve a dormir—le rogó JiMin a la mujer—¡Ya mamá! ¡Ve a dormir!

JiMin cerró la puerta de una de las habitaciones con un golpe y bajó las escaleras apresurado para después empujar a JungKook fuera y cerrar la puerta con llave.

—No preguntes por favor—le rogó JiMin a JungKook, el último asintió un poco conmocionado por eso y los dos se subieron de nuevo al auto.

NamJoon decidió no preguntar nada ya que JungKook le había divertido que si decía algo incorrecto le cortaría la cabeza (todo eso solo con una mirada) y solo arracó en auto en dirección a casa de JungKook.

Cuando estuvieron frente a la casa del pelinegro, JiMin le dio las gracias a NamJoon y los dos chicos que se quedarían justos se bajaron del auto.

Jeon abrió su casa, con la ayuda de JiMin para caminar, JiMin le ayudó a subir las escaleras. En vez de dejarle en una habitación, JiMin le ayudó a entrar a lo que parecía una sala de juegos. Había un proyector, frente a una gran pared blanca, un sillón súper cómodo, muchos puffs de colores, una máquina de palomitas y varias consolas de juegos. Era básicamente el lugar del que JiMin nunca saldría en toda su vida. El lugar era enorme, con un techo alto, sin ventanas y con aire acondicionado. Parecía casi un cine en casa.

—Deja tus cosas en cualquier lugar—dijo JungKook mientras JiMin le ayudaba a sentarse el sillón—Pasaremos aquí el resto de la noche.

—Okay—JiMin no iba a negarse a quedarse en ese lugar tan bonito el resto de la noche.

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My Boy ; KookMinWhere stories live. Discover now