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JungKook tuvo que retroceder, hasta que una de las sillas le hizo caer el piso. JiMin seguía mirándole con esa mirada llena de sangre y muerte.

JungKook tragó fuerte.

—JiMin...debes calmarte...—susurró JungKook hacia el lobo color negro—Ya pasamos esto antes ¿si? Por favor recuerda, recuérdame a mi...

El lobo comenzó a gruñir, diciéndole a JungKook qué tal vez eso no era suficiente para sacarlo de ese poso de carnicería dentro suyo. JungKook suspiró, tratando de tranquilizarse y lograr lo que tenía en mente.

Entonces, JiMin se vio con otro lobo en el salón. Esta vez uno de pelaje grisáceo, patas fuertes, aura imponente y ojos amarillentos. JungKook era un lobo bastante impresionante, tanto como su forma humana.

—Debes calmarte JiMin...—gruñó JungKook, pero aún así JiMin siguió acercándose.

El lobo del color de la noche, gruñó. Pero JungKook no pudo entender lo que decía, todo lo que gruñía era un lenguaje extraño, complicado y con un acento nasal. No era nada que JungKook hubiera escuchado nunca.

Entonces, el lobo de orbes rojos estuvo justo enfrente del de orbes amarillos. Intercambiando respiraciones y latidos. JungKook volvió a gruñir, esta vez bastante alto, imponiéndose frente a JiMin. A este último no le agradó mucho esto, extendió su pata y con fuerza rasguñó parte del hocico y pecho de JungKook. El pelinegro retrocedió, tratando de mantenerse en pie.

—JiMin...sal de ahí por favor—suplicó JungKook al lobo frente a el. JiMin se veía decidió a hacerlo pedazos y no necesariamente de una manera muy bonita. Mientras más JungKook le miraba, más se le partía el alma de ver como su chico estaba ahogándose en sus deseos primitivos.

Entonces el animal de la noche se abalanzó sobre el lobo grisáceo, rasgando su abdomen con sus garras y mordiendo una de sus patas delanteras. Ese dolor fue necesario para que JungKook volviera a su forma humana mientras JiMin mordía su brazo derecho. Dependiendo de la escala del dolor, la transformación completa se revertía en cualquier alfa.

—¡Aah JiMin!—se quejó mirando hacia el techo—¡Por favor recuerda!

JungKook utilizó su otra mano para abrazar la cabeza de JiMin, escondiendo su rostro en el pelaje negro del lobo.

"Y de paso, te presento a mi chico, Park JiMin."

"Se supone que eres mi alma gemela.."

El lobo de pelaje negro retrocedió, dando quejidos y lloriqueos ante JungKook. El animal se sentó en el suelo y justo así, JiMin volvió a su forma humana. Sentado en el frío suelo, con su traje blanco echo mierda, sus ojos lagrimosos y sus rodillas en su pecho.

JungKook agarró uno de los manteles de las mesas, se lo enrolló en el brazo herido, tratando de parar el sangrado incesante. El dolor hacía que todo el cuerpo le palpitase, su mirada estaba medio pérdida, estaba un poco confundido y no podía levantarse del piso con normalidad.

Pero dentro de todo ese dolor y confusión, JungKook vio un chico. Uno rubio, con un lindo cuerpo, pero una fea cara de sufrimiento. ¿Que? ¿Quien era el?

JungKook se recostó en el suelo, mirando hacia la nada, el techo se veía borroso y confuso. Trató de acordarse de algo que amara con todas su fuerzas, algo vino a su mente.

Ese chico de cabello rubio. Pero...¿quien era? ¿Quien era ese chico que amaba con todas fuerzas? JungKook se rindió, por última vez miró hacia un lado, donde el pequeño chico de cabello dorado seguía llorando a mares.

—N-no...llores...—susurró JungKook extendiendo su mano hacia el chico, pero fue muy poco audible. Ese fue su último respiro. Tratando de poner bien a ese chico, ese era su único deseo. Ver a ese chico de cabello dorados feliz y sonriente.

• • •

El corazón de JungKook palpitaba como loco. Casi saliéndose de su pecho y queriendo ahogarle en el intento.

Ese muchacho. Cabello dorados, cuerpo perfecto, una sonrisa hermosa y unos ojos cautivadores. Pero estaba corriendo de él, alejándose en ese espacio blanco donde se encontraban parados ambos. Cada vez corría más, más y más, lejos de JungKook. Llegando a un posible acantilado, JungKook comenzó a correr detrás suyo.

A JungKook le sudaba el cuerpo, su respiración se comenzó a agitar y sus músculos ardían. Pero ese chico seguía corriendo hacia aquel acantilado. Como si una tela blanca se desbordara por el borde de una mesa y ellos fuera pequeños ratones. Ambos iban a caer por el borde si el rubio no se detenía.

JungKook había tratado de gritarle, de advertirle que no cayera en ese poso infinito, pero su voz no salía de sus labios. El chico iba a caer.

JungKook corrió aún más rápido, exudando desesperación y cansancio, matando cada célula en su cuerpo para poder llegar a aquel chico.

Casi al límite del acantilado de color blanco, JungKook agarró la cintura del chico y le pegó a su cuerpo para prevenirle de caer. Ambos se miraron, con ternura. Sin saber por qué, pero Jeon quería a ese chico con toda su alma. Trayendo varios recuerdos junto a él que no hicieron mucho click en su cerebro.

Entonces algo hizo que el piso donde ellos estaban parados temblara. Tan fuerte que les hizo separarse, la 'tierra' o lo que fuera donde estaban parados comenzó a fragmentarse. El rubio quedó del lado del acantilado, mientras JungKook se movía y podía hacer caer cualquier cosa.

—¡JungKook...!—gritó el rubio. Extendiendo su mano hacia el pelinegro mientras el suelo debajo de sus pies se cayó por el acantilado.

Pero fue demasiado tarde para el rubio cuando JungKook no reaccionó a tiempo y junto al chico más pequeño, toda la visión de JungKook se volvió borrosa y luego inexistente.

Entonces fue como si JungKook volviera a despertar, a nacer. Con un cierto vacío en su pecho y su mejor amigo junto a él en una cama de hospital.

Okay, sipi seguramente estarán

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Okay, sipi seguramente estarán...wtf..pero seguramente lo que vaya a pasar después les guste o no. No sep. Solo espero que si, y les digo que pronto les traigo otro capítulo :)❤️

My Boy ; KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora