048.

67K 8.2K 1K
                                    

JungKook y TaeHyung siguieron a YoonGi a un paso rápido, alrededor de por lo menos cinco minutos. Las botas de cuero negras de JungKook se pegaban al suelo que tenía un fluido pegajoso extraño, y los hombros del suéter de TaeHyung se llenaban del mismo líquido que caía de las paredes de piedra.

—¿Que mierda es esto JungKook?—preguntó TaeHyung en voz baja mientras agarraba un poco de la baba extraña entre sus dedos.

—¿Y yo que voy a saber?—le contestó el pelinegro en un susurro alterado.

—No lo se, tú lo imaginas, yo pregunto.

—¿Que JungKook lo imagina?—YoonGi estaba escuchando la conversación, y justo ahí, se introdujo en ella para corregir algunas cosas.

—Si ¿no estamos en su cabeza o algo así?—las carcajadas sonoras de YoonGi rebotaron en las paredes rocosas—Cuéntame el chiste, yo también me quiero reír imbecil.

—Si estuviéramos en la mente de Kook—comenzó YoonGi—No veríamos nada que no fuera sangre, pornografia y Park JiMin—en ese momento, el pelinegro no se aguantó las ganas y agarró a YoonGi por la camisa. Le detuvo el andar y levantó un puño listo para molerlo a golpes—¿De verdad quieres intentarlo?

—¿Que harás para detenerme, blandengue?—YoonGi sonrió arrogante, levantó su mano, la puso en la frente de Kook y una media sonrisa fue lo que bastó.

Como si alguien hubiera roto sus rodillas, JungKook cayó al suelo, arrodillado frente a YoonGi. Casi inútil de poder quedarse de rodillas.

—Aquí no tienes ningún control JungKook, aquí mandamos las deidades—YoonGi volvió a poner la mano en la frente de JungKook y siguió caminando. TaeHyung ayudó a JungKook a levantarse y este se limpió la rodillas.

—¿Donde estamos JungKook?

—No tengo ni la menor idea TaeHyung...

TaeHyung y JungKook siguieron a YooGi, esta vez el pelinegro debía tragarse su propio orgullo y sacar las ideas de golpear a YoonGi de su cabeza.

Al caminar otros cinco minutos más JungKook aún no sabía dónde estaba, y eso le hacía inseguro. Normalmente tenía todo bajo control, pero sentía que cada gota de su ser se le estaba saliendo de las manos con cada paso que daba. El piso comenzó a cambiar, y JungKook comenzó a dejar huellas con sus botas negras en un piso brilloso de color naranja.

El lugar parecía interminable, las paredes eran del mismo color que el piso y parecían no tener fin hacia los lados o hacia arriba. Era sólo un espacio de tono naranja infinito. El color lograba tranquilizar un poco el alma de JungKook, algo le llenaba el alma y no sabía que era.

—Vengan aquí—YoonGi habló y señaló el espacio a cada lado suyo. TaeHyung se posicionó a su derecha y JungKook a su izquierda—Arrodillados.

Sin dejar que ambos chicos protestaran, YoonGi puso sus manos en la frente de ambos y los dos chicos cayeron arrodillados en el piso naranja.

—Respondan solo a lo que se les diga, nada de sarcasmos o respuestas groseras—dijo YoonGi—Su vida cuelga de un hilo, es su decisión comportarse y no morir.

Entonces JungKook se dio cuenta inmediatamente de donde estaba y de su estado. SeokJin había disminuido tanto el latir de sus corazones, que habían entrado en el más allá, donde te encontrabas con los dioses. Donde seguramente YoonGi había dado a parar después de su muerte.

Y por un momento, JungKook tuvo esa tonta expectativa en su interior, esa de poder ver a la deidad de la naturaleza justo frente a su ojos. Pero no era posible, y el lo sabía.

Entonces, la visión de ambos chicos arrodillados se borró y lo único que pudieron ver fue negro. Un escalofrío recorrió el cuerpo de ambos, de pies a cabeza.

Hizo tanto silencio, que JungKook podía oír el fluir de la sangre del chico a su lado, su latir y el temblor de sus manos. Tragó saliva sonoramente, casi reventándose los tímpanos sensibles al ruido.

JungKook dio un grito ahogado después de sentir algo atravesar el centro de su pecho, ardía y podía sentir su sangre caliente escurrirse por la herida.

El dolor. La única manera de ser lo más humano posible. Suponía que desconfiaban bastante de él, ya que no escuchó a TaeHyung quejarse en ningún momento por alguna posible herida como la suya.

—Jeon JungKook—una voz profunda, y proyectada por toda la habitación hizo retumbar la misma—Tu nombre ¿cierto?

—Si..—articuló el pelinegro, sabía que no moriría por la herida, pero dolía como el infierno.

—Tu alma gemela ¿donde está?

—Malparidos...—murmullo JungKook, si tuviera la mínima idea de donde encontrar a alguien que no recordaba, no hubiera venido hasta aquí—No lo recuerdo.

—¿No lo recuerdas? ¿Como es eso?

JungKook respiró hondo, podía estar frente a una deidad y con algo atravesándole el pecho, pero aún así su paciencia no era ilimitada.

—Borró mis recuerdos sobre el...

—¿Por que esto? ¿Hiciste algo malo?

JungKook quería matar a cualquiera en ese momento, su vista estaba cegada y un dolor intenso venía de todo su cuerpo y ¿querían putas explicaciones?

—Me contaron que me hirió, que tuvo miedo, que desapareció de mi vida ¿okay? Quiero a Park JiMin de vuelta—soltó JungKook, su voz estaba quebrándose y podía sentir como un reflujo de sangre amenazaba con manchar la comisura de sus labios.

—¿Park JiMin? Vaya lío en el que te metiste—entonces Jeon de verdad se comenzó a cuestionar qué tipo de deidad le hablaba sobre su destino de esa manera.

—¿Crees que...me importa una mierda tu opinión? Necesito mis recuerdos, eso es todo...

—Si la deidad de la naturaleza te hirió ¿por que quieres tenerlo de vuelta?

JungKook bufó, su paciencia se habia acabado.

—¡Por que soy un maldito masoquita! ¿¡Okay!? ¡Lo que siento por él es más de lo que puedo manejar! ¡Ahora tráeme a mi chico de vuelta!

Holaaaaa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Holaaaaa

Ya volví de mi viaje señoras :D espero poder actualizar, pero si será menos seguido ya que ya entre a clases ;-;

Las amooo❤️

My Boy ; KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora