014.

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JungKook solo tenía claro una cosa. Y era que iba a matar al hijo de puta que se atrevió a si quiera tocarle un cabello a JiMin. Y no estaba en discusión.

Nada que estuviera relacionado a JiMin estaba en discusión.

Pero ¿que hacía para encontrarle? No es como si le hubiera implantado un chip rastreador a JiMin...ah, esperen, claro que lo hizo.

Jeon JungKook sentía un miedo profundo a sentir algo por JiMin con tan poco tiempo de relacionarse con alguien como él. Así que decidió alejarse de él con ese regalo, pero claro que le fue imposible después de que JiMin insistiera en seguir cerca suyo. Pero en caso de que no hubiera sido de esa manera, JungKook había puesto un rastreador en el suéter que le dio a JiMin. Tal vez serviría después de todo.

JungKook marcó otro número en su teléfono y esperó a que contestara.

—Necesito un favor—fue directo al grano con la llamada.

—Wow, amigo ¿Quien eres?—el sujeto se hizo el gracioso, no era el momento para hacerlo y menos con el carácter de JungKook.

—¡No es el maldito momento para hacerte el gracioso! ¡Mueve tu culo hasta mi casa en este maldito instante!

—Wow, lo hubieras dicho antes, pero ya estoy afuera—colgó la llamada y JungKook escuchó el timbre de su gran casa retumbar en sus sensibles tímpanos.

Caminó rápido hacia la entrada pero ya su amigo había entrado a su casa.

—¿Como...?—no recordaba haber dejado la puerta abierta.

—Tienes una seguridad pésima niño—se excusó el chico—¿Cual es tu emergencia? ¿Le pasó algo a JiMin?

JungKook se vio bastante sorprendido, NamJoon siempre adivinaba lo que pasaba y lo decía como si nada.

—Vamos, nunca te había visto tan alterado desde...—NamJoon decidió mejor no terminar la frase con lo sensible que estaba JungKook.

—Bueno, necesito que rastrees el chip que puse en el abrigo.

—¿Seguiste mi consejo? Wow, ese hombre te cambia—NamJoon sonrió y se abrió paso por la casa de JungKook. Primero hacia la cocina por unas galletas y luego hacía la planta de arriba como si la casa fuera suya.

NamJoon y JungKook se conocían desde pequeños, el padre de NamJoon era uno de los antiguos amantes de la madre de JungKook. NamJoon no era un chico de socializar cuando era pequeño, pero un día JungKook llegó a su casa colgado del brazo de su madre. JungKook era un chico alegre y abierto de pequeño, él y NamJoon congeniaron al instante bastante bien. A pesar desde que los doce JungKook no habla con NamJoon, ambos saben que estar ahí el uno para el otro es lo más importante.

—Entonces...—dijo NamJoon una vez estuvieron en la habitación de JungKook frente a dos computadoras pertenecientes al último—Me perdí de cinco años de tu vida mocoso pendejo, ponme al día de lo ultimo en la vida de Jeon JungKook.

—No hay nada que decir, se que me vigilas, así que sabes cada detalle de lo qué pasa en mi vida NamJoon—JungKook y su instinto de alfa eran lo bastante paranoicos y astutos como para darse cuenta de que NamJoon había instalado cámaras cerca de su casa y hasta un rastreador en su maletín para la escuela.

—Está bien, yo quería escuchar de tu boca que JiMin te vuelve loco y que todas tus feromonas se tocan el aire, pero esta bien me lo reservaré—JungKook golpeó a NamJoon en el hombro, este rió.

—No es cierto—se cruzó de brazos mientras se recostaba contra el escritorio.

—¿Entonces por que le buscamos? ¿Por qué te dignaste a preocuparte por alguien más además de tu ego tan grande como alfa nariz de tucán?—NamJoon dejó de teclear cosas en las computadoras y se giró hacia JungKook recostándose en la silla giratoria.

—Yo..—JungKook no tenía explicación para nada de lo que sentía hacia JiMin.

—Eso pensé—NamJoon no era rencoroso, pero perderse de cinco años de la vida de su mejor amigo había sido un golpe fuerte y justo en las bolas..., ah no que digo, en el orgullo—Aquí esta.

JungKook se acercó desesperado y miró la pantalla, pudo leer unas coordenadas, una hora y un pequeño mapa.

—Está al sur del pueblo... ¿que hace ahí? Nadie va ahí, sólo hay árboles y florecitas—eso era cierto, su pueblo era un lugar bastante grande conformando así la manda más grande de Busan, pero su territorio estaba muy poblado en la ciudad y casi que abandonado en los campos.

Claro que era el lugar perfecto para secuestrar a una persona.

—Muy bien, me voy—JungKook agarró su chaqueta negra de la mesa de noche para salir, pero NamJoon le detuvo.

—¿'Me voy'? Ja ja, niño no irás solo. Yo voy, quieras o no—dijo NamJoon cerrando las computadoras y sacando su teléfono del bolsillo—Vas al recate de la princesa de la Torre, yo quiero ver eso.

—Claro lo que quieras—JungKook pensó un poco más en el comentario—Pero no soy ningún príncipe.

—Claro que no bruto, yo solo dije que salvarías a la princesa—NamJoon empujó a JungKook fuera de la habitación para ir en busca de JiMin.

• • •

JiMin comenzaba a sentirse acalorado, y casi necesitado de algo. El sujeto extraño le había dado unas pastillas de colores bastante extrañas hace una media hora, y parecía que comenzaban a surtir efecto.

JiMin notaba que algo crecía dentro de él, y también en medio de sus piernas.

—Me pone tanto verte así...—dijo el sujeto mientras miraba a JiMin revolverse en la cama con problemas—Pronto te ayudaré con eso pequeño...

El sujeto se acercó a JiMin, agarró su cuello para verle directo a los ojos. El rubio se asustó.

—Serás mío, JungKook ya no cabrá en tu vida y su pene ya será muy poco para ti después de que te pruebes solo la punta del mío—el extraño lamió los labios de JiMin antes de soltarle del cuello y salir de la habitación nuevamente.

JiMin sentía unas ganas horribles de vomitar por aquel comentario tan desagradable. JiMin no solía sentirse atraído hacia lobos omegas, y aquel especialmente era el que menos era de su agrado. El solo echo de pensar que ese horrible hombre le iba a tocar como no debía, le hundía el corazón en un miedo horrible.

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My Boy ; KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora