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-Hola Lance.

-Eh, Keith.

-¿Como estás? - el coreano de sentó a su lado, al lado de la camilla.

-Relativamente bien. -suspiró y apoyó su cabeza en el almohadón. -Necesitaba que vinieras ya.

-¿Tanto me echas de menos? -murmuró el coreano, sonriendo. Buscó su mano con la mirada, y cuando la vió, la acarició con la yema de sus dedos. Lance se sobresaltó. -Soy yo, soy yo. Tranquilo.

- Si, si te echo de menos. -suspiró y cerró sus ojos. -Quiero irme a casa.

-No puedes Lance. No ahora.

-Estoy harto tío, estoy harto de estar aquí encerrado.

- Lance no estás aún en totales condiciones para coger e irte. Te falta un poco más.

-Estoy cansado. Mucho. - Lance apretó el agarre de su mano. Keith tragó saliva.

-Todo saldrá bien. Ya verás. -entró una doctora y le pidió a Keith salir. La doctora salió junto a él.

-Tiene un ojo incapaz de continuar sus tareas.

-O sea... - Keith tenía la voz suave, y no por estar tranquilo. Por estar oyendo lo que estaba oyendo.

- Se ha quedado ciego de un ojo. Y tal vez consiga ceguera total y no parcial.

Lance días atrás había sacrificado su cara y había recibido un golpe y un arañazo en un ojo. Os imagináis la escena.
Keith negando, incrédulo y angustiado. Corrió hacía Lance.

-¡Lance! -corrió a socorrer al chico.

-¡No veo, no veo Keith no veo, ayuda por favor! - se tapaba el ojo. Le sangraba, mucho, a borbotones. Keith no podía hacer mucho más que cargarle y llevarle a un sitio seguro.

Ya había pasado una semana desde aquello.
El ojo izquierdo de Lance estaba perfilado por una amplia cicatriz que estaba curada. Si iría era de un tono gris, algo realmente extraño. Estaba ciego, totalmente ciego de ese ojo.

-Hola Lance. -Lance giró su rostro al coreano.

- Keith. -sonrió y le abrió los brazos. Keith se enterró en su cuello. -Ya me lo han dicho. -y Keith sintió su alma romperse a trozos. No lo evitó: se echó a llorar en voz bajita en su cuello. -No pasa nada. A alguien le tenía que tocar esto.

- Lance por favor no... no quiero que pases esto...

-No hay forma de retroceder Keith. -ahora el cubano lloraba por si único ojo sano. El único por poco tiempo.
Ceguera total le había dicho la doctora. Keith creyó morirse por dentro al oír eso.

Pasó una semana. Lance estaba ciego. No veía. Nada. Nada de nada.

-Hola Lance. -Lance no giró la cabeza. Sólo sonrió de una manera tan dificil, tan frágil. Nunca había sonreído asi.

- Hola Keith. -dijo tratando de no parecer un loco el mover la cabeza al lugar contrario a donde estaba. Lance llevaba una venda en la zona de los ojos.

-¿Como estás?

-Dentro de lo que se puede, bien. - Keith volvió a buscarle la mano, como aquella vez en el hospital. Lance se asustó, y supo por el agarre quien era. -Te añoro.

-Ya estoy aquí. -suspiró y besó su mano. Lance bajó su cabeza.

-Te añoro visualmente Keith.

Y Keith se preguntó que por qué, por qué le tuvo que pasar eso a él y no a otra persona. Por qué a Lance y no a él mismo. Prefería eso antes a ver a aquel chico imparable en una camilla ciego.

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[💜 Nota de la autora porque puede y porque quiere oír a los lectores(?) :
Si queréis segundas partes de algún One Shot de los publicados, comentarlo y lo tendreis.
Si tenéis alguna idea que os hace ilusión, comentarla y se pondrá en marcha.  💜 ]

klance «One Shots» [Voltron]Where stories live. Discover now