CAPITULO 5.

20.9K 1.4K 72
                                    


-Alpha.- saludé entrando a mi oficina.

-Alpha Elena.- se levantó del sillón para hacer una reverencia.- No la recordaba tan hermosa.- dijo mirándome de arriba abajo.

- Quería hablarle de negocios Alpha.- contestó acercándose a mi.

-Lo escucho. Una de mis omegas me dijo que tenía una oferta.

-Así es.- contestó.

Me quite la gabardina y me recargue sobre el escritorio esperando a que hablara.

-Ambos somos lideres de manadas muy importantes para nuestra especie.- empezó a caminar a lo largo de la estancia atrapando mi atención. Era un hombre alto, mas del uno ochenta, tenia espalda ancha y parecía dedicar mas de dos horas diarias al gimnasio, su ropa y peinado lucían impecables. Sus ojos color violeta no dejaban de mirarme.- Un matrimonio entre nosotros nos favorecería de una manera increíble. Un Alpha como yo con una Luna como tu...imagina lo que podríamos lograr.- Sus ojos parecieron brillar ante sus palabras.- Además nuestro linaje se vería fortalecido.

-Esa es su oferta?.- pregunté con una sonrisa.

-Si.- contestó mirándome.- Tendrá todo lo que pueda desear, incluso mas.

-El dinero no es problema para mi Alpha Liam.- me sentí ofendida.- Y el matrimonio no es algo que esté buscando en este momento.

-Y que es lo que busca Alpha Elena?.- se acercó a mí, cortando peligrosamente la distancia entre nosotros.

-Su Lobo nos quiere Elena.- escuché a Hazel hablar.

Lo miré de arriba abajo, quizás un acostón con el no estaría mal. Era mi tipo de hombre, pero no podría hacerlo aquí. No en la oficina de papa.

-Le aseguro que no es usted y mucho menos que sea a su lado.- contesté colocando mi mano sobre su pecho impidiendo que diera un paso mas.-Si ya terminó le pido que salga de mi oficina.- me di la media vuelta y caminé hacia la silla del escritorio.

-Aun no encuentras a tu Mate cierto? Es eso lo que buscas?

-No.- contesté.- Y no es algo que me guste hablar con extraños.

-Déjalo ir Elena. Quizás aun ni ha nacido. Vive la vida que muchos humanos incluso otros seres desean.

-Que tenga buen camino Alpha.- dije sin apartar ni un segundo mi vista de él.

Me miró incrédulo, como si no creyera lo que acabara de pasar.

-Piénsalo Elena. Mi oferta seguirá en pie.

Se abrocho el saco y salió de la estancia.

Mire mire reloj.

Marcaba las seis de la tarde con treinta minutos. Mi estómago empezó a gruñir. Tenia hambre.

Sali hacia cocina, buscando a mi hermano. Estaba sentado sobre uno de los sillones beige que adornaba la amplia sala de estar.

-Saldré a cazar. Vienes?

Me miró incrédulo por unos segundos para después asentir.

-No puedo rechazar una oferta así.- me sonrió.

Salimos hacia el bosque y poco a poco empezamos a acelerar el paso despojándonos de nuestras prendas hasta quedar en ropa interior.

-Que quieres cenar?- me preguntó corriendo a mi lado.

-Un ciervo.

-Quien gané podrá comerse el corazón.- dijo acelerando el paso dejándome atrás.

-Vamos Elena.- habló Hayzel impaciente.- Déjame salir, tengo que estirar mis patas, he estado encerrada mucho tiempo.

Deje que mi loba tomara el control de mi cuerpo. Mi piel se vio reemplazada por un pelaje tan blanco como la nieve de invierno que cubre las montañas y mis sentidos empezaron a agudizarse aun mas. Podia escuchar a las ranas del rio, incluso el movimiento de las alas de las aves que regresaban a sus nidos para dormir.

-Ya era hora.- dijo Hayzel estirando su cuerpo.

Alcance a Darius a los pocos minutos, cuando escuché unas ramas tronar delante de nosotros. Olí la brisa nocturna y relami mis colmillos. Habiamos encontrado nuestra cena.

Nos acercamos sigilosamente hacia el.

Un gran ciervo, robusto y con un pelo que brillaba con los últimos rayos del sol se encontraba a unos cuantos metros de nosotros. Sus grandes grandes astas median mas de un metro de lado a lado. Era un macho y era precioso.

Mi hermano aullo ante su impaciencia y se lanzo contra el ciervo, Sali detrás de el, dejando atrás, acercándome cada vez mas a mi presa hasta que le salte encima y mordí su cuello desgarrándolo. A los pocos segundos el ciervo ya estaba muerto.

-Te gané.- dijo Hazel moviendo la cola tocando con una de sus patas el hocico de Darius quien la miraba con cara de pocos amigos.

-Tramposa.- dijo Darius.

-Marica.- contestó la loba blanca.

Y ambos dieron inicio al festín por el que habían trabajado en equipo.


Vigo Potrev.

Llegue a Seattle al día siguiente por la mañana. Hacía frío pero no tanto como en Rusia.

-Vigo.- Me saludó uno de los amigos de mi padre que me esperaba en el aeropuerto. Era uno de los más allegados a él. Si algo le había pasado el me lo diría.

-Alan.- estreché su mano para después darle un abrazo.

-Tenia mucho tiempo que no te veía muchacho.- sonreí sin ganas.- Que serán? Diez años?.

-Si.- contesté.- Desde que me fui con mi madre a Rusia ya no regresé a Estados Unidos hasta el día de hoy.

Ninguno de los dos dijo una palabra en el trayecto hacia el auto. Incluso cuando nos empezábamos a acercar a la comunidad.

-Que debo saber Alan?.- rompi el silencio.- Mejor dicho que es lo que me puedes decir?

Bajo la velocidad y me miro de reojo suspirando.

-Lo lamento tanto Vigo.- se quebró su voz.- A tu padre lo mataron el día de ayer por la mañana.

-Quien?.- pregunté ignorando el vacío que crecía en mi pecho.

Llegamos a la que antes era la comunidad. Habia hombres de la ciudad de Alan alrededor del territorio. Todo estaba destrozado. Cuerpos mutilados, sangre, viseras adornaban las casas y el pasto de lo que antes había sido mi hogar.

-Que pasó aquí?.- grité.

-Explícame Alan.- lo tomé por el cuello de su chamarra. Sentia mi cabeza estallar.

-Los mordieron.- sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas mientras hablaba nervioso.- Mordieron a tu padre y a algunos hombres convirtiéndolos en hombres lobo. Pero no eran como los demas.- hizo una pausa.- Eran malos Vigo. No mataban para comer, si no por el simple placer de asesinar.

-Eso es imposible.- dije negando con la cabeza.

-No Vigo.- contesto con desesperación.- Es real. Uno de los sobrevivientes salio de aquí y se dirigio a nuestra comunidad y eso fue lo primero que dijo. Fue por el que supimos lo que pasó.

-Les dijo quien fue?.- pregunté dándole la espalda, apretando mis puños hasta no sentirlos mas.

-Si.

-Quien fue Alan?¿Quien mató a mi Padre y a toda la comunidad?

-Fue Elena Samaras.- se notaba su enojo al pronunciar ese nombre.- Es la nueva perra Alpha de la manada Luna Llena.

-Elena Samaras.- pensé.- Procurare escribir bien tu nombre cuando tu piel de lobo adorne mi cama al dormir.

LA ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora