CAPITULO 11

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Elena Samaras.

No supe que decirle. Me quede callada pensando en la gravedad de las cosas. Sabía que algo pasaría.

-Esto no está bien Elena.- escuche a Haysel en mi cabeza.- Algo sucede, la loba de Madre está inquieta, la puedo escuchar aullar.

-Está bien mama.- dije al final.- Te veré en la sala con el consejo.

Vigo Potrev.

Los rayos del sol penetraron mis parpados. Tape mi cara con una mano mientras que con la otra buscaba una almohada para cubrir mi rostro.

-Buenos días señor.- escuche la voz de una niña.

-Que? Pregunté con los ojos cerrados.- Que hora es?.

-Son las siete de la mañana señor.- dijo apenada.- Ya tiene que levantarse.

-Por qué?.- pregunté molesto. La cabeza me daba vueltas, me sentía como si hubiera tomado todo el Vodka de Rusia la noche anterior.

-La Alpha lo ordena señor.- respondió.

-Y no queremos hacerla enojar.- reí sentándome sobre la cama, me levante después de unos segundos y sentí su mirada a mi espalda. Gire de inmediato para verla de reojo.

-Exacto señor.- se sonrojo.

-Cuidado Omega.- escuché la voz de Elena en la puerta. Llevaba puesto un vestido blanco de manga larga que le llegaba hasta por debajo de las rodillas, se acomoda a su cuerpo de manera perfecta. Parecía un reloj de arena. Tenía el cabello suelto. Me llego un sutil aroma a naranja y pasto recién cortado.

-No deberías mirar así al Mate de tu Alpha.- dijo caminando hacia ella, sus ojos de un color negro parecían brillar con un destello amarillo. Estaba enojada.

-Tranquila Elena.- la tome por el brazo, su cuerpo parecía hervir.- Solo me pidió que me alistara porque no tardarías en llegar.

-Sal de aquí!.- grito a la chica que estaba arrinconada junto a la chimenea. Como pudo salió corriendo.

-Siempre eres así?- pregunté tomándola por la cintura, besándola en la comisura de los labios.- Buenos días mi Alpha.- salude.

-No tienes ni idea.- respondio aventándome sobre la cama, acto seguido la tenía sobre mi, oliendo la piel de mi cuello.

-Tu olor es tan embriagante.- gruñó.- Puedo olerte a kilómetros.- gimió.- No sabes lo difícil que es para mi aun no reclamarte como mio.

-Hazlo.- conteste tomándola de la cintura girando sobre la cama para colocarme encima de ella.- No te contengas.- le susurre al oído mientras tomaba sus manos para colocarlas encima de su cabeza, y alzaba lentamente su vestido hasta llegar a su muslo. Susurró mi nombre. Todo mi cuerpo despertó por completo. De pronto la ropa me estorbaba.

Sus ojos ahora eran dorados como el oro. Estaba excitada.

-Aun no.- detuvo mi mano a la altura de su cadera.- Debo bajar con el consejo. Mi Madre está esperándome ahí. Solo vine a decirte buenos días.- sonrió besándome la punta de la nariz.

-Mi presentación?.- pregunte liberándola.

-Si.- respondió.

-Puedo ir contigo?.- pregunté abrazándola. Recargo su frente contra mi pecho.

-No Vigo.- me abrazo por la cintura.- El consejo pide solo mi presencia, quieren hablar conmigo antes.

-Algo de que preocuparse?.- La mire a los ojos que tenían nuevamente esa tonalidad plateada.

LA ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora