CAPITULO 35

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Elena Samaras.

El choque del cuerpo de mi loba con el de Gabriel provoco tanta fuerza que todo a su alrededor voló en pedazos. Haysel iba directo a su cuello, pero con ambas manos la sostuvo del hocico impidiendo que lo mordiera.

-Tan predecible.- sonrió. Haysel sintio el impacto del puño del vampiro sobre su cara, tirándola sobre el piso, y aun así su cuerpo se deslizo varios metros.

Haysel se levanto de inmediato atacando de nuevo. Gabriel echo a correr hacia la pared de la chimenea, lo tomo de una pierna jalándolo hacia ella. El vampiro grito de dolor, hizo un esfuerzo por alcanzar la cabeza de Haysel con sus garras, la loba sintio sus largas uñas clavarse en su hocico, pero no hizo que disminuyera la fuerza de su mordida, al contrario, volvió a morder sobre la herida ya abierta empeorando el dolor. Haysel sacudió el hocico desgarrando la asquerosa pierna del anciano.

El vampiro grito rabioso, junto ambas manos haciendo un puño y lo dejo caer sobre su cabeza, la loba sintió un dolor agudo que empezaba en la nuca, bajando por el cuello, atravesando la columna, terminando en su cadera.

Haysel solto su pierna, Gabriel camino a cuatro patas hacia la pared, la escalo con la facilidad de una araña.

Mi loba lamio sus colmillos limpiando el resto de la sangre amarga de Gabriel. El vampiro se arrincono en una esquina del techo, podía ver sus ojos brillar.

La licántropa se recargo sobre sus patas traseras por un segundo, fue suficiente para tomar fuerza y correr hacia el, la velocidad hizo que Haysel lo alcanzara.

Gabriel abrazo a mi loba mientras caian hacia el piso de modo que el vampiro quedo arriba. Haysel intento levantarse, zafarse de su agarre, le estaba apretando la garganta impidiéndole respirar mientras que con la otra mano la golpeaba con tal fuerza que su cabeza empezaba a sangrar.

Crack!!

-Escuchaste eso?.- rio Gabriel.- Acabo de fracturarte el cráneo.

Gabriel Ferenc.

Coloque mi mano sobre el estomago de la hermosa loba. Clave mis uñas en el, podía sentir su piel abrirse.

-Veamos de que esta hecha una Alpha como tu.- Comencé a clavarlas mas profundo, quería verla sufrir, eso me excitaba.

Elena aullo de dolor retorciéndose bajo mi peso. Recargue con mas fuerza mi brazo sobre su garganta para que dejara de aullar.

Sus patas delanteras se movían con frenesí intentando alcanzarme.

Empece a reir con fuerza.

De pronto dejo de moverse, sus brillantes ojos rojos estaban posados sobre mi, al momento en que nuestras miradas se cruzaron la loba parecio sonreir.

Sus patas traseras se abrieron camino a mi estomago levantándome, apartándome de su estomago sangrante, con una de sus patas delanteras desgarro mi mejilla lanzándome hacia uno de mis costados.

Me levante rápidamente. Toque mi rostro. Lo único que podía sentir eran los pedazos de carne colgando.

-No pasa nada Elena.- sonreí llevando mis garras manchadas con su sangre directo a mi boca carente de labios.

Ella me miraba fijamente con el estomago aun sangrando.

-Mmmmmm.- murmure bajo, apenas audible.

Limpie con desesperación su sangre, en mis uñas, en mis dedos, en mi mano. Mi lengua pasaba una y otra vez, no quería desperdiciar ni una gota de tan delicioso manjar.

La mirada de la loba blanca no solo tenia ira en ella, también asco.

Poco a poco, la piel de mi rostro se unió de nuevo, dejándome sanar.

LA ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora