CAPITULO 15

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Elena Sámaras.

Sentí unos labios rosar mi rostro, dejando un camino de pequeños besos. El aroma a vainilla y chocolate entro a mi sistema haciéndome sentir como si pudiera volar. Su simple aroma me llevaba al éxtasis. Era él.

-Despierta.- susurro el dueño de tan cálido aliento.

Abrí mis ojos lentamente encontrándome con la mirada tierna de Vigo.

-Hola.- conteste con una sonrisa, estirando mi cuerpo.

-Tu madre te busca Elena.- beso mi frente.- Pide que bajes de inmediato.

-Fumaste?.- pregunte estornudando.- Hueles a tabaco.- fruncí el ceño. Odio ese olor.

-Si.- se levantó de la cama.- Conocí el laberinto mientras dormías.- acaricio mi brazo descubierto.- Me siento como una celebridad aquí, tu escolta no me deja ni respirar.- soltó con irritación fingida.

-Lo siento.- tome su mano.- Solo quiero cuidarte.- Entrelace mis dedos con los suyos.- No quiero que otra vez estés solo en el bosque.- guarde silencio unos segundos hasta que volví a hablar.- Si algo te llegara a pasar....- no pude terminar la frase.

-Está bien.- contesto.- Me encontré a tu hermano en el laberinto, prácticamente él fue mi guardaespaldas por un rato.

-Si?.- sonreí.- Es raro en el.- me levanté quedándome sentada en la cama con solo mi ropa interior puesta.-Hablaron? Se conocieron un poco mejor?.- pregunté

-Si.- contesto.- Incluso podría caerme bien.- una sonrisa se dibujo sobre sus labios dejándome apreciar sus perfectos dientes.

(*)

-Querías verme?.- cerré la puerta detrás de mí. Mire a mi madre, tenía puesto un largo vestido gris, llevaba el cabello suelto, se veía hermosa. No pude evitar pensar que me vería como ella dentro de unos siglos mas. Nada me honraría mas que ser como ella. Estaba sentada en uno de los sillones frente a la chimenea. Una pequeña mesita yacía frente ella, encima había una charola de oro blanco con una botella de whisky y dos vasos.

-Siéntate Elena.- ordeno mientras acomodaba las mangas de su vestido en sus muñecas.

Me acerque a tomar asiento.

-Que sucede?.- pregunté.

Sirvió alcohol en ambos vasos, ofreciéndome uno.

-"Cuando los hombres sepan de la existencia de los hijos de Licaon, Lilith y Hecate, nacerá la loba de ojos plateados, quien traerá muerte y destrucción .Dejadla hermanos! Pues en ella yace la guía de todos nosotros. Su mirada reflejara la luz del camino.

Cuando la tierra esta podrida, es necesario el fuego. Solo las cenizas serán el cimiento para un mejor comienzo"

Su mirada esmeralda estaba fija en el vaso que jugueteaba con su mano. El líquido café no dejaba de moverse de manera circular.

-Es un poema?.- rompí el silencio.

-Una profecía.- suspiro.

-Una profecía?- sonreí.- Madre... en pleno siglo XXI crees en eso?.- No podía ocultar lo divertido que me resultaba su comentario.

-Una profecía que habla sobre ti.

La sonrisa desapareció de mi rostro.

-No es cierto.- sentí mi cuerpo tensarse.- No soy la única loba con ojos asi mama. El mundo es muy grande.

-Engañate.- dijo con cierto enfado.- El mundo es mas pequeño de lo que crees...Por qué crees que tu Padre te dejo esa nota?.- hizo una mueca con los labios.- Por eso hay un traidor en la manada Elena. No es un secreto que todos desean una gota del poder que tienes. Ese traidor se llevó entre las patas a Erick.- su voz se quebró, tardo un minuto para poder hablar otra vez. Le costaba no romperse.

LA ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora