CAPITULO 31

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Hector Samaras.

-Ya esta todo listo para la presentación.- hablo Evan entrando a la habitación.

Las omegas terminaban de vestirme mientras mi madre solo observaba desde la chimenea, no miraba mi rostro. Se que aun le duele la perdida de su hija prodiga y el no haber encontrado su cuerpo lo hace aun mucho peor para ella. Casi quiero sonreir ante lo que pasara esta noche.

Asenti mirándola, esperando encontrarme con su mirada pero jamás paso.

-Si.- suspiro mi madre limpiando las lagrimas de sus ojos.

-Los demás miembros ya están aquí, mis señores.- volvió a hablar Evan.- Tenemos que bajar ya, la ceremonia empezara en unos minutos.

Una de las sirvientas quiso cambiar la mascara que cubria la mitad de mi rostro.

-Quitala y te rompo la mano.- dije tomando su muñeca con presión.

No me gusta que me vieran sin la mascara,

-Lo siento señor.- agacho la mirada para hablar.

Mi madre negó con la cabeza.

-Retirense.- ordeno tanto para las omegas como para Evan.- Dejennos solos.

Salieron sin decir palabra cerrando la puerta.

-No tienes que hablarles asi Hector.- se acerco a mi para darle los últimos toques a mi traje y corbata. – Lo que mas resalta a un rey es su humildad, no su arrogancia. Comportate como el Alpha que serás.

-Lo siento madre.- finji arrepentimiento.- No volverá a pasar, es solo que no me gusta como me mira la gente, como si fuera un monstruo.

Coloco suavemente sus manos sobre mis mejillas.

-Lo se cariño.- me miro con brillo en los ojos.- Son heridas de guerra, deberías sentirte orgulloso, fueron protegiendo a tu manada.

-Tienes razón mama.- sonreí a medias.- Eres tan sabia como generosa.

Retiro suavemente la mitad de la mascara de mi rostro, pude sentir el frio tocarme la piel. Me mire en el espejo y desee que Elena estuviera viva solo para matarla otra vez. La cuenca vacia de mi ojo izquierdo parecía ser cubierto por carne cruda, lo toque sintiendo los bordes irregulares de mi piel. Tres líneas irregulares atravesaban mi mejilla hasta la comisura de mis labios, los musculos empezaban a perder su fuerza, dando la impresión de que mi rostro se derretia.

-Era fuerte Hector.- dijo mi madre colocando la otra mascara de acero sobre mi rostro.- Esa fuerza no es normal en un hibrido, deberías estar sanando bien.

-Ven.- dije tomándola de la mano una vez que termino.- Debemos irnos.

Salimos de la habitación y Evan nos esperaba a unos metros de la puerta.

-Despues de la presentación encárgate de que los demás miembros del consejo esten presentes en la sala de juntas.- Lo mire de reojo.- Entendiste?

-Señor.- asintió.- Considerelo hecho.

-Bien. Vamos a la presentación.- intentaba con todas mis fuerzas no sonreir.- Dejemos que la manada conozca a su nuevo Alpha.

(*)

Evan se acerco al balcon para hacer mi presentación, de pronto un deja vu invadio mi mente. Elena huyendo después de su presentación justo después de la muerte de nuestro padre.

-Memorias.- pensé con una sonrisa.

-Manada.- empezó a hablar Evan.- Como muchos saben nuestra Alpha Elena cayo en el encuentro con los hibridos que hace poco atacaron nuestro territorio.- escuche llantos entre la multitud, me parecía patetico que lloraran por ella.- Nuestra Elena vivira en nuestra mente y corazones, seguirá viva entre nosotros.- suspiro.- Nuevamente la Diosa blanca nos ha mostrado su amor a nosotros al dejarnos un líder para dirigirnos.- me miro pidiendo que me acercara a el.

LA ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora