CAPITULO 9

17.3K 1.1K 36
                                    

Elena Samaras.

-Y este quién es?.- Pregunto mi hermano Héctor cuando me vio acercarme con Vigo tomándome de la cintura.

-Mi Mate.- contesté tajante.

Comenzó a reír con ganas mirándolo de arriba abajo.

-Un humano?... En serio?...Mejor dime que es tu cena.

Sentí como se erizaba la piel de mi espalda. Queria romperle el cuello en ese momento, sin embargo tuve que tranquilizarme, no podía hacer una escena en la calle, no con tantos humanos cerca.

Le dediqué una rápida mirada, pero eso fue suficiente, solo basto que sus ojos se toparan con el brillo de los míos, solo basto un vistazo a mis pupilas dilatas color plata para que entendiera. No estaba para juegos.

Agachó la mirada y asintió.

-Vámonos.- dije mirando a Vigo, quien, para mi sorpresa, estaba mirándome con una perfecta sonrisa en los labios.

Vigo Potrev.

El respeto que impone ver a Elena solo se ve superado por su belleza...y su belleza solo se ve superada por su ingenuidad. Es de risa ver cómo me defiende frente a su hermano, otro que no dudaría en subestimarme.

-Te falta tanto que aprender lobita.- pienso mientras observo su cuerpo con detenimiento. Realmente es un monumento de mujer.-Disfrutare tirármela.

-Vámonos.- dice Elena al mirarme.- Iremos a Arcadia. Ahí vivirás conmigo, como mi Mate y como futuro rey.- Dice lo último con un toque de ternura y orgullo a la vez.

Y no puedo ocultar mi felicidad. Voy directo a la cueva del lobo.

-Mi venganza acaba de empezar.- pienso mientras me subo al asiento del copiloto junto a Elena.

El auto es hermoso, sus asientos de piel color beige acentúan el color negro del BMW, haciéndolo aun más elegante. Todo el interior apesta a lujo.

-Te lastimare por lo que hiciste Elena.- pienso mientras observo su bello rostro, la luz de la luna hace que sus facciones resulten en una perfección casi imposible y sus ojos plateados al mirarme brillan de una manera hipnótica.- Sabrás cuando tu deuda este pagada.- deposito un suave beso en su mano, cerrando así mi promesa.

Elena Samaras.

El camino a Arcadia fue una tortura, a pesar de no ser una distancia larga, fue el viaje mas pesado que he hecho en toda mi vida. Sentía como Hazel quería salir, intento hacerlo mas de una vez y cada vez era mas difícil controlarla. El aroma de Vigo nos volvía locas, solo quería saltarle encima y marcarlo, me importaba poco si terminábamos chocando contra un árbol. El olor que desprendía su cuerpo, sus latidos y el aroma de su sexo me embriegaban, me deseaba tanto como yo a el. Noto mi desesperación, vio como me costaba mantener el control.

-Creo que esta haciendo calor aquí.- dijo Vigo retirándose la chaqueta, con una sonrisa traviesa en la cara, dejando al descubierto una ceñida camisa que se pegaba a su abdomen, dorso y brazos. No tenia nada que envidiarle a un hombre lobo, su cuerpo a pesar de ser humano, parecía el de un Dios.

Sentia como mis colmillos crecían, asi como mis sentidos se agudizaban. Debia marcarlo, necesitaba hacerlo.

Por suerte en ese momento pude ver las luces de Arcadia lo que me trajo de regreso y me devolvió el control casi nulo que tenía sobre mi cuerpo. Pise el acelerador, deseando que la bienvenida a mi Mate fuera breve.

Al bajar del carro, noté a Cicero y Orlando en la entrada de la mansión, quienes al ver a Vigo, tensaron su cuerpo de manera automática.

-No pasa nada.- dije cerrando la puerta del carro.- Es mi mate.- lo tome de la mano, notando las expresiones de sorpresa en varios guardias, incluidos Cicero y Orlando.

LA ALPHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora