La historia de un gran amor.Arthur y femMerlin.

Gwaine Lotsson: El fin

Capítulo 92: Gwaine Lotsson: El fin

Arthur recordó el día en que conoció bien a Merlynn. Esa chica de aspecto elfo con el pelo enredado y los ojos azules; el que no tenía idea de quién era, o su estado. A ella nunca le había importado eso realmente. Merlynn lo vio como un hombre, no como un príncipe, y él la había respetado incluso cuando ella se convirtió en su sirviente personal y permanente. Y ahora, ella ya no sería una sirvienta; en realidad, ella no había sido su sirvienta por mucho tiempo. Ella había sido su amante, su amada ... su todo. Y ahora era el día en que él haría la pregunta.

Había estado esperando años, al parecer, para esto. Arthur lo había pensado en sus sueños, sus pensamientos constantes, a pesar de que en realidad no lo había admitido sin rodeos. Nunca. Ahora era el momento. Perderla demasiadas veces lo había convencido de que tal vez era ahora que él haría esto.

Agravaine, confundida pero dispuesta, entró en las cámaras del rey. Su sobrino estaba de pie junto a la ventana, se veía bastante pensativo y calculador mientras miraba por el panel de vidrio. Estaba seguro de que nada había salido mal en Camelot, porque lo sabría; pensamientos pasaron por su mente con excusas si lo acusaban de traición.

"Tío," saludó Arthur.

"Es tarde, Arthur. ¿Qué te preocupa?" el cuestiono

"Nada. Nada en absoluto. Pero tomé una decisión y sentí que era justo informarle de inmediato. Sin embargo, siento que no me va a gustar lo que tengo que decir". Agravaine frunció el ceño. El rey respiró hondo antes de decir: "Me voy a casar con Merlynn". Estaba tan silencioso que uno podía oír a una rata estornudar desde las mazmorras. Los dos hombres se evaluaron mutuamente; Arthur desafió a su tío con los ojos, esperando su respuesta. "Eso es, si ella dice que sí".

Agravaine no lo permitiría; Se iría a Morgana casi de inmediato, si pudiera. "Señor -"

"No. Sé lo que vas a decir. 'Ella es una sirvienta. Yo soy el rey. No es lo que se hizo", comentó, cruzando los brazos sobre su pecho.

"Me temo que es un poco más serio que eso", respondió, dando un paso hacia él.

A pesar de que había decidido informar a su tío antes de la propuesta real, a Arthur realmente no le importaba la opinión de Agravaine sobre el asunto. Se casaría con Merlynn, le gustara o no. "Merlynn ha demostrado ser digna de tal título, con un valioso apoyo y asistencia en los últimos meses".

Se estaba desesperando. "No necesitas una mujer para apoyarte, señor. Soy tu abogado".

"Me temo que tienes demasiado rastrojo para ser mi esposa", le reprendió. Arthur se apoyó en su silla. "No quiero que una reina que pasa sus días flotando alrededor del castillo esté de acuerdo con cada una de mis palabras". Él sonrió débilmente. "Y Merlynn no es una mujer que esté de acuerdo con cada una de mis palabras; desafía mi opinión, piensa en lo mejor del reino y ella ..." Arthur se detuvo antes de que pudiera seguir llorando por ella. "Quiero que Merlynn sea mi reina, y quiero que la aceptes como tal".

Agravaine asintió en derrota. En el interior, elaboraba, hervía; Necesitaba llegar a Morgana.

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Agravaine se deslizó dentro. No quería alarmar a Morgana, ya que ella era propensa a atacar a ciegas cuando se sobresaltaba. Estaba dormida en su silla desvencijada junto al fuego, con un fino chal apretado alrededor de los hombros y las manos extendidas sobre su vientre. Sus ojos se suavizaron cuando la miró; tal belleza e inteligencia estaba plagada de oscuridad. Solo deseaba lo mejor para los últimos lazos con su familia.

Se acercó lentamente y, tan suavemente como pudo, le puso una mano en la espalda. Su piel estaba fría al tacto. "Mi señora -"

Morgana se quedó sin aliento y en segundos su daga se encontraba en la carne sensible de su garganta. "Será mejor que tengas una buena razón para asustarme de esa manera", dijo ella mientras trataba de calmar su corazón acelerado.