Cap. I

34.2K 537 44
                                    

Lunes, 13:47h

Sentía la cabeza estallar, "¿cuánto bebí anoche?" Mira a su alrededor... "vale, estoy en mi cama". No parece haber nadie más por allí... "bueno, pues ni tan mal". Así evitaba el momento incómodo de tener que "invitar" a alguien a marcharse con falsas promesas de volver a quedar.

Después del bolo, todos los del grupo habían decidido salir a tomar algo y la cosa se les había ido de las manos. Al girarse para intentar volver a coger el sueño, los horribles números brillantes del despertador...

- ¡Joder!, ¡¿en serio?!, no voy a llegar ni de coña.

Descartada la opción de darse una ducha y cambiarse, la mejor opción es ponerse una gran sudadera encima del top de encaje de anoche, coger el abrigo y salir corriendo.

---

14:27h

Intentando arreglar un poco el pelo revuelto y el maquillaje trasnochado, y tratando de recuperar el aliento, llama al timbre:

- ¡Natalia!, ¡ya pensé que no venías! – aquella rubia espectacular siempre le abría la puerta con una sonrisa en los labios.

- Eh... sí, perdona... la moto no arrancaba – mintió. Tampoco tenía que saberlo todo, no quería asustarla.

- Pasa, estaba practicando un poco por mi cuenta – la rubia empezó a andar hacia la habitación en la que solían dar las clases, mientras la morena levantando un poco las gafas de sol... "pues los ojos son espectaculares, pero poco se habla del culo de esta chavala".

La verdad es que llevaban poco tiempo con las clases particulares, y a pesar de haber partido de cero, la rubia tenía muy buen oído y pillaba las cosas al vuelo. Aunque justo hoy, podría haber guardado el violín y haber sacado unos bongos, que la profesora no lo habría notado.

- Natalia, ¿te encuentras bien?... ¿quieres un café? – dice otra vez con la sonrisa en los labios.

- Sí, por favor, me salvas la vida – sigue a la rubia imponente a la cocina.

- De fiesta anoche, ¿no? – a veces parecía que podía leerla sin que dijese nada.

- Bueno, la cosa... se descontroló un poco - ¿un poco?, qué valor, si ella supiera.

- Vas a tener que dejar de salir, está claro que no tienes ningún criterio – dice la rubia con una carcajada mientras se coloca el pelo detrás de la oreja.

"¿Está tonteando esta niña conmigo?, no debería y yo no debería jugarme el sueldo por esto..."

- ¿Dejar de salir?, ajam... igual lo que necesito es alguien que venga conmigo y vigile para que me porte bien, ¿no crees? – dice mostrando esa sonrisa patentada que tan buenos resultados le daba, mientras se apoyaba en la cocina al lado de su "víctima".

- ¿Necesitas una niñera? – dice la rubia bajando el volumen mientras se acerca sutilmente hacia una morena que entiende el mensaje y suelta sonriendo la taza de café en la encimera.

- No pensaba en una niñera precisamente... – susurra dispuesta a salvar los pocos centímetros que la separan de su presa.

- ¡¡¡ YA ESTOY EN CASA!!!, ¡¡¡SUBO A CAMBIARME Y PODEMOS IRNOS!!! – dice una vocecita que pasa corriendo y sube al piso de arriba saltando los escalones de dos en dos.

Del susto, Natalia había saltado a la esquina opuesta de la cocina. Una cosa era tontear con la niña y otra jugarse el pellejo.

- Tranquila, es mi hermana – y allí estaba otra vez esa sonrisa – ahora tengo que irme, pero podemos seguir hablando de tus salidas vigiladas el miércoles.

- Claro, podemos... o puedes venir esta noche a verme tocar al centro – dice sin dejar de mirarle la boca mientras caminaban hacia la puerta.

- Puede ser... déjame que me lo piense – ahora era la rubia la que parecía estar a punto de lanzarse.

- ¡¡¡YA ESTOY!!!, ¡¡¡RECHE, VAMONOS!!! – la vocecilla irritante volvió a escucharse bajando las escaleras.

- Luego hablamos – dice la rubia mientras guiña un ojo, cerrando la puerta prácticamente en la narices de su profesora – dame dos minutos que recoja, acaba de irse Natalia.

- ¿Natalia?, ¿sigue viniendo?, ¿quién lo hubiese dicho con esas pintas de niñata trasnochada.

"¿Niñata trasnochada?, vaya, se ve que no es muy fan mía" – piensa Natalia, que aún no había tenido tiempo de alejarse de la puerta. Se aleja de la casa sonriendo y pensando en la posible visita de esta noche.

Y TÚ MÁS | AlbaliaWhere stories live. Discover now