Cap. XL

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La mañana siguiente, martes, 11:36h.

Alba se despierta sintiendo el recorrido de unos labios por su cuello y unas manos en su cintura.

- Uuummm - gruñe la rubia aún sin abrir los ojos.

- Novia, te he preparado el desayuno - escucha la voz de la morena susurrar en su oído.

- ¿Novia? - pregunta Alba con una sonrisa mientras abre los ojos despacio.

- Sí, ¿no?, ¿no se hace así? - pregunta una Natalia vestida únicamente con una camiseta, que está sentada en el borde de la cama.

- Jajajaja, no, no es así - dice Alba entre risas mientras se sienta en la cama y se cubre el cuerpo desnudo con la sábana.

- ¿Churri? - pregunta de nuevo la morena, con una sonrisa en los labios, provocando las carcajadas de la rubia.

- ¡No, por Dios!

- ¿Amor?, ¿chiqui?, ¿tocinito de cielo? - continúa mientras coge por la cintura a una Alba muriendo de la risa, sábana incluida y la sienta en su regazo - ¿cachorra?, ¿parienta?, ¿media naranja?

- Puedes llamarme por mi nombre... - dice riendo la rubia.

Ante esto, ve como Natalia abre mucho los ojos, pone cara de susto y dice, mientras se toca la barbilla:

- Tu nombre... era...

- El que gritabas anoche - contesta la rubia entornando los ojos, y con una sonrisa en los labios.

- Ajam... - dice la morena buscando debajo de la sábana el cuerpo de la rubia - ... algo... algo me está viniendo... déjame ver...

Natalia aparta la sábana para descubrir una de las piernas de Alba, que coloca, con cuidado al otro lado de su cintura, dejándola a horcajadas sobre ella. Lentamente, acerca sus labios al cuello de la rubia, que ladea la cabeza, dejándose hacer. Natalia se lanza y vuelve a seguir el recorrido que ha estado haciendo durante toda la noche, disfrutando de cada centímetro de la piel que le ofrecen. Siente las manos de Alba en su cintura, tirando de su camiseta, así que levanta los brazos y se deja desnudar, su ropa interior sigue el mismo camino.

- Mucho mejor - dice la rubia, con los ojos cargados de deseo y mordiéndose el labio.

Natalia sonríe y se dirige hacia uno de sus pechos cuando siente que unas manos la empujan contra la cama, obligándola a tumbarse. Contempla la imagen de la Alba desnuda, sentada sobre ella y se le escapa un gemido de los labios. Siente el cuerpo de la rubia moviéndose lentamente sobre el suyo mientras se aferra a la tripa de la morena, que no puede evitar agarrarse a su culo y levantar las caderas siguiendo el compás que le marcan.

Esta vez es la boca de Alba la que deja escapar un gemido y acelera el ritmo de su cuerpo, sintiendo a Natalia, acompañándola en sus movimientos. La morena puede sentir la humedad entre sus cuerpos y llevada por la excitación vuelve a intentar incorporarse para besar a quien la está volviendo loca, pero siente de nuevo unas uñas en su tripa que le impiden levantarse:

- Te he dicho que no... - susurra la rubia con la voz oscurecida por el deseo.

Natalia, con una sonrisa dibujada en los labios, acepta las órdenes de una Alba que es ya casi incapaz de controlar su respiración y arquea su espalda, recorriendo el torso de la morena hasta acabar en sus pechos, que aprieta con fuerza cuando su cuerpo empieza a temblar y se deja ir. El gemido que emite la rubia en ese momento, provoca un escalofrío que recorre el cuerpo de Natalia obligándola a cerrar los ojos y contener la respiración.

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