Cap. XVI

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Sábado, 03:30h.

La fiesta estaba yendo genial, había ido todo el mundo, incluso había aparecido gente de pronto y se había unido a la fiesta. Un catering se estaba encargando de todo, así que Alba podía disfrutar de la música como una más. El grupo lo estaba dando todo, Carlos, Dave, Damion y Natalia llevaban horas sin parar de tocar. A veces invitaban a gente del público a subir: Julia había subido a cantar, Sabela a tocar el piano, incluso Miki, el amigo de Joan, había salido a bailar.

De Joan ni rastro, pero Alba había decidido que eso no le iba a amargar la noche. Estaba disfrutando muchísimo, tomando chupitos y hablando con un grupo de chicas: África, con la que había coincidido en alguna fiesta anteriormente; Noelia, una cliente habitual del club y Sabela.

- Pero madre mía, que fantasía de mujer – dice África señalando hacia el escenario.

- ¡Hola, sexi! – sonríe Sabela, que ya va un poco achispada.

Alba se vuelve y se tropieza de frente con Natalia, a la que mira de abajo a arriba, hasta que topa con sus ojos. Botas de tacón, pantalón de cuero negro, top ajustadísimo con transparencias, pelo suelto hacia delante y maquillaje oscuro... y esos ojos... intensos, que ahora la miraban directamente a ella.

- No puedes ser la única que no ha subido aún al escenario – sonríe a Alba mientras le tiende un micrófono.

- No sé, Nat, creo que he bebido demasiado... - intenta escapar Alba.

- Vamos, Albi – dice mientras se acerca a su oído y susurra – tú y yo.

La rubia no encuentra forma de negarse, porque el susurro le ha puesto los pelos de punta y porque el alcohol ha hecho que pierda toda la vergüenza. Natalia la coge de la mano, y la lleva al escenario. Cuando ya están en él, Alba reconoce los acordes de una canción que ya habían cantado alguna tarde... "Toxic", de Britney Spears.

No sabe cómo, pero acaban cantando, y bailando por todo el escenario, la gente aplaude y vitorea. Terminan abrazadas entre silbidos.

- Madre mía, jefa – susurra Natalia en su cuello.

- Estás... estás... Julia te está esperando – dice la rubia.

Natalia se retira algo más seria, Alba baja del escenario y vuelve con sus amigas.

Hace media hora que Alba ha dejado de beber, se ha sentido tremendamente pequeña cuando Natalia ha ido a buscarla para cantar. No se puede permitir bajar la guardia con ella, la morena representa todo lo que Alba rechaza en una persona: es frívola, superficial, la eterna adolescente... Levanta la vista y la encuentra en uno de los grupos, tiene a Julia colgada del brazo mientras hablan con Miki, Famous y Marta, que también lucha por su atención.

- Voy a por más cervezas al almacén – dice Alba mientras se levanta.

- ¡¡¡Cervezas!!! – grita Dave.

- ¡¡¡Te queremos, Alba!!! – grita Damion.

- ¿Necesitas ayuda? – pregunta Sabela.

- No, amor, no te preocupes – contesta Alba. En el fondo, necesitaba estar sola un rato, en silencio.

En el almacén, se sienta sobre un bidón en una esquina y, de entre unas cajas, saca un paquete de tabaco y un mechero. No es que fumase habitualmente, pero este último mes había sido una locura y a veces necesitaba despejarse allí cinco minutos. Fumarse un cigarro era sólo una excusa.

- Bueno, bueno, bueno – escucha Alba en la puerta del almacén – seño, la rubia fuma en el baño.

- Qué imbécil eres – sonríe - ¿qué haces aquí, Nat?

- Venía a ver si tenías algo más fuerte que ese cigarro – contesta sentándose a su lado.

- Pues no tengo nada más – dice soltando el humo, y ofreciéndole el cigarro a la morena – así de triste es la vida.

- Bueno, pues habrá que conformarse con lo que hay – dice dando una calada – ¿todo bien?

- Pasapalabra – contesta Alba, quitándole de nuevo el cigarro.

Veinte minutos y tres cigarros a medias después, la rubia rompe el silencio:

- ¿No tienes que volver a la fiesta con Julia?

- Julia sabe cuidarse sola – contesta Natalia algo molesta por la insistencia de la rubia en mandarla con Julia.

- No deberías dejarla sola si habéis venido junt... - dice Alba, enfadada por el tono de la morena.

- ¿Por qué no me dices lo que quieres decirme realmente, Alba? – se gira y la mira a los ojos.

- ¿Qué?, ¿qué dices? – contesta Alba.

- Dime por qué estás así, vamos – dice la morena bajando la voz y acercándose a ella.

- No sé de qué me hablas, Natalia – Alba sólo consigue sacar un pequeño hilo de voz.

- No sabes de qué te hablo... claro – Natalia baja la mirada al suelo – muy bien, Alba.

Natalia se levanta, se va hacia la puerta y dice en voz baja:

- Cobarde...

Cuando ya tiene la mano sobre el pomo, escucha a Alba levantándose también y acercándose a ella. La coge del brazo, la gira y allí está, mirándola con esos ojos enormes:

- ¿Cobarde? – le susurra.

Viendo que Natalia permanece inmóvil, Alba reúne todo el valor que le queda llegadas a este punto y pone sus manos en la cara de la morena, la atrae hacia sí, y la besa.

Y TÚ MÁS | AlbaliaWhere stories live. Discover now