Cap. XLVI

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Ese mismo día...

Natalia había pasado la mañana recogiendo la casa, que había sufrido los estragos del huracán "Albalia", de los últimos días; después de eso, había hecho la visita de rigor a casa de su hermano Santi para que Adriana pudiese darle un dibujo que le había hecho en el cole como regalo de cumpleaños. Al intentar salir de la casa la niña había empezado a llorar tan fuerte que a su tía no le había quedado más remedio que llevársela a dar un paseo, prometiendo devolverla a casa después de la merienda.

Y allí estaban las dos, delante del estudio de tatuajes de Pablo, el novio de María. Natalia había elegido unos vaqueros rotos, botas militares y una sudadera con capucha de color ocre, mientras que le había puesto a la niña otra sudadera, ésta con dibujos.

- ¡Ey!, ¿qué hacéis aún fuera? – pregunta Alba, que las sorprende girando la esquina del local.

- ¡Alba! - grita la niña, a la que Natalia lleva sentada sobre los hombros, levantando los brazos.

- No me lo puedo creer, Nat – dice la rubia mientras da un pico a Natalia - ¿por qué has traído a esta niña en vez de a Adriana?

- ¡Soy yo! – contesta ella señalándose.

- Es imposible – dice Alba rascándose la barbilla – Adri no es tan grande ni tan guapa.

- ¡Que sí, que soy yo! – grita la niña que arranca a reír cuando la rubia empieza a hacerle cosquillas.

- Anda, baja con tu tía Alba – dice Natalia, bajando a la niña de sus hombros y dejándola en brazos de la rubia - ¿y qué hacemos aquí?, si puede saberse.

- Pues verás... he pensado en hacernos un tatu por tu cumple – empieza a explicar.

- ¿Vas a tatuarte mi nombre por fin? – pregunta la morena entre risas.

- ¡Dios no! – contesta Alba, divertida ante la ocurrencia – Me dijiste una vez que querías tatuarte algo con mi letra, ¿no?

- ¿Eso dije? – sonríe de nuevo Natalia – lo que soy capaz de decir con tal de llevarme a alguien a la cama.

Tras el comentario, Alba está dispuesta a responder cuando ve a la niña mirándola fijamente, por lo que decide no hacerlo y se limita a dar un puñetazo en el hombro a la morena, que empieza a reír a carcajadas.

Tres horas y 4 sandwiches después, Alba se ha tatuado un símbolo chino en la muñeca; Natalia una frase escrita por la rubia, en las costillas y Adriana lleva los brazos enteros decorados con dibujos Disney, cortesía de su "tía" Alba.

- Me encanta primer regalo de cumpleaños – dice la morena tocándose la zona recién decorada.

- ¿Primero? – pregunta Alba, que anda distraída jugando con Adriana a no pisar las losas rojas en el suelo.

- Claro, seguro que no me vas a regalar solo esto – comenta Natalia con una sonrisa - ¿el conjunto de ropa interior lo llevas puesto ya o lo reservas para esta noche?

La rubia abre mucho los ojos, es verdad que hacía unas semanas había comprado un conjunto de lencería negra y tenía pensado estrenarlos para la fiesta de ese día, pero odiaba tener que darle la razón a Natalia.

- En realidad, la sorpresa es que no hay conjunto – contesta Alba, guiñándole un ojo.

- Em... también me sirve – responde la morena, cerrando los ojos para imaginar la escena.

- Qué cerda, Nat – protesta Alba entre risas – Adri, ¿quieres un chocolate con churros?

- Sííí – dice la niña dando saltos.

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