Cap. XLVIII

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Tres semanas después, viernes, 19:36h.

Casi todo el grupo estaba reunido en el local de Alba, Joan y ella estaban terminando de arreglar algunos contratos en el despacho mientras que el resto estaba en uno de los reservados con sofás.

- Vamos, tíos, tenemos que hacer algo grande de sorpresa, que la exposición es sólo para ella – decía Marta llamando la atención de todos.

Una galería, no tan pequeña como con las que solía trabajar, había propuesto a Alba cederle su espacio para "artistas invitados" y la rubia podría exponer allí un gran número de sus obras. Esto la había tenido en un sinvivir los últimos días, hasta que no había conseguido reunir una colección que la convenciese del todo.

- Joan, tío, ya que pasas por allí, tráete unas cervecitas, ¿no? – grita María, a Joan, que bajaba las escaleras del despacho, seguido por Alba.

- ¡A sus órdenes! – contesta él con una sonrisa.

Alba se acerca al grupo y se echa junto a Natalia.

- ¿Qué hacéis? – pregunta mientras deja varios besos en la mejilla de la morena.

- ¡¡¡Ooohhh!!! – dicen varios de ellos al contemplar la escena.

- Vamos, tíos, tenéis que dejar de hacer eso cada vez que nos acercamos – protesta la rubia con una sonrisa.

- Si es que sois tan monas que dan ganas de poneros un pisito... - las pica Dave.

- A mí lo que me dan es un morbo que lo flipas – dice María mordiéndose el labio.

- María, tía, que bruta – se ríe Natalia.

- Joder, es que imaginároslas follando, tiene que ser... - sigue la madrileña.

- ¡No, no, nada de imaginarse nada! – le regaña Alba, provocando las risas del grupo.

- Bueno, cambiemos de tema – dice Noelia.

- Sí, por favor – suspira la rubia, aliviada.

- ¿Cómo te pidió salir Natalia, Alba? – pregunta, de nuevo la malagueña.

- ¡Eso no es cambiar de tema! – se ríe la navarra.

- ¡Eh!, ¿por qué dais por hecho que me lo pidió ella a mí? – protesta la rubia, ofendida.

- ¡Fácil!, porque tú eres una cagada – contesta rápidamente Sabela y todos vuelven a reírse.

Natalia, con una sonrisa en los labios, consuela a Alba y le deja un beso en la frente:

- Tienen un poco de razón, nena – le susurra.

- ¡Oh!, pues perdonad que os diga, pero si se lo hubiese pedido yo habría sido mucho mejor que cómo lo hizo ella, que no había forma de entender si estaba hablándome en serio o me estaba vacilando – protesta la rubia, defendiéndose.

- Jajajaja, joder, Nat, ¿qué hiciste? – pregunta Damion entre risas.

La morena abre la boca para explicarse, pero Alba se la tapa y decide contarlo ella:

- Déjame a mí, que tú no lo cuentas tan horroroso como fue – dice la rubia – Resulta que llevábamos un tiempo tonteando y habíamos discutido por no sé qué. Total, que le digo que no tiene por qué darme explicaciones de nada, pero que cuando se acueste con otra gente, por lo menos, me lo diga. Y va la estúpida y me dice que yo no puedo acostarme con nadie más.

- Jajajaja, Nat, qué huevos – se ríe Carlos.

- Esperad, esperad que ahora viene lo mejor – sigue Alba – Va la tía y me dice: "no soy una experta en la materia, pero creo que lo llaman relación monógama" y luego me suelta: "¿te interesa?"

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