Cap. XLVII

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Esa misma noche...

- ¿Qué más vas a querer de regalo de cumpleaños? – pregunta Alba, con una sonrisa.

- Ven a vivir conmigo... - alcanza a decir Natalia antes de notar como alguien da un tirón de su brazo, haciéndola casi caer al suelo. Justo después, siente una mano impactando contra su cara.

- ¡¡¡Qué hija de puta eres, Natalia!!!, ¡¡¡eres una puta mentirosa!!!

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- ¡Ah, joder!, ¿pero por qué siempre a mí? – protesta Natalia que se frota la mejilla con la mano.

- ¡¿Por qué a ti?! – le responde Julia con toda la seriedad que le permiten los litros de alcohol que recorren sus venas - ¡¿por qué tienes que mentir a todo el mundo?!

Alba permanece aún inmóvil en mitad de la pista, sin saber qué hacer. Natalia levanta las manos en señal de paz, acercándose a Julia.

- Juls, vamos a calmarnos, todos hemos bebido mucho – dice con la voz tranquila, aunque ella hace rato que ha dejado de beber y ya no siente los efectos del alcohol.

- ¿A calmarnos?, ¿me dejas hacer el gilipollas babeando detrás de ti, me pones la excusa de la novia en Londres y ahora no te importa comerle la boca a ella? – Julia escupe cada una de las palabras a pocos centímetros de la cara de la morena, para luego volverse hacia Alba – y tú, ¿por qué dejas que juegue contigo?, ¿no ves que no eres más que otro capricho?

- Ey, vamos a salir a tomar el aire, Julia – dice Natalia, poniéndose entre la rubia y la gaditana – vamos a salir a hablar fuera.

- ¡No tengo nada que hablar contigo!, ¿sabes lo imbécil que me siento? – pregunta la gaditana, con los ojos inundados de lágrimas - ¿te acuestas conmigo, te piras y cuando vuelves a aparecer me vienes con esto?

Alba confusa por lo que está escuchando, retrocede un par de pasos, no entiende lo que está diciendo Julia, que ahora se abalanza sobre Natalia y la empuja. La morena coge todo el aire que puede y lo deja salir despacio:

- Bueno, ya está bien – dice, cogiendo a Julia por las muñecas para impedirle que la siga empujando – Lo siento mucho, ¿vale?, ya te dije que siento haberte hecho daño, no tenía ni idea de lo que te estaba pasando...

- Me mentiste – contesta la andaluza, ya en apenas un susurro – no hay novia, si no querías estar conmigo...

- No hay novia en Londres, Julia, es Alba... y lo de este verano no fue culpa tuya, no me fui por ti... es que... siempre ha sido Alba... - le susurra Natalia mientras se acerca a abrazarla – lo siento muchísimo, espero que puedas perdonarme.

La gaditana se deja abrazar y llora en los brazos de la morena, ante la mirada atónita de todos los que había en el local. Alba siente el peso de las miradas sobre ella y retrocede un par de pasos más.

- Tranquila, se le pasará – escucha la voz de Sabela detrás de ella – Te llevas a lo mejorcito del grupo.

- A veces no soy consciente de ello y cuando lo veo, me asusta – le contesta Alba casi hablando para ella misma.

- Siempre has sido tú, Alba – le dice la gallega al oído mientras se aleja.

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Casi tres horas más tarde...

Después de la intervención dramática de Julia, el grupo había decidido disolverse, ya que a todos se les habían pasado las ganas de fiesta. Sabela y Marta se habían ofrecido para llevar a Julia a casa y quedarse con ella esa noche. María, Pablo y alguno de los chicos se habían quedado recogiendo el local y habían dado permiso para que Alba y Natalia se fuesen a casa, imaginando que tendrían cosas de qué hablar. Nadie hizo preguntas sobre qué pasaba entre ellas.

Y TÚ MÁS | AlbaliaWhere stories live. Discover now