Cap. VI

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Una semana después, viernes, 01:30h

Natalia contó por lo menos treinta personas en casa de María y Pablo, sólo desde la entrada hasta el salón. Menos mal que no tenían vecinos porque si no ya les hubiesen echado.

- ¡Nat!, ¡has venido! – dice María mientras le echa el brazo por encima.

- Apestas a cerveza, tía, aleja esa boca de mí – protesta entre risas, mientras lucha por esquivar a María, que intenta lamerle la cara.

Tras coger una cerveza del frigorífico, en el que sólo había latas y litronas, fue a sentarse al sofá con el grupo en el que estaban los únicos a los que conocía.

- Nat, Nat – dice Carlos haciéndole un hueco a su lado - ¿conoces a todos?, mira, allí al lado de Damion está Famous, a Dave ya le conoces – Natalia levanta una ceja a modo de saludo.

- Palmera, llámame Palmera – contesta Dave mientras se abanica amaneradamente, provocando las risas de todos.

- Aquella chica de allí es África – continua Carlos, Natalia ve a una morena muy guapa y saca la mejor de sus sonrisas, "igual no había sido tan mala idea venir"- a su lado Miki, y creo que ya conoces a Joan y a Pablo.

"¿Joan?, no, por Dios, pero ¿por qué a mí?", piensa Natalia nada más cruzar la mirada con él.

- No te preocupes... Eila... Natalia, Alba no ha venido, se ha quedado en el bar, puedes estar tranquila – dice rápidamente Joan que ha visto la cara de agobio de la morena.

Tras esto, Natalia se sienta junto a Carlos y se integra con el resto. Después de un par de horas ya lleva el mismo nivel de alcohol en sangre que los demás.

- ¡Nat, Nat! – dice Pablo que se acerca con Joan - ¿tienes un minuto?, Joan quiere hablarte de algo.

- Ehm... - Natalia dirige una última mirada hacia donde está Africa, que se está comiendo la boca salvajemente con Miki – pues sí, parece que soy toda tuya – dice dirigiendo su atención de nuevo a Joan mientras se abre otra cerveza.

Después de sentarse en la mesa de la cocina, que parecía el sitio más tranquilo, Joan empezó a hablar:

- Eilan, ehm... Natalia, verás, he estado hablando con Alba estos días – Natalia se da cuenta de que sólo mencionar su nombre, un escalofrío le recorre la espalda – Creo que las cosas se fueron de madre la última vez, pero tienes que entenderla... Marina es su debilidad y...

- ¡Ey!, que yo a Marina no le hice nada – le interrumpe Natalia que está empezando a enfadarse.

- Lo sé, lo sé y en el fondo Alba también lo sabe – sigue explicando Joan – Por eso mismo Marina vive en casa, la madre de Alba no podía con ella y la mandó a Madrid con su hermana hace un año...

Natalia permaneció en silencio intentando entender cómo alguien que no levantaba casi ni medio palmo del suelo, se hacía cargo de otra persona.

- Hemos hablado de la noche que estuviste en el local, aquello fue un éxito... tienes un talento increíble y nos gustaría que volvieses, si no lo ves mal... – Joan hace una pausa esperando a que Natalia conteste.

- Ehm, mira Joan... ahora mismo no tengo la cabeza como para tomar decisiones – dice señalando la cerveza que tiene en la mano – Necesito el dinero, pero prefiero pensármelo.

- Tienes todo el tiempo del mundo – responde Joan con la mejor de sus sonrisas.

Domingo, 12:47h

Joan y Miki están jugando su típica partida de padel del domingo por la mañana, cuando suena un teléfono móvil:

- Es el mío – Joan detiene el juego – perdona un momento, estoy esperando una llamada importante.

- Claro, tío, no pasa nada – dice Miki que aprovecha para acercarse también a los bancos para beber agua.

- ¿Sí? – responde Joan al teléfono - ¡Natalia!, ¡hola!, ¿cómo estás?... ajam...claro, claro, sigue en pie... perfecto, ¿cuándo podrías empezar?... ¿el martes?, genial, genial... es perfecto... pues nos vemos el martes sobre las 21:00h... ¡un beso! – Joan sonríe al colgar el teléfono.

- ¿Natalia vuelve al club? – pregunta Miki que ha escuchado la conversación

- Sep – dice Joan sonriendo

- Y dime... ¿cómo vas a convencer a Alba de eso?

- Bueno, tío, que cortarollos – se queja Joan – los problemas de uno en uno. Vamos a terminar con esto, anda.

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