Cap.XIV

11.1K 478 30
                                    


Dos semanas después, viernes 17:30h.

Llevaban dos semanas preparando la fiesta del tercer aniversario del club, Alba no había parado quieta ni un segundo, lo que le venía muy bien para mantener la mente ocupada en cosas que no fueran su relación con Joan. Todos la estaban ayudando con los preparativos: Julia se estaba encargando del cocktail que se serviría, Natalia y su grupo de habían ofrecido para tocar durante la fiesta, incluso Sabela se estaba encargando de ponerse en contacto con todos los invitados. Todos colaboraban menos Joan, que parecía más dedicado a andar quejándose por cualquier cosa que a echar una mano.

Mañana será el gran día y Alba no quiere que falle nada.

- Alba, ¿dónde quieres esto? – dice Natalia que viene cargada con cuatro sillas desde el almacén.

- En la sala del piano, pegadas a la pared, para que haya sitio libre – contesta Alba, que está intentando colgar unos adornos.

- ¿Qué haces, Pokemon? – dice Natalia sonriendo, viendo a Alba de puntillas.

- Quiero colgar esto en el techo – contesta concentrada en colgar el adorno lo más alto posible, mientras saca la lengua – voy a por la escalera del almacén.

- No, no, no, no puedes usar esa escalera, ya tiene varios peldaños rotos – dice poniéndose en mitad del recorrido de la rubia – Vas a matarte - le dice muy seria.

- Pero quiero colgarlos más arriba – señalando la pared, en la que los adornos están a escasos metro y medio del suelo.

- La verdad es que quedan bastante ridículos – Natalia estalla en risas.

- Qué gilipollas eres, de verdad – protesta Alba, intentando aguantar sin reírse.

Natalia se pone sería y, de pronto, se acerca hasta ponerse delante de la rubia:

- No había pensado que fuese a ser así pero bueno... – dice mientras pone las manos en los hombros de Alba.

- Yo, yo, yo... Nat – dice la rubia con los ojos como platos.

Pero ya es demasiado tarde, Natalia le ha dado la vuelta, se ha agachado y ahora tiene a Alba sentada sobre sus hombros.

- ¡Nat! – dice mientras intenta agarrarse a algo - ¡bájame!

- Vamos, cuélgalos un poco más altos y ya está, van a ser dos minutos – contesta la morena mientras agarra las piernas de Alba, para darle estabilidad – por lo menos que la gente no se tropiece con ellos y se dé en la cara – vuelve a reírse.

- Ayssshhh, pero qué imbécil eres – protesta Alba – anda, acércame a la pared.

Después de diez minutos, el local estaba decorado completamente. Alba cuelga el último de los adornos, está algo nerviosa, nota el calor de las manos de Natalia en sus muslos.

- "¿Pero qué haces, Alba?" – piensa – "Tanto tiempo de abstinencia me está pasando factura"

Coloca el flequillo de Natalia desde arriba, y dice:

- Bueno, ya puedes dejarme en el suelo, todo listo.

- Muy bien, dame un segundo... – contesta Natalia, que empieza a pasar una de las piernas de Alba por encima de su cabeza. Alba, que entiende que Natalia va a agacharse, echa el cuerpo hacia delante, provocando que la morena se desequilibre. Por intentar no dejar a la rubia caer, acaban las dos en el suelo - ¡Ah!, ¡joder, Alba!, te he pedido un segundo – protesta llevándose la mano a la espalda.

- ¡Ayss, Nat, perdona! – dice levantándole la camiseta para ver si se ha hecho algo – déjame ver.

Natalia se deja inspeccionar por la rubia, total, nunca hay que decir que no a que un pivón quiera meterte mano. Después de unos segundos, en los que Alba ha repasado con las manos toda la espalda de Natalia, ésta dice:

- ¿Sabes lo que estás haciendo, rubia? – se gira, y le sonríe con los ojos entornados.

- Pues la verdad es que ni idea, pero no se ve ningún hueso fuera – le sonríe Alba - ¿te encuentras bien?

- Creo que aún me duele un poco, ¿quieres revisar de nuevo? – vuelve a sonreír, mirando a Alba tan intensamente que esta no alcanza a articular palabra.

Después de lo que a Alba le parecen horas, escuchan un carraspeo.

- ¿Interrumpo? – dice Julia, que está a unos metros de ellas, cargada de bolsas.

- Eh... no, nos... nos hemos tropezado – responde Alba, rápidamente, dirigiendo su mirada hacia la puerta.

Allí está Joan, cargado de bolsas con comida. Alba se levanta y va a hablar con él.

- Anda, dame que te ayude con eso – dice Natalia a Julia mientras se pone de pie.

- Pufff, se le va a caer el pelo – apunta Julia, señalando con la mirada a Alba, que parece estar explicándole algo a Joan, quien tiene cara de enfadado.

- ¿Por qué?, si no ha hecho nada – pregunta Natalia.

- Joan es muy celoso, cuando estaban juntos, tenían muchísimos problemas cada vez que un alguien se acercaba a Alba – cuenta Julia, mientras mete en las neveras las bolsas de hielo que ha traído.

- ¿Cuándo estaban?, ¿ya no están? – Natalia intenta no parecer muy interesada.

- Que va, lo dejaron hace casi un mes, ¿no te acuerdas de la que se pilló en la fiesta de Sabe...? – Julia para en seco - ¡un momento!, yo no tendría que estar contándote todo esto, ¿por qué te lo cuento?

- Porque te gusto y soy un angelito encantador – sonríe Natalia posando como para el álbum de fotos de la comunión, y guiñándole el ojo a Julia.

- Será por eso – le contesta sonriendo - ¿has quedado con alguien para venir mañana a la fiesta?

- No, de momento no – sonríe Natalia - ¿propones algo?

- Puedes recogerme en mi casa a las 20:00h... - Julia se apoya en la barra quedando muy cerca de Natalia.

- Hecho – contesta la morena – Ahora tengo que irme, pero nos vemos mañana.

Natalia sale del club bastante confusa: "¿Por qué ha tenido Alba que ir a explicarle nada a Joan?, y más si ya no están juntos. No entiendo esa dependencia que se crea entre dos personas cuando tienen una relación... o cuando la acaban. Al final, lo mejor es no establecer lazos emocionales con nadie, así te ahorras estas tonterías".

Y TÚ MÁS | AlbaliaWhere stories live. Discover now