Cap. XXVIII

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Esa misma noche...

Alba da un par de pasos hacia la barra sin quitar la vista de esa persona, pero se para, al ver que empieza a andar hacia ella. Tiene la sensación de que alguien se ha llevado todo el aire que la rodea y necesita abrir la boca para conseguir oxígeno. Ahí está, a escaso medio metro de ella, la rubia no consigue aguantar la mirada y la baja al suelo, paralizada.

Nota como se acerca un paso más y ya no le quedan dudas, cierra los ojos mientras levanta la cabeza, aspirando su perfume. Por fin, los abre, para encontrarse con los suyos y susurrar:

- Hola...

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Natalia no contesta, tan sólo la mira a los ojos durante unos segundos, se agacha y la rodea con sus brazos, levantándola del suelo, mientras Alba se abraza a ella.

- Casi había perdido la esperanza de que vinieses... - susurra en su cuello.

- Tardé bastante en entender que era una invitación – contesta la morena, que, tras unos segundos, la deja suavemente en el suelo.

- Pensé que lo entenderías... que sabrías que te escribí por eso... - dice la rubia levantándole la máscara, mirándola a los ojos.

- Ahora soy modelo, pequeña – dice la morena sonriendo – vas a tener que ser algo más clara.

Alba le devuelve la sonrisa, busca su mano y entrelaza los dedos con los suyos.

- ¿Entonces esto significa...? – susurra Natalia mirándola a los ojos.

Sólo necesita ver como Alba asiente tímidamente para volver a cogerla en brazos, tirando de sus piernas para enroscarla a su cintura. Despacio, disfrutando de la respiración de la rubia en su cuello, se aleja de sus amigos, que aparentemente, han permanecido ajenos a la escena.

Todo está lleno de gente, pero encuentran un rincón algo más oscuro en una de las esquinas de la sala del piano. Natalia deja en el suelo a Alba, que pasa a estar prácticamente oculta entre las paredes y la enorme capa negra del disfraz de la morena, a la que coge de la cintura.

- Creo que hay algo que dejamos a medias... – susurra la rubia con una sonrisa juguetona.

Pero Natalia la sorprende, no se acerca, sólo lleva sus manos a la cara de Alba, recorriéndola suavemente con los dedos mientras la mira a los ojos: sus mejillas, su nariz, sus labios... la rubia, nerviosa, aprieta la cintura de la morena y traga a duras penas.

- Nat, vamos... - susurra.

Tras esta invitación, se agacha y la besa despacio en la mejilla, cerca de la comisura de los labios, y después, siguiendo la línea de su mandíbula... separándose cada poco para comprobar que la rubia no está sufriendo un colapso, ya que aún nota sus uñas tensas en la barriga. Recorre lentamente el brazo de Alba, hasta llegar a su cuello con una de las manos mientras que con la otra acaricia su espalda, pegándola a su cuerpo.

Alba es incapaz de entender lo que está pasando, llevaba meses pensando en este momento y nunca se lo había imaginado tan... delicado. Siente la lengua de Natalia haciendo dibujos sobre la piel de su cuello y necesita abrazarse a su cintura para que no se le doblen las piernas. Nota un pequeño mordisco en la clavícula y arquea la espalda, dejando salir un pequeño gruñido.

- Nat, por Dios... - suplica Alba.

- ¿Sí? - Natalia se separa para mirarla fijamente a los ojos y su mano empieza a jugar con el pelo de la rubia, acariciando su nuca.

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