¡Noche de películas!

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La cena al principio fue algo incómoda, sobre todo por el hijo de la familia Kim quien parecía no dejar de gruñir, sin embargo, tras algunas advertencias y chistes malos de parte del médico todo continuó sin inconvenientes. Un ambiente relajado siguió aun luego de recoger la mesa y limpiar todo.

Los tres pequeños optaron por hacer las pases -una vez más- y subir hasta el cuarto de Taehyung para ver una película. Al no ponerse de acuerdo, pusieron una al azar y terminó por ser un drama romántico, al final, el único concentrado en la película era el rubio. Kim se había quedado dormido a los quince minutos que el filme había iniciado y Jeongguk, luego de acostar como correspondía a su amigo en la cama, se sentó al lado del minino apoyando su cabeza en el hombro ajeno sólo para embriagarse con el dulce aroma de éste.

No lo culpen olía tan delicioso aun cuando era un aroma leve, opacado por esa asquerosa lavanda que desprendía su ropa, quizás si lo desnudaba podría sentir por completo el olor del gatito. Las orejas blanquecinas del chico se elevaron mientras se apegaba más al cuerpo bajito a su lado.

–Jimin. – Susurró con una voz grave.

Park sobresaltó al escuchar al conejo, sus mejillas se colorearon al instante y un extraño nerviosismo se situó en su cuerpo.

–¿Qué pasa, Jungkook? – Cuestionó fijando sus luceros en la pantalla, esperando que su ansiedad no se notase a pesar de que la punta de su colita se movía de un lado hacia el otro.

–Kookie. –

–¿Eh?—Sin entender a qué se refería, volteó su rostro para dar con las bellas facciones ajenas.

–Dime Kookie. –

–Koo-Kookie. – En un hilo de voz, mordió su labio inferior para intentar apartarse un poco, se encontraban demasiado cerca para el bienestar de su corazón. --¿Pa-pasa algo, Kookie?—

–Hueles tan bien. – Aspirando a ojos cerrados, sonrió con amplitud para lamer su labio superior. – Quiero comerte. –

–N-No... ¿qué dices, Kookie? Sólo es lavanda. – El felino se sentía intimidado. Apoyó ambas manos en el suelo e intentó arrastrarse un poco hacia atrás, su cuerpo reaccionaba como si se tratase de un depredador ¡pero sólo era un conejo!

–Déjame darte una probadita, Jiminssi. – Sus comisuras se mantuvieron elevadas y en un acto rápido recostó al minino en el suelo y quedó sobre él, tomándolo por las muñecas para inmovilizarlo. –Shh... no querrás que Taehyung despierte, ¿verdad? –

Jimin nunca se había sentido de esa manera, cada lugar donde el castaño rozaba su piel ardía, su respiración se volvió errática.

–Koo-Kookie... por favor. – Un suave ronroneo se le escapó al instante en que sus orejas bajaban, realmente estaba indefenso.

–Te gustará. – Aseguró acercando su rostro al lechoso cuello ajeno, por supuesto del lado contrario al que había mordido anteriormente ya que allí yacía una jodida gasa que ocultaba la marca de sus dientes.

La fría nariz del conejo acarició la piel contraria, inhalando la fragancia que tanto apetito le abría, ya hasta sentía que salivaba. –Ah...Minnie. – Se le escapó aquello antes de que sus labios comenzasen a dar pequeños besos en el cuello del rubio, aunque no tardó en sacar su lengua, saboreando la tersura, maravillándose con el sabor del gatito. ¿Era posible que supiese aún mejor de lo que olía? Sí.

Jeongguk se sentía en el paraíso y por ello sólo pudo continuar besando y mordiendo con levedad al pobre Chimmy. Succiones leves hicieron que la porcelana epidermis del chico se tiñera de un potente carmesí e inclusive un ligero violáceo.

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora