Malestares

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El día había pasado bastante más rápido de lo que Hoseok hubiese esperado y decir que estaba agotado era poco. Su mal humor era casi palpable, saliendo de su oficina con el ceño fruncido, sin intenciones de mostrar lo contrario. ¿Por qué tendría que seguir fingiendo en todo caso? Suficiente había tenido con el montaje de los medios durante la mañana, ya no tenía que impresionar a nadie más.

Era tarde y la gran mayoría de los empleados había dejado el edificio, sin embargo, eso no significó que haya pasado inadvertido, siendo el motivo de los murmullos constantes de los colaboradores, que ya sea por admiración, interés o meramente envidia continuaban creando especulaciones y comentarios innecesarios. El pelirrojo bufó, ya no estaba en edad para eso.

No detuvo sus pasos, muy por el contrario, procuró apresurarse hasta el estacionamiento para ir por su nuevo automóvil, ingresando para regresar a su departamento, a su hogar. La pura palabra le había devuelto la mueca de felicidad a medida que se adentraba en la carretera. Haciendo recuerdo de su nota mental, desvió un poco el camino para dirigirse hasta una tienda de conveniencia, debía llevarle algo de comer a su gatito. Podía asegurar que su híbrido se había portado bien, era día de premiarlo.


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Podía ser la falta de sueño, el hecho de no haberse alimentado en todo el día o la insistencia de exhalar con fuerza contra la ventana para poder comunicarse con la castaña del otro edificio, quizás hasta una mezcla de las tres, pero sea como sea, el rubio sentía que todo le daba vueltas.

"Debo irme." Escribió el minino, dedicándole una sonrisa cansada a la chica quien se despidió agitando ambas manos con alegría al momento en que gesticulaba un sencillo nos vemos mañana, a pesar de que, nuevamente, Jimin no tenía idea de cómo leer los labios.

Su tarde había sido productiva, no iba a negarlo, y es que aun cuando no haya salido de su habitación en lo más mínimo, el haber tenido una especie de contacto con alguien más lo había llenado internamente. Quería tener amigos, quería dejar de sentirse solo, definitivamente Chimmy no podría acostumbrarse nuevamente a encerrar su alma.

Una sonrisa leve se dibujó en sus labios, mientras caminaba con dificultad hacia el pasillo, tal vez una ducha lo refrescaría lo suficiente hasta que su hyung regresara. O quizás no. Todo en el departamento le daba vueltas al calicó, obligándolo a apoyarse en las paredes con tal de no dar con el suelo.

¿Qué era esa opresión en el pecho? Con cuidado apoyó su espalda en la pared para poder arrastrarse por ésta hasta quedar sentado en el piso. Su respiración se volvió errática y un enorme miedo lo inundó, inconscientemente llevó su diestra hacia la marca que había dejado Jeon en su cuerpo, buscando consuelo. Quería que todo eso se acabara, estaba mareado, con terror, las lágrimas bañaban sus mejillas y el aire le faltaba. ¿Por qué Jungkook no iba por él?


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Los adultos Kim no podían evitar recordarse a sí mismos cuán complicado era ser padres de un adolescente. Vamos, que ambos estaban más que encantados con su familia, pero en situaciones como la que estaban viviendo, las dudas e inseguridades no tardaban en llegar.

–¿Y si algo le pasó, Nammie? – El médico caminaba de un lado a otro en la sala, de brazos cruzados. – No crees que se haya ido a buscar a Jungkook, ¿verdad? –

–Tranquilo, Jinnie. – El moreno suspiró y negó con suavidad. – Sólo se ha retrasado unos minutos. –

A paso tranquilo, el docente se acercó a su esposo para rodear por la cintura desde atrás, apoyando su mentón en los anchos hombros ajenos. Como por arte de magia, la ansiedad abandonó el cuerpo del mayor, quien exhaló con suavidad para asentir un par de veces, quizás su marido tenía razón, no debía exagerar, sin embargo, era casi imposible.

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora