Desesperación

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Yoongi revisó el estado de los mensajes de su teléfono, al menos podía estar un poco más tranquilo en cuanto Namjoon le dio una positiva a cuidar del conejo por un par de semanas. Arreglando sus cosas, supo que no tenía tiempo para hablar con Jeon, no tenía realmente tiempo para nada más que para lamentarse por las estúpidas decisiones que había tomado a lo largo de su joven vida. ¿En qué momento se había jodido tanto a sí mismo?

Si no se hubiese enamorado de la música, ¿estaría feliz? Quizás todo había sido culpa de su primer amor y su deseo por arraigarlo en lo más profundo de su ser, tal vez, sólo tal vez si hubiese obedecido a su madre se habría ahorrado todo el sufrimiento.

Su nariz seguía doliéndole como el infierno mas se suponía que pronto los analgésicos harían efecto, por lo que, ignorando el malestar, suspiró dirigiéndose al estudio de su hogar. Tendría que dejar cada una de las cosas que tanto esfuerzo le había costado conseguir, cada uno de los elementos que le ayudaron a sobrellevar los dolores de su juventud, los temores del día a día. Mordiendo su labio inferior pasó sus dedos por su teclado favorito, las teclas frías hicieron contraste con sus enrojecidas mejillas, las que no tardaron en humedecerse.

Un grito desgarrador salió desde su garganta, al momento en que tomaba aquel preciado instrumento y lo arrojaba de golpe hacia las pantallas conectadas. El estruendo resonó en la sala y su ira acrecentó, tomando un par de parlantes para estrellarlos contra las paredes liberando la frustración que se instauraba en su cuerpo.

–¡Maldito seas! – Ignorando los cristales de las pantallas rotas, continuó tomando parte de su estudio hasta hacer añicos todo. – ¡Maldito, Hoseok! ¡Hijo de puta! –

Su rostro humedecido y enrojecido a partes iguales, acompañaba su pesada respiración. Acababa de destruir su pasado, aquel que lo había forjado a sí mismo para someterse a un incierto futuro, uno que Jung Hoseok lo había obligado a tomar, ¿o es que Hoseok también había sido culpable de destruir su pasado? ¿Cuál había sido su real pecado, haber caído primeramente ante el pelirrojo o descubrir que le entusiasmaba más el híbrido a el propio amo? Sea como fuera, no había forma de luchar contra ello.

–Perdóname. – Susurró cayendo de rodillas en medio del desastre, incapaz de controlar sus sollozos. – Perdóname Jimin, pe-perdóname mamá...–

 No importaba la cantidad de veces que se disculpara, en el vacío de la habitación nadie le respondería. 


🐾🐾🐾🐾🐾


El pelirrojo mantenía su ceño fruncido, aun cuando anudó el condón y lo arrojó al basurero. Sin intenciones de vestirse fue directo al mini bar de aquel hotel para servirse un vaso de whisky, ignorando el pequeño ardor en su espalda producto de los rasguños.

–Si ya no soportas otra follada, vístete y vete. – Soltó sin voltearse hacia la mujer enredada entre las sábanas.

–E-Estoy cansada... ¿no puedo dormir un poco y después seguimos? –

La voz de la chica, algo rasposa luego de gemir tan alto, sólo hizo que Jung se enfureciera todavía más, dándole un largo sorbo a su bebida ámbar, sintiendo como quemaba a través de su garganta.

–Si te cansaste, vístete y lárgate de aquí. – Sentenció Hoseok con frialdad. – Te dije que quería sexo y para eso estás aquí, si no vas a cumplir con eso no tienes nada que hacer aquí. –

La muchacha entre abrió sus labios sin poder creer lo que escuchaba, ¿realmente le estaba hablando de esa manera? Bien, tampoco es que le hubiese tratado con delicadeza en primera instancia, pero suponía que sólo era porque le gustaba el sexo duro, no porque sea un real desgraciado. La rubia, frunció el ceño y cubriéndose con las sábanas fue en busca de su ropa.

El ex bailarín la miró de arriba abajo y sencillamente optó por ir a por su teléfono móvil. Mordiendo su labio inferior con fuerza, gruñó al leer el mensaje de su padre, el desgraciado se negaba a decirle de Jimin, era obvio que no se lo devolvería hasta que el jodido de Yoongi estuviese fuera del país, y eso sólo acrecentaba su frustración. ¡Jimin era suyo! ¿¡Por qué mierda se lo habían quitado!?

Dejando los mensajes de lado, fue a buscar en su agenda hasta dar con un número. Marcó y viendo de reojo a la rubia que se marchaba, caminó hacia uno de los ventanales del lugar, admirando el brillo nocturno de Seúl.

–Momo. – Pronunció en cuanto respondieron desde el otro lado de la línea. – ¿Quieres recordar los viejos tiempos? –

–Oh.—La voz de la chica sonaba algo divertida. – ¿Otra vez problemas en el paraíso? – Cuestionó.

– ¿Quieres una follada sí o no? – Preguntó sin rodeos.

–Envíame la dirección, ahora mismo iré para allá. –

–Bien. –

Colgando el teléfono, se apresuró a enviar la ubicación para esperar a la chica, una antigua compañera de cama a la que veía ocasionalmente. La fémina era demasiado liberal para el gusto de Hobi, por lo que jamás fue otra cosa que sexo, incluso, había recurrido a ella luego de que las cosas se complicaran en su pseudo relación con Yoongi.

Yoongi. Maldito Min Yoongi.

Si el jodido productor no se hubiese entrometido tanto en su vida, nada de eso estaría pasando, estaría acostado tranquilamente junto a su gatito calicó, esperando al día siguiente para impartir más clases de baile en una vida sin preocupaciones, no en un maldito y caro hotel esperado por alguien con quien compartir un poco de calor.

Frunciendo el ceño, terminó el resto de su bebida de un solo trago, sólo le quedaba esperar a que las horas avanzaran con rapidez. Esperar a que todo termine rápido y no volver a descuidar a Jimin, aunque eso significara poner cámaras en el departamento y dejarlo allí. No obstante, utilizaría los minutos de soledad para ponerse en contacto con sus odiosos primos, tal vez debería un par de favores, pero valdría la pena si podía hacer pagar a Yoongi.


I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora