Vapor y secretito

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Para Hoseok fue inevitable no fruncir el ceño y apartarse del calicó casi empujándolo.

–Apestas a Yoongi. – Porque claro que conocía el aroma de ese perfume, no podía engañarlo. – Ve a ducharte ahora mismo. – Tomando nuevamente la muñeca del felino caminó un poco adentrándose en el departamento para así dejar al menor frente a una gran puerta blanca. – Aquí está el baño, te traeré ropa nueva y nos desharemos de eso. –

El pelirrojo no tenía intenciones de conservar nada que pudiese darle ideas equivocadas al híbrido, haría lo que fuera para que olvidara la existencia de Min y el resto. Jung había estado solo mucho tiempo, por lo que cortar los lazos con los demás no era complicado, no mientras tuviese a Jimin para él, esperándolo en la comodidad de su nuevo hogar, uno del que nadie conocía, uno que no tenía fallas, uno del que no había salida.

–E-Está bien, hyung. – Decir que Jimin estaba nervioso era poco, el pobre gatito estaba aterrado y la verdad ya no sabía si tenía miedo de ser devuelto a un refugio o le asustaba más quedarse con su dueño. ¿Cuándo todo se había tornado de esa forma? Mordiendo su labio inferior, ingresó en el enorme baño, todo era blanco, todo era pulcro, todo le causaba escalofríos.

Con sus orejas bajas cerró la puerta dispuesto a ponerle seguro, sin embargo, la voz de su dueño resonó en el lugar, haciendo que su cola se erizase.

–¡Deja abierto, Jimin!—Su voz no estaba sonando amable. Tenía que hacerlo, le gustara o no.

Rápido, debía darse prisa. Desvistiéndose en tiempo récord, dejó la ropa sucia en un canasto, no obstante, una prenda en particular la dejó apartada, revolviendo entre los estantes, para poder ocultar aquella camiseta. Jimin no permitiría que se deshagan tan rápido de lo que había salido a buscar, aun cuando fuese una sencilla camiseta que con suerte y tenía un vestigio del olor del otro híbrido, no permitiría que se la quitaran.

En un rincón oscuro, ahí podía mantener a salvo su pequeña pieza de felicidad. Alzando sus comisuras en una delicada sonrisa, corrió a la ducha, cerrando la puerta de vidrio de ésta.

Sus triangulares orejas se movían, pendientes al más mínimo sonido. Hoseok se acercaba, por lo que no podía perder más tiempo. Abrió la llave del agua caliente, y su piel no tardó en enrojecer producto de la alta temperatura, no le importó, no en cuanto notó que el vapor inundaba el cuarto haciendo más complicada la visualización de su desnuda figura a través del cristal.

–Te traje toallas y algo de ropa, Chimmy. – El mayor se había adentrado en el lugar sin pudor alguno, dejando lo dicho sobre la mesada del lavamanos para evitar que se moje o algo. – Restriega bien tu cuello, no quiero sentir el olor de los Min cuando te abrace. –

–Claro, hyung. – El calicó se esforzó realmente en soportar el agua hirviendo, hasta que sintió que el tarareo alegre de su dueño se alejaba, así como el repiqueteo de sus suelas contra el piso.

Mordiendo su labio inferior con fuerza, no tardó en regular el agua para contrarrestar el exagerado calor que ya comenzaba a quemarle la piel. No tenía tiempo para preocuparse por pequeñeces, necesitaba pensar en alguna forma de hacer que su hyung recapacite y puedan volver a su hogar.

–Lavanda. – Susurró tomando el shampoo antes de comenzar a enjabonar sus doradas hebras. Si algunas cosas no cambiaban, ¿por qué algo tan importante como su vivienda sí? Ya qué, Jimin haría que todo regresase a como estaba antes, costara lo que costara. No se iba a dar por vencido.


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I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora