Comunicación

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*Maratón: 4/5*

El ambiente en el auto fue bastante ameno, si bien Jungkook internamente seguía furioso, pudo sobrellevarlo, después de todo el fin justificaba los medios, ¿no? Lo importante en aquel momento era apegarse al plan y para ello necesitaba que Yoongi no sospechara nada.

Como era de esperarse, al regresar a su hogar cada uno se encerró en su cuarto, no sin que el mayor le advirtiera que no lo molestara hasta pasado mediodía y sólo una vez que haya pedido algo de comida preparada, fuera lo que fuera, no se iba a poner exigente. Lo cierto es que después de un par de horas estaba más que seguro que su mayor ya estaría profundamente dormido, lo que le daba el tiempo suficiente de buscar alguna pista que pudiese ayudarlo con la investigación.

Moviéndose con tanto sigilo como podía, mantuvo sus largas orejas elevadas quedando atento al mínimo ruido sospechoso, no quería ser descubierto con las manos en la masa o probablemente su esfuerzo se iría directo al retrete. Mordiendo su labio inferior, Jeon revolvió en cada uno de los cajones y mesitas de la casa Min donde sabía que tenía diversas libretas y anotaciones, de seguro allí poseería algo que le pudiese servir, mas lo único que encontraba eran canciones y más canciones, composiciones y más composiciones, ¡vaya mierda! El adolescente comenzaba a frustrarse.

Más una hora y no tenía avance alguno, podía sentir a su teléfono vibrar en sus pantalones, de seguro Taehyung quería noticias o bien tenía algunas, sin embargo, no perdería valiosos segundos en averiguarlo, necesitaba un teléfono, una fotografía, una dirección, algo, por muy minúsculo que fuera. Nada, no había dado con nada. Resopló con enojo y decidió darse unos instantes para enfriar la mente. Llamó por teléfono y pidió las dos pizzas que tuviesen más ingredientes, sólo para joder al de cabellos celestes.

Jungkook volvió a meterse en su papel, por lo que poniendo los cubiertos y platos en la mesa, se distrajo lo suficiente hasta que el timbre lo sacó de su ensoñación, obligándolo a caminar hacia la habitación del dueño de casa.

– Yoongi, llegó la pizza y no tengo dinero. – Indicó golpeando la madera varias veces.

En el interior de la recámara, Min luchaba contra sus sábanas con el ceño fruncido, todavía no entendía como rayos había quedado así.

– Ya voy. – Y un par de segundos después se vio libre de aquella prisión de tela, tomando su teléfono y billetera. Antes de abrir la puerta, desbloqueó su móvil sólo para encontrarse con casi cincuenta mensajes de Zico, realmente no estaba de humor para leer todo eso, todavía necesitaba meditar muchas aristas y que tratase de presionarlo no estaba ayudando.

El mayor bufó y salió de su cuarto encontrándose con el castaño.

– Ten, iré a pagar. – Extendiéndole su teléfono apresuró el paso hacia la puerta principal, donde el repartidor ya parecía desesperarse.

¿Y Jeon? Si hubiese podido saltar de la emoción lo habría hecho. Se conformó agitando su rabo mientras memorizaba aquel número de teléfono.


🐾🐾🐾🐾🐾 


La calidez del sol que se colaba en la ventana había secado cada una de las lágrimas derramadas por el delicado felino quien había llorado hasta que le pareció que su alma se había secado. Con un suspiro cansado, permaneció frente al vidrio, contemplando el flujo de personas por más tiempo del que fuese necesario.

Su mirada se había perdido en algún punto, llevándolo al baúl de sus recuerdos, memorias horrendas que lograban erizar sus extensiones felinas, eran contrastadas por los momentos más dulces de su joven vida. Park siempre pensó que las añoranzas eran para quienes habían pasado por enormes periodos a lo largo de sus existencias, empero en aquella instancia que eso no era tan certero. No estaba viejo, ni nada parecido, a pesar de que deseaba plenamente que las cosas retornaran a unos días atrás. ¿Eso implicaría retroceder en el tiempo para no hacer estupideces? Probablemente sí, mas sólo se frenaría a sí mismo para realizar aquella escapada nocturna, ni por todo lo bueno en el planeta se arrepentiría de lo pasado junto a Jeongguk, de ser posible, reviviría ello una y otra vez.

Su cola tricolor se agitó con el sólo recuerdo de su pareja, ronroneando con suavidad mientras sus comisuras se alzaban en una sonrisa, definitivamente, Jeon era la mejor medicina, lo único capaz de curarlo en medio de su dolor.

Negó con la cabeza ante sus pensamientos, para elevar un poco la mirada, el edifico frente a él era casi tan grande como en el que se encontraba.

– ¿Eh? – Sus orejas se elevaron y su cuerpo instintivamente se apegó hacia la ventana al ver a una chica castaña con redondeadas, pequeñas y peludas orejas sobre su cabeza, ¿acaso era un hámster? De cualquier forma levantó su diestra sólo para devolverle el saludo con algo de timidez.

La chica llevaba agitando sus brazos un buen tiempo, sonriendo con amplitud en cuanto por fin tuvo la atención del calicó. Gritó, llevando sus manos alrededor de su boca recreando un megáfono, como si con aquel simple acto, las barreras estructurales y los metros de distancia no existieran. Era obvio que el rubio no entendió.

Jimin negó con su cabeza, sacudiendo sus orejas para señalarlas encogiéndose de hombros, no sabía cómo leer los labios. Rió en cuanto la chica extendió sus dos manos indicándole al gato que no se moviera. Como todo buen felino, él acató guiado por la curiosidad, ¿es que la chica quería mostrarle algo? ¿O sería que nunca se había encontrado con un híbrido de gato? Lo dudaba.

Sólo fueron unos segundos y nuevamente la chica de cabellos castaños hizo acto de presencia, levantando un cuaderno en el que se podía distinguir un "Si lloras tanto te vas a deshidratar." Sumado a un pequeño dibujo de un pollito llorando.

Profunda sorpresa y gran calidez. El gatito sonrió de manera automática, antes de ver a su alrededor, él no tenía cuadernos, quizás debería pedirle uno a Hoseok después, por ahora tendría que improvisar. Abriendo su boca, dejó que su aliento chocase con el vidrio para provocar condensación. Era algo complicado y se equivocó varias veces, empero luego de cinco intentos, pudo escribir un "Gracias por preocuparte", con las letras al revés para que pudiesen ser leídas por la muchacha.

"Soy Irene"

"Soy Jimin"

La esperanza hizo que el felino ronroneara de puro gusto, quizás no estaba tan sólo, quizás si podría salir y ser feliz.

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora