Amargas pero buenas noticias

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¿Era posible que a alguien se le acabaran las lágrimas? Luego de tantas horas llorando, Jeongguk se sentía tan vacío que probablemente había vaciado hasta la última gota de su cuerpo. Sus ojos estaban hinchados y todos los músculos de su cuerpo le dolían producto de haber estado en la misma posición por tanto tiempo. Él sólo era un adolescente que no sabía qué más hacer, todos sus esfuerzos eran en vano, al parecer no había escapatoria, ¿así se habrían sentido aquellos primeros híbridos en encontrar su pareja? Si se encontraba remotamente cerca de lo que cruzó por la mente de ellos, entonces el conejo podía entender el porqué del final trágico de su historia de amor.

Jeon mordió su labio inferior y con cuidado sacó su cabeza de entre sus rodillas, enderezando su espalda lentamente e ignorando el escozor, ¿y si todo el tiempo estuvo equivocado? Las dudas nacieron al instante en que bajó sus brazos y sus piernas se extendieron en el suelo, quedando sentado con la mirada fija en la alfombra frente a él. Quizás Jimin no era su verdadera pareja, tal vez se había precipitado y ahora estaba sufriendo sin razón aparente.

No.

Las lágrimas volvieron a bañar sus mejillas y sus largas orejas se apegaron a su castaño cabello. El dolor se volvía insoportable, sus manos viajaron hasta sus blanquecinas orejas para tomarlas con fuerza, tenía que acallar esos pensamientos horrendos. Jimin era su pareja. Jimin le pertenecía. Jimin lo amaba y estarían juntos.

El sonido de su teléfono celular resonó a su lado, sin embargo, el híbrido optó por dejar que la música continuara hasta que la llamada se cortó. Una. Dos. Cinco fueron las llamadas y el híbrido ya no pudo seguir ignorando el tono, suspirando con profundidad, secó su rostro con las mangas de la sudadera que llevaba puesta antes de tomar el aparato y contestar.

–¿Qué pasa, Tae...? – Su pregunta fue cortada por el grito desde el otro lado de la línea.

–¡Hasta que contestas, conejo estúpido! – La voz del peligris fue exagerada y notoriamente molesta. – ¡Te he llamado mil veces, rata fea! – Gruñó.

Jeon no estaba para bromas, su corazón estaba lo suficientemente herido y su cuerpo parecía estar a la par, por lo que su ceño se frunció de manera automática.

–¿Qué rayos te pasó? ¿Para qué me llamas? – El más pequeño sólo quería unos instantes para auto compadecerse, y es que, si el tigre quería un reporte de sus avances lo tendría, pero después.

–...Ya sé dónde está Jimin. –

Y Jungkook no pudo hacer más que entre abrir su boca.

–Está sufriendo, Kookie. Tenemos que ir por él. –

–La dirección. – Exigió el castaño.

– Toma un taxi y ven a mi casa ahora. Tenemos mucho que hacer. – El felino pasó por alto su petición, dando por finalizada la llamada.

Jeon sólo pudo escuchar el tono de marcado contra su oreja, no obstante, esas simples palabras fueron suficientes para que su ánimo retornase y el ardor en su espalda desapareciera. Iba a ver al calicó, costara lo que costara, no se podía rendir. Su historia de amor con el gatito había sido tan espontánea como la que era contada entre los híbridos desde siempre, sin embargo, Kook se encargaría de que no fuese tan fugaz, definitivamente no iba a tener un final trágico. 


🐾🐾🐾🐾🐾


El rubio mantenía las orejas abajo mientras veía su reflejo en el espejo de su habitación. Llevar un traje tan formal realmente no era de su gusto, los híbridos no deberían andar con ropa tan ceñida al cuerpo.

Jimin estaba incómodo, las telas eran ásperas, su colita parecía estar atrapada en aquellos pantalones de diseñador, los zapatos brillantes eran alargados y quizás demasiado estrechos para sus pequeños y rechonchos pies, aunque sin lugar a dudas lo peor de su conjunto nocturno era llevar aquella camisa blanca desabrochada en los primeros botones para que su collar verde reluciera como pieza de exhibición, pero, a fin de cuentas, eso era, ¿no? El calicó estaba seguro que no había otra razón por la cual su dueño quisiera sacarlo a comer que no fuese la de arrastrarlo como un premio, o más bien como una mascota.

La puerta de su cuarto se abrió y Hoseok se acercó con su acorazonada sonrisa, sólo para abrazarlo por detrás, rodeando su cintura y apoyando su mentón en uno de los hombros del felino con tal de verlos a ambos en el espejo.

–Nos vemos espectaculares, ¿no crees, Chimmy? –

–Mh. – La respuesta del menor no fue otra cosa que un asentimiento vago. – Ho-Hobi-hyung. –

–¿Chimmy? – El pelirrojo le respondió a modo de juego, manteniendo una mueca de alegría mientras movía sus caderas hacia los lados, obligando a su menor a hacer lo mismo en un descoordinado y soso baile improvisado.

–¿D-De verdad Chimmy tiene que ir? – Preguntó en un hilo de voz, pasando saliva con dificultad.

--Por supuesto que sí. – El ceño del ex bailarín se frunció y deshizo el abrazo para voltear al más bajo, tomándolo por la cintura con algo de fuerza. – Tienes que estar ahí, conmigo. – Sentenció. – Ya te lo dije, esto es muy importante para mi trabajo, necesito que estés a mi lado, sólo conmigo. –

Las manos de Jung tomaron las esponjosas mejillas del híbrido para que no pudiese aparatar la vista de su rostro, mostrándose implacable y con un dejo de molestia. No quería hacerlo, pero Hoseok comenzaría a castigar a Jimin si seguía cuestionándolo, él no debía hacer eso, se suponía que sólo se dejaría cuidar en silencio, se suponía que haría su mayor sueño realidad. No lo iba a abandonar ni a cambiar por nadie, y se lo haría saber esa noche, no sólo a él, sino a los demás.

Los hombros del rubio comenzaron a temblar y asintió, empuñando sus manos con disimulo para sonreír con ligereza. Su estómago se revolvía una vez más, sólo esperaba que no lo obligaran a comer nada.

–E-Está bien, hyung. – Su cola se enrollaba en su vientre y sus orejas se mantenían bajas. Park estaba aterrado, incluso más de lo que alguna vez estuvo en su infancia.

–Así me gusta. – La expresión divertida del teñido volvía y sus pulgares dieron suaves caricias en las mejillas ajenas, antes de que acercase su rostro al contrario para besar la frente del gatito. – Si te portas bien hoy, mañana podrás llamar a los Kim, ¿qué te parece, Chimmy? –

Jimin sólo pudo asentir y esperar. 

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora