Aumento de temperatura

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– ¡Chimmy! – La cantarina voz de Hoseok resonó en departamento mientras cerraba la puerta tras de sí. – ¡Chimmy, ven aquí! – Y vaya que la paciencia del pelirrojo parecía haberse acortado.

Con el ceño fruncido y un amargo sabor en su garganta, soltó las bolsas de compras en la entrada, para adentrarse en su hogar olvidando hasta el hecho de tener que sacarse los zapatos. Con premura se encaminó hacia el living, encontrando nada más que silencio, se dirigió al baño con la respiración agitada y nuevamente no había nadie, al voltear hacia el pasillo de sus habitaciones entonces lo vio.

El alivio fue momentáneo, ya que al ver a su gatito en el suelo a ojos cerrados con el rostro enrojecido y dificultad para respirar el miedo volvió a instaurarse en su cuerpo.

– ¡¿Chimmy?! – Arrodillándose en el suelo, acercó su rostro al ajeno para apegar sus frentes y cerciorarse de que se trataba de lo que sospechaba, su híbrido ardía en fiebre. – Tranquilo, ya llegó Hobi. Te pondrás mejor, te lo prometo. –

Sin recibir alguna respuesta del felino, sólo pudo pasar su zurda por detrás de las rodillas del rubio y llevar la otra a la espalda del mismo para cargarlo cual princesa, llevándolo de ésta manera hasta su propio cuarto.

Recostando al calicó sobre su cama, trató de calmarse, necesitaba pensar con la cabeza en frío o de lo contrario no sería de ayuda. Un par de segundos bastaron para que volviese hacia el baño, abriendo la llave del agua fría mientras buscaba una toalla de manos la cual mojó y estrujó lo suficiente para que conservara la temperatura baja sin que goteara. Retornando hasta el menor, dobló la prenda para colocarla sobre la frente de Park.

– Tranquilo, Chimmy. – Le susurró con genuino cariño, acariciando sus hebras doradas algo humedecidas por el sudor.

¿Sería gripe? ¿Algún tipo de alergia? La verdad es que Jung no tenía la menor idea, y es que, en general era difícil que los híbridos se enfermasen de algo muy grave, por no decir que era casi imposible, hasta donde sabía ellos tenían un sistema inmunológico demasiado fuerte. ¿Y si era alguna reacción tardía por el estrés de estar con Yoongi? ¿Y si Min le había pegado algún virus? Sus cejas se juntaron automáticamente. Ahg, no era momento de pensar en ello.

Mordiendo su labio inferior, reprimió la ira que se instauraba en su cuerpo, y dejando las maldiciones para el compositor de lado, comenzó a buscar en su closet algo de ropa holgada para cambiar a Jimin, después de todo no podía dejar que se le secara el sudor, tenía que lavarlo con agua tibia antes de volver a recostarlo con algo limpio.

Hoseok se iba a encargar de su gatito, lo cuidaría porque sólo él sabía qué era lo mejor, o eso creía.


🐾🐾🐾🐾🐾


– Ya déjate de juegos, mocoso. – Yoongi fruncía le ceño cruzándose los brazos aun cuando sabía que su café ya estaba listo.

– No estoy jugando a nada, Yoongi. –

– Si tratas de hacerte notar con alguna de esas mierdas de adolescente te digo enseguida que ya me tienes hasta... –

– ¡Que no es nada de eso, maldición! – Las orejas del conejo se apegaban a su castaña cabellera, acercando su rostro de manera inconsciente hacia su mayor, se sentía atacado, pero no se dejaría intimidar, no cuando estaba en medio de aquella importante misión. – ¡Voy a volver! –

– ¿Entonces, qué rayos? ¡Acabas de llegar a esta jodida casa y ya quieres salir otra vez! –

El menor mordía su labio inferior aguantando las ganas de mandarlo al diablo, sabía que no podía hacerlo, no si quería que todo saliese a la perfección.

– Tengo necesidades, Yoongi. – Decir aquello había sido más complicado de lo que pensó, y es que sus mejillas se ruborizaron casi al instante y le fue imposible mantener la mirada en el nombrado. ¡Se sentía realmente apenado! ¿Quién le aclaraba de esa forma a su hermano mayor que quería ir a follar? – Debo ir a comprar algunas cosas. –

El silencio se propagó por varios segundos donde el de cabellos celestes procesaba la información, bien, ya no se encontraba molesto, sino que desconcertado e incluso perturbado. No es como si el no comprase condones o lubricante, mas que Jungkook el puberto de quince años se lo dijera era sumamente incómodo.

– Bien. – Respondió finalmente, relajando su expresión para ir por su bebida amarga. – Iré a mi estudio entonces. – Dándole la espalda, tomó un sorbo de su bebida. – Trabajaré con audífonos así que lleva tu llave. – Comenzando a caminar, se aseguró de no volver a cruzar miradas. – No quiero saber cuando regreses ni nada de eso. Hace... tus cosas tranquilo. – Y sin más se marchó rápidamente.

Un largo suspiro se coló por los labios del conejo, quien todavía podía sentir sus mejillas calientes. Lo único bueno de esa embarazosa situación es que se había salido con la suya, Yoongi no lo molestaría en absoluto y probablemente no saldría de su estudio sino hasta el día siguiente.

Sintiendo la vibración de su teléfono contempló el mensaje y sonrió con superioridad, aunque aquella mueca desapareció al ver la hora, si es que no se apuraba no lograría su cometido. Un par de horas más y estaba seguro que la fase número uno estaría completa con éxito, al cerrar los ojos casi podía sentir el aroma de Jimin, casi podía sentir el calor de sus abrazos.


🐾🐾🐾🐾🐾


–Estaba pensando en pedir mis vacaciones también, Nammie. – El de hombros anchos bajó su libro en cuanto sintió como su esposo se cubría con las sábanas a su lado.

–¿Estás seguro, Jinnie? – El moreno arqueó una ceja, acomodando la almohada tras de sí. – Sabes que no es necesario, puedo ocuparme de la casa y de nuestro campeón hasta que todo vuelva a la normalidad. –

–Lo sé. – Admitió dejando su lectura en la mesita de noche. – No es que desconfíe de ti o algo así, Monnie. Es sólo que... –

El tono de voz utilizado por el mayor alertó al docente, quien se acercó a su pareja para rodear su estrecha cintura entre sus brazos, besando con suavidad su cuello.

–No te preocupes, Jinnie, ya te prometí que nuestra familia estaría bien. – Susurró contra la piel ajena. – No dejaré que nada malo le pase a Tata, ni a ti. –

El corazón del médico se aceleró, mientras un cálido sentimiento de protección lo invadía, y es que la combinación de las palabras de su compañero de vida además de sus delicados y cariñosos toques, lo derretían casi al instante. Era imposible que no confiara en las palabras de Namjoon.

–Yo sólo quiero estar aquí, Nammie. – Admitió por fin. – Por cualquier cosa. –

–Si es lo que quieres, Jinnie, no puedo detenerte. – Aumentando el agarre contra el cuerpo contrario. – Le diré a nuestro pequeño mañana en el desayuno. – Escondiendo su rostro en el cuello de su amado, sonrió ampliamente haciendo relucir sus hoyuelos.

–Mañana mismo las pedi...a-ah, Nammie, ¿qué haces? –

Y sus palabras fueron cortadas por los húmedos besos que su esposo se encargó de repartir por su cuello, era necesario dejar los problemas de lado por una noche y quizás comenzar con el panorama temprano de las vacaciones. 

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora