Nuevamente regañado

1.3K 167 13
                                    

[[ Maratón: 2/4 ]]


¿Por qué las cosas nunca podían ir como las planeaban? Casi parecía una especie de maldición. Seokjin apretaba el volante con ambas manos mientras una notoria vena se le hinchaba en el cuello, no iba a fruncir el ceño para evitar las futuras arrugas, pero estaba a punto de bajarse del automóvil para tirar las orejas de los híbridos sentados en la parte trasera del medio de transporte. Su esposo lo notó enseguida, sonriéndole con dulzura, para voltearse con lentitud.

–Niños, por favor, ya dejen de moverse y de jugar con las ventanas. –

–¡No es mi culpa, papá! – Dando respiraciones profundas trató de enfriar su rostro con el aire que entraba por la ventana. – Necesito aire.

–¡Claro que es tu culpa, maldito friki! – Jungkook empuñaba sus manos sobre la tela de sus pantalones. – ¡No tenías que haberme detenido, iba a llevarme a Jimin! –

–¡Es tu hyung, estúpida rata! –

–Chicos... – El moreno veía de reojo el perfil molesto de su marido. – No dejamos a Irene para que ustedes se peleen ahora. Lo más razonable es que pensemos qué hacer, ¿no creen? –

Los híbridos hicieron caso omiso a las palabras del mayor, continuando con aquella discusión sin sentido en la que el menor de todos recriminaba al felino por detenerlo antes de que llegase a abrazar al calicó, quien salía junto a Hoseok, entrando a la lujosa limusina, a la que por cierto seguían a una distancia prudente. Por su parte, Taehyung, insistía en que era precipitado y su corazón le dijo que aquello era lo correcto, aun cuando en el fondo sabía que no toleraría que el contrario fuera el primero en tener al rubio entre sus brazos.

El automóvil tomó una segura desviación para aparcar de golpe. Kim Seokjin estaba harto.

–Kim Taehyung y Jeon Jeongguk, se comportarán ahora o nos devolveremos. – Advirtió mirando a los menores a través del espejo retrovisor. – Soy el mayor aquí, así que me van a respetar. – Su ceño se frunció y sus brazos temblaron. – Nos estamos poniendo en un riesgo innecesario y les estaba dando en el gusto, pero si no pueden ser adultos una vez en su vida, volveremos a casa, tú Jeon irás a esperar a Yoongi y sólo nos quedaremos a esperar a que Hoseok no le haga nada a Jimin. –

Namjoon extendió una de sus manos hacia un muslo del otro Kim para acariciarlo con suavidad.

–Sólo... tranquilícense, chicos. – Dijo el moreno tratando de sonar calmado.

–Sí. – Las caricias entregadas por su pareja en cierto grado lograron relajarlo. – Dejen sus peleas para después. Si tanto quieren que lleguemos hasta Jimin, entonces guarden silencio. –

El médico respiró con profundidad, volviendo a poner el auto en marcha, buscando con la mirada el excéntrico medio de transporte de su amigo, ¿por qué viajar así en primer lugar? ¿No que detestaba lo ostentoso gracias a su padre? Todo se volvía más y más confuso.

El silencio se prolongó un poco más y los menores se veían de reojo sin saber muy bien qué hacer.

–Tae... yo...ahm. – Mordiendo su labio inferior, el conejo rascó su nuca con la mano derecha. – Déjame ser quien vaya por Jimin... después de todo, luego se quedará con tu familia. –

Y el peligris supo que, a pesar de que aquello le revolvía el estómago, no podía negarse. 


🐾🐾🐾🐾🐾


La tela de aquel traje de diseñador mantenía a Jimin en un estado continuo de intranquilidad, ni siquiera cuando por fin pudo salir de las paredes de aquel departamento se sintió satisfecho. El aire fresco golpeando sus mejillas y revolviendo con disimulo su flequillo lo hizo sonreír, quizás aquello sería lo más cerca de salir en mucho tiempo.

La mano zurda del pelirrojo tocando su espalda lo obligaba a enrollar su cola en su estómago sólo para evitar erizarse, ¡era su amo por el amor a la humanidad! Tenía que tranquilizarse a sí mismo, y verse en la obligación de recordar que era la mascota parlante de Hoseok, aquel horrendo accesorio rodeando su cuello era la prueba. Bajando sus triangulares orejas esperó a que el reluciente y caro automóvil aparcase en la entrada, mientras escuchaba la alegre tonada que Jung tarareaba como si fuese un disco rayado, ¿cuántas veces más tendría que escuchar esa canción? Ya había dejado de ser pegajosa y amigable, ahora sólo le parecía hostil y nauseabunda, ¿o sería que su estómago se estaba revolviendo una vez más?

Una brisa nuevamente los sacudió, esta vez, arrastrando un delicioso aroma. El felino levantó sus orejas tricolor, los latidos de su corazón se aceleraron, aquel embriagante olor había sacudido cada una de sus células. Jungkook estaba demasiado cerca.

¿Cómo es que el conejo había dado con él? ¿Sabía que estaba ahí o era una mera coincidencia? ¿Lo estaría buscando? ¿Le extrañaría también?

Un centenar de preguntas cruzó la mente de Park, quién inmediatamente comenzó a ronronea mirando sin disimulo en todas las direcciones. Hoseok río un poco y sólo entonces el híbrido recordó que no estaba solo.

–Sé que estás ansioso, Chimmy, pero respira. Hobi estará contigo en todo momento. – Sus acorazonados labios se curvaron en una sonrisa para que su mano se moviera acariciando la espalda del felino.

–A-Ah...sí. – Asintiendo, el rubio pasó saliva tratando de desviar sus pensamientos, no quería ilusionarse.

El chofer pronto estacionó el vehículo y se apresuró a abrir la puerta. El de cabellos rojizos dejó que pasara el felino antes para que después la puerta fuera cerrada con delicadeza, según los cálculos de Jung estaban más que perfectamente en el tiempo.

Park tembló un poco, sentándose en el otro extremo, quedando frente a su dueño. Su pecho le dolía un poco, por lo que fue inevitable que su cuerpo temblase con ligereza mientras llevaba sus manos al sector de su corazón, necesitaba respirar.

–Chimmy. – La voz del mayor lo hizo mirar. – Ya quédate tranquilo, te dije que si estás conmigo nada te pasará. – Frunciendo el ceño, Hobi se levantó para quedar al lado del rubio, pasando su brazo por detrás de éste para medio abrazarlo. – Tienes que portarte bien. –

–S-Sí... Chimmy se porta bien. – Bajando la mirada y sus orejas, el menor asintió, a pesar de que su cuerpo continuaba con un casi imperceptible estremecimiento.

–Ya deja de temblar. – Hoseok comenzaba a molestarse, el viaje no era realmente muy largo hacia su destino, por lo que tenía que llegar con su híbrido en buenas condiciones. Su mano contraria se dirigió hacia el mentón del chico para tomarlo y obligarlo a que lo mire directo a los ojos. – Si Chimmy dice que se portará bien entonces dejará de temblar. –

La expresión iracunda del ex bailarín le causó escalofríos al calicó, quien asintió y mordió su labio inferior, controlando un poco a su cuerpo. La rigidez fue inminente. La noche acababa de iniciar y Jimin lo único que quería era dormir. Dormir por siempre. 


I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora