Galletas contra palomitas

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La cena pasó sin sorpresas, ignorando el asqueroso intento de Namjoon por hacer una ensalada que terminó por ser un cóctel de frutas con lechuga y aderezo de mostaza. El ambiente fue relajado y el gatito terminó relajándose tras escuchar las anécdotas de los padres Kim, sin lugar a dudas, su mejor amigo tenía la familia más interesante que podría existir.

La estridente risa del de hombros anchos contagió a todos, a pesar de que su tercer chiste fue tan malo como los anteriores.

–Amor, creo que ya fueron suficientes chistes. – El moreno se puso de pie, sonriéndole con dulzura al amor de su vida, marcando esos hoyuelos que tanto adoraba. – Seguramente los pequeños quieren ir a jugar o ver alguna película. –

–Ay, Nammie, tu no me dejas divertirme. – Seok se quejó con falsa molestia parándose para comenzar a juntar los platos.

–Déjeme ayudarlos, señores Kim. – Como siempre, los modales del calicó eran excepcionales.

–¡Si Chimchim ayuda, yo también! – Era obvio que el tigre no iba a intentar perder sus "oportunidades". Parándose de la mesa se apresuró a levantar el plato frente al rubio pero antes de tomarlo, sus orejas se elevaron y su colita quedó rígida.

–Que niños más servi... -- Namjoon no fue capaz de terminar de alagar en cuanto vio la tensión de su hijo.

–¿Tata? – Jin se sorprendió de la misma manera, parpadeando un par de veces en cuanto los ojos del peligris se dilataron.

Jeongguk iba a contestar y entonces también lo sintió, el potente aroma que lo había hipnotizado había llegado hasta la nariz del otro felino. Instintivamente sus oscuros ojos se dilataron y su entrepierna despertó, sin embargo, procuró mantener la calma, estaban los señores Kim ¡no iba a dejar que pensaran que era un mocoso hormonal! Aunque en el fondo si lo fuera.

–Chimchim huele a postre. – Y la voz gruesa de Taehyung parecía haber bajado un par de decibeles más. Gruñendo con fuerza para acercarse al cuello de su adorado mochi, inhalando con fuerza, en el lugar donde la noche anterior estaba decorado de colores rojos y violáceos. –Hueles a galletas. –

–TaeTae... – Park tragó saliva sintiendo la cálida respiración ajena en su sensible piel. ¡Hoseok lo iba a castigar por olvidar sus pastillas otra vez!

–Chimmy...– Gruñó de nuevo, para acercar su lengua hacia el cuello ajeno, sin embargo, la gran mano de su padre Namjoon lo detuvo a medio camino.

–Suficiente muchacho. – Dijo frunciendo el ceño.

–¡No otra vez, Kim Taehyung! – Seokjin se quería morir, ¡él no le había enseñado nada de eso a su tigresito! – Ni creas que dejaré que te aparees con esta bolita de ternura! – Y no le importó haberlo gritado. Estaba colérico.

El peligris estaba siendo arrastrado por sus instintos, tanto así que ignoró por completo que era la extremidad de su amado padre quien lo acallada, dando una mordida fuerte y gruñendo mientras los mayores lo alejaban de su "presa". No fue hasta que el metálico sabor invadió su boca que volvió en sí.

–¡Papá! – Horrorizado, erizó sus extensiones felinas. --¡Lo siento, lo siento! –

Un suspiro salió de los labios del más alto para negara un par de veces y abrazara a su adoración aun cuando la sangre resbalaba por sus dedos.

–Tranquilo, campeón. –

El gatito estaba aterrado, nunca había visto a su Taetae actuar de esa manera.

–¡Perdón... pastillas! – Y antes de que algo más ocurriera, el más bajito corrió hacia la habitación del felino más grande en busca de los supresores de olor. Hobi tenía razón, debió haber ocultado su aroma natural. No volvería a cuestionar las palabras de su hyung nunca más, su hyung siempre tenía razón.

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora