Hora de la siesta

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Por primera vez en su vida, Jeongguk comprendía a esos niñatos en las películas que veía, por sentía que como adolescente su vida apestaba y deseaba mandarlos a todos lejos o al menos él escapar del asco en el que se encontraba, sólo que junto a Jimin.

Ahora no estaba seguro de si sentirse dichoso por haber logrado escuchar o furioso por lo que acababa de descubrir. ¿Cómo que Yoongi había tratado de aprovecharse de Jimin? ¿Qué lo había besado? Su sangre hervía como la lava en lo más profundo del infierno, su jodido "hermano mayor" había osado tocar a alguien mucho menor, ¡había osado tocar a su pareja! Muy bien, por ahora sólo ellos dos tenían aquel silencioso acuerdo al haberse marcado mutuamente, sin embargo, eso no le daba el derecho a Min a posar sus asquerosos labios en los esponjosos belfos del gatito.

Sus largas orejas se apegaban a la castaña cabellera del muchacho mientras se dirigía a su habitación, le hubiese gustado dar un portazo para alivianar su frustración, empero lo último que deseaba en ese instante era llamar la atención del dueño de casa.

–Vete a la mierda, Min. – Susurró tomando algo de su ropa y algunos artículos personales para guardarlos en su mochila más grande. No podía soportar seguir respirando el mismo aire que el peli celeste.

Mordiendo su labio inferior, sacó la tarjeta de crédito de emergencia que le había pasado la señora Min, así como su teléfono móvil y esperó a sentir que la puerta del cuarto del compositor se haya cerrado. Todo listo.

Se escabulló en silencio, sin importarle el cerrar la puerta principal, a esas alturas ya le daba igual. Sus dedos teclearon con rapidez un mensaje para su dueña y madre, mientras caminaba en dirección hacia la morada Jung. Yoongi se podía ir a la mierda y las amenazas de Hoseok también.


🐾🐾🐾🐾🐾


El desayuno fue silencioso, Jimin seguía sin muchos ánimos, por lo que arrastrando sus pies hacia el lavaplatos suspiró.

–Hobi-hyung... – Comenzando a fregar lo sucio, bajó sus orejas sin atrever a mirar a su dueño.

–¿Dime Chimmy? – El pelirrojo que continuaba sonriéndole, se acercó para abrazarloo por detrás, rodeándolo por la cintura. – ¿Quieres mimos? –

–M-Mh... – El felino deseaba removerse, su pecho continuaba ardiendo, ¿por qué las caricias de su dueño se sentían tan extrañas últimamente? – Me duele la cabeza, hyung. –

–Oh. – Se le escapó a Jung mientras soltaba al calicó.

–¿Podría pasarme una aspirina del cajón de allá? – El rubio miró en la dirección señalada, mientras terminaba de enjuagar la vajilla.

–Ahm. – Hoseok dudó unos segundos y luego le sonrió con amplitud. – No, yo te daré otro tipo de aspirina, ¡hará que se te pase el dolor de cabeza en un dos por tres! Sólo espérame. –

Park no lo entendía, es decir, los medicamentos siempre habían estado al alcance de ambos en aquel cajón, ¿por qué Hoseok no le había dicho que había más de un botiquín en la casa? Bueno, tampoco es como si el felino tuviese grandes dolencias o accidentes fatales, mas por precaución hubiese sido útil saber de ello. Suspirando con suavidad, el felino terminó con la limpieza, secándose las manos para retirar una botella de agua del refrigerador para poder tomar su medicamento.

–Aquí tienes Chimmy. – El bailarín llegó con su mueca de corazón para extender su mano, con un par de pastillas rosas con gris.

–Gracias, hyung. – Las píldoras eran extrañas, pues el gatito jamás había visto unas similares, ¿serían sólo para adultos o algo así? Sin darle demasiadas vueltas, asintió tomándolas, sintiendo como el agua fría resbalaba por su garganta.

–Muy bien, Chimmy, pronto te sentirás mucho mejor. – Hoseok se veía radiante y aquello causaba emociones revueltas en el estómago del híbrido.

¿Jimin estaría siendo muy exagerado con lo ocurrido el día anterior? Si el de cabellos rojizos parecía ser el mismo quizás él tendría que hacer igual, inclusive, quizás hasta había malinterpretado el accionar de Yoongi. ¿Tendría que disculparse?

–Vamos, Chimmy. Veamos una película en el sofá. – La mano de su mayor, tomó sus pequeños dedos para arrastrarlo con cierta delicadeza hasta la sala, donde lo dejó sentado en el sofá de tres cuerpos, al instante en que él revolvía entre los DVD's. – ¿Qué te parece si vemos los aristogatos? Llevamos años sin verla. –

–Mh. – El calicó asintió un par de veces, enrollando su colita en su vientre para subir sus piernas al sillón. Parecía que el haber comido mucho y su nulo descanso durante la noche lo habían agotado, su cuerpo se sentía pesado y muy frío, sus ojos comenzaban a cerrarse sin poder evitarlo. ¿Debería tomar una siesta? –Hyung... sueño... Mh. – Sus propias palabras salían con torpeza y lentitud. Hobi no se enojaría si se quedaba dormido a mitad del filme, ¿o sí?

Jung tarareaba con alegría para poner la película en reproducción antes de sentarse al lado del felino.

–Si tienes sueño puedes dormir aquí, Chimmy. – EL sonido de la introducción de la película se escuchó por todo el lugar, en tanto, él rodeó al calicó con un brazo por la cintura para acercarlo a su cuerpo. – Hobi te cuidará para que nada te pase, ¿bien? – Con su mano libre ayudó a que las delgadas piernas de su Minnie quedasen sobre sus muslos y sus mejillas regordetas contra su firme pecho en una cómoda posición para dormir.

–Mh...Chimmy...sueño. – Volvió a repetir cerrando sus ojos dejándose embriagar por el aroma de su dueño, bajando sus orejas e ignorando por completo el resonar de la animación.

–Sí, duerme, Chimmy. – Las comisuras del mayor se mantenían alzadas, mientras sus labios rozaban continuamente la dorada cabellera de su híbrido. – Hobi estará aquí cuando despiertes. – 

I'm gonna bite you [ KookMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora