38- 🌿 Té.

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Maratón 2/4

No pasó mucho para escuchar como alguien entraba apresurado a la biblioteca, alce mi vista del libro que leía y vi a Ota feliz viniendo hacia mi.

—¡Oh mi niño! — deje el libro de lado y abrí mis brazos para abrazarlo.

—¡Yuuchan! Te extrañe mucho — dijo hundiendo su cabeza en la cuna de mi cuello.

—Yo también, no pude despedirme los siento, Yuri me deja muy soñoliento pero me dijo Belén que viniste— le besé a pequeña cabeza y le acaricie el cabello, sentí como su corazón latía muy rápido.

—Iré a verte cuando me vaya ¡Siempre! Aún si estás dormido, tengo que hacerlo por Yuri chan también — dijo mientras sonreía y se alejaba de mi para sentarse a un lado mío en el gran sillón.

Él se acomodo y dejó su mochila a un lado, tenía los zapatos algo sucios, su uniforme un poco arrugado y estaba sudado, supongo que era por correr hasta aquí. En eso entra Belén sonriente con una taza de té, otra de leche y galletas.

—Ve a ducharte que vamos a tomar algo mientras está la comida ¿Vale? — Belén dejó la bandeja en la mesa frente a nosotros.

Ota no dejo pasar tiempo y feliz agarró su mochila y fue a su habitación.

—¡No te vayas a caer! — le grite al ver que volvía a correr.

—Él está siempre muy animado cuando está contigo, las demás criadas lo saben porque con ellas no es igual, de verdad no sé qué hubiera hecho el pequeño si tú no estuvieras aquí — tomo una taza y vertió té en ella, un dulce aroma a canela surgió.

— Y yo no sé qué hubiera hecho sin él, me tiene muy entretenido cuando está contigo, es como si viese mi futuro, ahora que espero a Yuri entiendo el sentimiento de cuidado, amor y protección que le surgía a mi mamá cada vez que hacía algo atrevido—

—Si... Yo tengo dos hermanas menores, no viven en Rusia, son de Chile, vivía cerca de la costa, y jugaba con ellas por las tardes, eran muy alborotadoras, fáciles de expresarse y quejarse si algo les molestaba, que pensé que todos los niños eran así pero viendo a Otabek así me hace pensar que debo ganarme su cariño sin reservas, él es dulce, tierno e inocente, el mundo donde nació... No queda otra opción, solo espero que sí pureza no se manche demasiado — ella se sentó en un sillón a parte mientras me daba un platito de galletas.

— Es verdad, pero para eso estamos nosotros, la pureza e inocente se pierden pero lo que son valores y sentido se mantiene mientras sepamos aconsejarlo, él será bueno, no veo malicia en mi poca experiencia será todo un chico malo con bonitos sentimientos — tome un sorbo y el lugar quedó en un silencio cómodo.

—Por cierto, ¿Dónde esta Guang? — No lo había visto en toda la mañana.

—Esta acostado, dice que se siente cansado y que dormiría hasta tarde, no creo que se una a nosotros en la comida, le llevaré algo más tarde para que coma— Belén respondió mientras pensaba todo, como si trazada un plan que al finalizar sonrió satisfecha.

—Muchas gracias Belén, estamos a tu cuidado — le respondí, en verdad ella es genial, a pesar de ser sólo un poco mayor que yo sabe actuar apropiadamente.

Poco después tocaron la puerta y se asomó Ota, lo invitamos a pasar. Así pasamos un momento entre pláticas de su colegio, sus tareas, preguntas y nosotros dando sus respuestas, como una hora después alguien tocó a la puerta, Belén se paró y atendió, fueron menos de un minuto y cerró la puerta de vuelta.

— La comida está servida y... El señor Nikiforov está por llegar, comerá con nosotros, podemos pasar al comedor— Mi corazón empezó a palpitar muy rápido, sería la segunda ocasión que comeríamos así, mi sonrisa no pudo ser pasada desapercibida de ella por lo que me ayudó a salir de cuarto mientras Ota se adelantaba al comedor.

—Parece que alguien está muy feliz en estos momentos —Me susurro.

Yo solo pude volverme rojo.

Después de lavarnos las manos ya estábamos en el comedor que era para más de 15 personas nos veíamos minúsculos en un exterior de esta mesa. Ota sentado a un lado mío y yo estando a un lado de la cabecera donde iría Víctor. Las chicas que servían los alimentos dejaron agua, vino, jugo con copas y vasos de vidrio, una de ellas se me quedaba viendo de reojo cada vez que tenía oportunidad y la acache varias veces haciendo lo, ella solo daba una diminuta sonrisa y seguía con lo suyo, creo que era Olga.

El reloj volvió a sonar y se escuchó como alguien caminaba hacia el comedor, alce mi vista mientras cubría bien mi vientre y se dejó ver, teniendo un traje gris y una corbata casi igual al color de sus ojos, un poco mal alineada, no traía el maletín ni la chaqueta que se había llevado por la mañana.

—Bienvenido a casa — Fueron las primeras palabras que salieron de mi y una sonrisa.

—Si... He vuelto —Respondió algo desconcertado, se veía chistoso con esos hermosos ojos algo más abiertos de lo usual.

 —Bienvenido de regreso señor Nikiforov - Ota se bajó de la silla e hizo una pequeña reverencia, yo me asombré un poco de eso, pero recuerdo que me dijo Belén ya hace tiempo que ellos de vez en cuando comían juntos y era protocolo hacer eso para la cabeza de la mansión, en este caso el líder de la mafia.

—Si, comencemos a comer —El se centró en la punta de la mesa y la comida casi al instante fue puesta en nuestros lugares y algunos panes.

—¿Has descansado bien? — pregunto Victor de la nada.

—Si, hasta que me aburrí, estuve en el jardín trasero haciendo algunas cosas— pensé de inmediato, tal vez mandando más que nada.

—¿Así es?— respondió, lo mire y pude ver algo en sus ojos, pero no pude identificar que era, tal vez ansiedad ¿Será?

—Ota, ¿Quieres jugo? — Desvíe el tema hacia el pequeño, él solo asintió con su cabeza mientras masticaba un trozo de carne bien cocida.

—Gracias- dijo al terminar de servirle.

—¿Quieres que te sirva algo Víctor? - Ahora hable con él, me miró y asintió con la cabeza.

—Jugo por favor - pidió mientras cortaba otro trozo de carne.

—¿Jugo? Yo pensé que pediría algo de vino señor Nikiforov — me burle un poco de él y él lo notó al instante.

—Lo pediría pero no quiero dar antojos — Respondió con una leve sonrisa, yo solo me sonrojo un poco cuando termine de servirle el jugo.

—Es verdad, eso sería cruel — y una risita salió de mí, yo coloque un poco de jugo en mi vaso.

Después de eso, todo salió tranquilo y terminamos nuestras comidas, de inmediato se sirvió el postre, una rebanada de pastel de fresa y chocolate.

—¡Pastel! — dijimos Ota y yo al mismo tiempo, así que ambos nos miramos y reímos divertidos.

—Veo que les gusta lo dulce — Agrego Víctor cuando estábamos más calmados.

—Oh claro que si, es uno de mis pecados más grandes, y descubrí que él y yo somos igual de glotones con esto — Tomé mi cuchara, corte un trozo del pastel y lo comí. —Delicioso ¡Mis felicitaciones al cheff! — si, fue algo dramático el asunto pero ¡Amo el pastel!

—¡Delicioso!— A un costado mio estaban Ota con su cara brillante y boca embarrada de pastel en una esquina.

—Ota, come con cuidado, te mancharas— Tomé una servilleta y le limpie la boca.

Un celular sonó, gire y era Víctor quien lo tenía en su mano, su cara se volvió sería a cómo era antes, había visto solo segundo como estaba tranquilo, era refrescante ese pequeño cambio. Él me miró casi como pidiendo permiso por lo que yo sólo le di una pequeña sonrisa y él se levantó de la mesa... "Habla" fue lo que escuche cuando él se perdía por el pasillo.

[***]

Una mini maratón, espero los guste, menos para seguír con la historia y nuevos capítulos ;)

Una Noche, Para Toda La VidaWhere stories live. Discover now