03.- El Pasar del Tiempo.

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—Perdón que interrumpa, pero ¿tú eres aquel chico no? —le cuestiono para confirmar mi duda.

—En la cafetería, como olvidarlo —afirma el.

—Sí, como olvidar que me bañaron en café caliente —bromeo un poco.

—Cómo olvidar que probablemente te confundieron con otra persona —contesta a mi intento de broma sin alguna expresión en su cara.

Me quedé en silencio, lo miré apenada, y él trató de sonreír, ¿realmente era tan serio?.

—Oh, lo siento, de verdad, no te confundí, realmente siento que te he visto antes, perdón —me sentí muy apenada.

—No te preocupes, solo bromeo —su cara era seria, ¿de verdad bromeaba?.

—Por cierto, ¿tú viste mi información ese día? Mi papelería no estaba en su orden y..

Él me miraba en silencio, y decidió interrumpirme diciendo: —Que tenga buen día señorita Stark —salió de la oficina.

Me senté en mi silla, suspiré y revisé los papeles que me dio el Sr. Bennett para Erín, me levanté y salí de las oficinas para ir con ella, al llegar me puse nerviosa pero rápidamente me dispuse a tocar su puerta, luego entré cuando me lo permitió.

—Hola —le saludé.

—Hola —contestó y volteó conmigo, al contrario de mi oficina la puerta de ella estaba a sus espaldas.

—Quería saber si podías explicarme algunas cosas, y vine a entregarte estos papeles que me entregó el Sr. Bennett para tí.

—Sí claro, solo dame unos minutos, siéntate.

Me senté, ella cerró unos pendientes muy rápido, y me sugirió con que era mejor comenzar ofreciéndome todo su apoyo.

En la hora de comida me dispuse a comer en mi lugar y así avanzar un poco, mientras comía recibí un mensaje, era de Adam.

Adam: Buenas tardes a la nueva administradora de alguna empresa en esta ciudad.

Lucia: Buenas tardes al mejor y más ridículo amigo de todo el planeta.

Adam: ¿Cómo te va en tu primer día?

Lucia: Bien, todos se han portado muy amables.

Adam: Más les vale, si no se las tendrán que ver conmigo.

Lucia: Jajajajaja calla loco.

Adam: Oye ¿a qué hora sales?.

Lucia: 5 pm

Adam: ¿Paso por tí?.

Lucia: Sí, me harías un enorme favor por eso.

Adam: Por tí lo que sea, sigue pasando buen día.

Lucia: igual tu :*

Terminé de comer y seguí trabajando, le mandé una foto a mi madre del desastre que tenían. Terminó el turno, eran ya las 5:18 pm y yo seguía concentrada con el trabajo, sonó mi celular, en la pantalla vi que era Adam, luego me di cuenta de la hora.

— ¡Oh por Dios! —tomé mis cosas y salí prácticamente corriendo sin contestar la llamada de Adam, me encontré en el patio con Erín hablando algo con Dante, los dos se me quedaron viendo—. ¡Hasta mañana! —me despedí de ellos y al salir completamente de la empresa, me encuentro a Adam afuera de su auto recargado sobre la puerta del copiloto.

—Hasta que la señorita administradora se digna a salir —menciona Adam en tono bromista.

Me río y al llegar con él golpeo ligeramente su hombro.

—Cállate —me quejo, pero feliz de ver a mi amigo.

Nos saludamos como siempre con un beso y un abrazo, al momento que nos separamos él me abrió la puerta del carro, escuché que abrieron el portón de la empresa y salió un carro blanco y vidrios polarizados, no supe si era alguno de los hijos del Sr. Bennett o él, me subí y me percaté de que ese auto se emparejó por unos segundos con el de mi amigo no veía quien era y luego avanzaron, Adam cerró mi puerta y subió para arrancar.

Él me llevó a la universidad, tomé mis clases, igual él pasó por mí, llegamos a mi casa que de hecho ya iban a dar las 10pm al parecer mi madre había salido, preparé algo de cenar y mientras cocinaba Adam llamó a Andy por video llamada, estuvimos conviviendo un poco, cenamos con mi amiga, nos acompañó un rato acabamos y él se fue.

***

En tres meses mi convivencia con Erín creció más, con todos en la empresa pero mi lazo más fuerte era con ella. Dante y yo no nos dirigíamos la palabra, ni siquiera nos decíamos "buenos días" o cosas así, además él siempre me miraba mucho y algo feo, sentía su mirada algo pesada, y a mí se me olvidó que lo conocí en alguna cafetería de la ciudad.

Con sus hermanas comencé a llevarme muy poco con una de las mellizas, ya que la otra estaba embarazada y su parto se adelantó, así que está en descanso total. La vida me era muy difícil, ir del trabajo a la universidad, y de ahí a la casa a dormir, para regresar al trabajo, pero solo necesitaba un año más así y me libraría de la escuela.



Floral Park, NY
7 de Junio, 4:30 pm
Oficinas Bennett

Estaba buscando a Erín por todos lados, necesitaba que me firmara unos papeles y no podía pasar de hoy, entré a su oficina por milésima vez, con la diferencia de que ahora estaba Dante sentado en su asiento y en otro uno de los trabajadores directos de el Sr. Bennett, pero me llamó la atención que olía un perfume de hombre delicioso, a mí me enamoran estos olores, (como aromáticos-maderoso).

—Disculpen, ¿saben dónde está Erín?

—No, también la estamos esperando —responde el trabajador desconocido

— ¿Quién trae ese perfume? —interrogo mientras inhalaba profundamente el olor, no iba a quedarme con la duda.

—Yo no traigo perfume —responde de nuevo el negociante desconocido. Tu ni me interesas.

—Yo tampoco —dice Dante a secas.

Claro que no me quedé con la duda, me acerqué a ese señor, que por cierto no me caía nada bien.

—No, tú no eres —me acerqué a Dante y olfatee, era él—, eres tú Dante ¿Qué perfume es?.

—No soy yo.

—Sí eres, dime el nombre del perfume por favor.

—No lo sé, solo lo uso y ya.

—Bueno, chécalo y me dices ¿sí? Es para un regalo —Le di una sonrisa ligera.

Salí de ahí, ahora con una sonrisa triunfante de hablarle como si nada.  Fui a otro pequeño edificio y vi salir a Erín y al Sr. Bennett, fui con ellos a resolver algo. Se dieron las 5:47pm y aún no podía irme de ahí, ya todos se habían ido, al salir me percaté de que el carro de Dante seguía aquí, pasé a la oficina de Erín, también seguía aquí y entré.

—Hola —entré y cerré la puerta detrás de mí.

—Hola, ¿ya te vas?

—Sí ya, ¿y tú? ¿Te falta mucho? ¿Quieres que te ayude en algo?

—No Lucy, muchas gracias, ya solo estoy esperando un correo —respondió Erín y se giró conmigo.

—Oye, ¿recuerdas que me quejaba mucho de cómo me ve Dante?

—Sí, ¿te dijo algo malo?—cuestiona preocupada.

—No, bueno, hoy te vine a buscar a tu oficina mil veces y la última vez él estaba aquí, sentado en tu lugar, olía delicioso su perfume, le pregunté cuál era y no supo que decirme.

Erín soltó una carcajada.

— ¿De qué te ríes? —pregunté sonriendo a causa de su risa.

—Lucía, él es muy, muuuuy vergonzoso, tal vez le dio vergüenza —contesta aún riendo.

—No creo, me contestó muy como si nada, y además no sabía que perfume es —expongo incrédula.

—No me creas entonces —dice Erin aún burlona. Yo solo suspiré.

—Me tengo que ir —le anuncio a mi compañera.

Yo estaba cerca de la puerta y antes de poder abrir la tocaron y abrieron de tajo golpeando mi antebrazo izquierdo con la perilla.

— ¡Ouch! —me quejé al sentir el golpe, sobando con mi otra mano mi antebrazo.

—¡Perdón, perdón, perdón! —se disculpa Dante entrando y quedándose a mi lado— ¿Estás bien? ¿Te golpeé muy fuerte?

Sonreí de lo apenado que él sonaba.

—Sí, est..

—Sí te golpeé muy fuerte, ¡discúlpame! —me interrumpió.

—¡Dante! —reí— estoy bien, tranquilo, no fue nada.

—¿Segura?

—Sí, segura —volví a sonreírle.

—Primero hago que te bañen de café y ahora te golpeo, lo siento —reímos juntos. Me gustaba que recordars eso, aún cuando me empeñé en olvidarlo.

—No pasa nada, pero creo no tienes buena relación con las puertas —Reí de nuevo junto con él, al recordar aquella escena en la cafetería, luego él se giró con Erín.

—Disculpe Erín, ¿me podría prestar los adornos que tiene para los cumpleaños?

—Sí Dante, claro —Erín buscó en uno de los cajones de su archivero y sacó una bolsa de tela enorme, tipo playera—, toma, aquí está todo.

Siempre que cumplía años alguien, una persona adornaba su lugar y oficina, le compraban pastel y cantaban 'Feliz Cumpleaños', pero no creí que Dante fuera a adornarle a alguien.

—Gracias.

Dante salió de la oficina de Erín,  ella comenzó a guardar sus cosas en lo que esperaba a su Uber. Yo salí junto con ella, iba hacia afuera y me percaté que había olvidado mi cartera, regresé a mi oficina por ella, al salir de la misma se puede ver de frente y hasta el fondo la puerta de la oficina del Sr. Bennett, estaba abierta, la luz estaba encendida y el clima de adentro igual. Me acerqué, toqué y esperé respuesta.

—Adelante —escuché la voz de Dante al otro lado de la puerta. Entré y lo vi con todos los adornos sobre el sillón y el piso, su cara estaba llena de confusión.

—Hola, pensé que no había nadie, y venía a apagar todo —informo de forma casual a aquel chico, la tensión entre nosotros se sentía un poco menos.

—No, aquí voy a estar, yo apago todo, no te preocupes —me avisa mientras se levantaba del asiento de su papá.

—¿Cumple años tu papá mañana?.

—No, mis hermanas.

—Ooh ya, ¿Tú vas a adornarles?.

—Sí —respondió luego se volteó dándome la espalda y se acercó al sofá donde estaban los adornos, se encontraba constantemente alejándose de mí, evitándome, sentí que lo incomodaba.

—Okay —me giré para irme pero un impulso me detuvo—. Oye —me giré hacia él y chocamos, ya que no me había percatado de que venía atrás de mí—, lo siento.

—Perdón —se disculpó.

—Amm, iba a preguntar si querías que te ayudara con todo eso de los adornos.

—Pero, ¿no tienes que irte? Ya pasa de las 6pm —me mira atento.

—No tengo problema alguno —le sonreí, él me responde con una media sonrisa, ¿por qué era así? Tan seco e inexpresivo.

—Pues si quieres, está bien.

—¡Perfecto! —me acerqué al sofá y ahí puse mi bolsa—. Bueno, ¿tienes alguna idea de que es lo que vas a adornar?

Dante y yo estuvimos adornando la oficina, tardamos alrededor de una hora y media, tiempo que se nos pasó volando entre algo de plática y  risas luego me dejé caer lentamente en el piso.

—Oye, no sabía que adornar para un cumpleaños era tan cansado —doy un suspiro hondo.

—Lo sé, y pensar que lo iba a hacer todo yo solo, creo que no llevaría ni la mitad de los globos inflados —bromea Dante. Reímos los dos al unísono, y de repente escuché mi celular sonar, él reaccionó y me acercó mi bolsa, le agradecí, saqué rápido mi celular y contesté sentada en el piso.

—Hola

—Lucy, ¿por qué no contestabas los mensajes? —pregunta Adam al otro lado de la línea.

—Cuanto lo siento, tenía el celular en mi bolsa.

—No te preocupes, ¿estás ocupada? ¿Puedo pasar por ti a tu casa y vamos por pizza? —sugiere algo animado.

—No..



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Finally Falling | EN EDICIÓN.Where stories live. Discover now