35.- Noche de Billar.

214 36 41
                                    

— Un gusto al fin conocerte Lucy, no dudes en venir cuando gustes, enserio, eres bienvenida ¿verdad cielo? —dijo la Sra. Alissa

— Así es Lucia, esperamos que nos visite en Navidad. —continuó el Sr. Bennett.

— Claro, muchas gracias, fue un gusto conocerlos aquí.

El Sr. Bennett sonrió, sabía a lo que me refería. Dan y yo salimos y subimos a su camioneta, se acercó y besó mi mejilla.

— Tranquila, ya pasó —dijo Dan al verme aún algo nerviosa.

— Espero haber sido de su agrado.

Dante arrancó. —Les agradaste mucho.

Íbamos en camino a no sé donde y salió otro tema pero que me hacia morirme de pena.

— Por cierto, lo de esta mañana fue..

Lo interrumpí. —Dan, no, mira, antes de que digas algo, la verdad tenía  mucho tiempo sin tener una relación seria con alguien y dar ese paso en la mañana fue, no sé si apresurado porque no se si te gustó, o si lo odiaste pero..

— ¡Me encanto! —interrumpió a lo que yo decía— Lucía, eres perfecta, y en la mañana comprobé que todo, absolutamente todo de tí me fascina, tu forma de ser, cuando estas enojada y frunces el ceño, cuando duermes, me gusta escuchar cuando roncas, cuando ries, me gusta cuando te preocupas, cuando estás sentada en tu escritorio trabajando, cuando cocinas, tu comida me encanta —se estacionó cerca de un parque— cuando me miras justo como lo estas haciendo ahora, esa mirada es la que me confirma más que otra cosa lo que sientes por mí.

Sonreí, sonreí como una estúpida, ahora no lo dudaba, estaba completamente enamorada de él, se acercó y nos besamos.

— No sabes cuanto te quiero —dije y seguido le dí un beso— gracias, ahora que se que eres un vago de lo peor gracias a tus hermanas, cuéntame, ¿dónde te la pasabas de vago?

— No soy un vago —dijo entre pequeñas risas—, era, no sé, diferente.

Reí. —Llévame a uno de esos lugares a los que ibas.

— No son lugares tan especiales —continuó él.

— ¿Y?  Quiero ir.

— ¿Enserio eso quieres?

— Si Dan, vamos, anda.

Dante encendió de nuevo la camioneta.

— Creo ya se a dónde llevarte, no te preocupes, tampoco iba a bares de mala muerte o a ver chicas con poca ropa.

Yo me reí fuerte mientras el manejaba riéndose.

— ¿Entonces? —pregunté curiosa.

— Tienes que saber, que amo el billar, asi que iremos a uno.

Dante manejó a Manhattan, buscó un lugar para estacionarnos, al bajar caminamos una cuadra y media, llegamos a un lugar llamado *Amsterdam Billiards Club*. Entramos y al estar ahí a lo lejos vimos a Ezra con Andy, no dudamos en acercarnos.

— Andy, no pensé encontrarte aquí amiga —dije saludando a mi amiga luego pasando con Ezra— Ezra que gusto, tanto sin verte.

— Si, desde ese dia que me hiciste una visita especial —dijo Ezra acordandose de la advertencia sobre su amiga.

Sonreí. —Claro, fue una visita taaaan amena —usé un nivel bajo de sarcasmo.

Dante se rió por mi tono, ellos se pusieron a jugar billar y nosotras nos sentamos en la mini estancia junto a la mesa de billar.

Finally Falling | EN EDICIÓN.Where stories live. Discover now