36.- Agua turbia.

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Corría desesperadamente, sentía mi corazón al mil por hora, alguien me seguía, no sé qué querían de mí, lo que sí sé es que me querían hacer daño. Alrededor todo era árboles, naturaleza, si no fuera por la terrible situación en la que estaba diría que es hermoso. Vi como llegaba a al final del camino y no tenía escapatoria, llegue a la orilla y había un lago enorme, llena como de agua oscura, agua muy turbia, lo peor es que llevaba muy pesada la corriente.

Estaba pensando en cómo escapar de ello, escuché detrás de mí una voz.

— Ya no tienes a donde huir, desaparece de una buena vez maldita —dijo una voz extraña que no logré reconocer.

Seguido de eso sentí como me empujaron, al caer al lago y hacer contacto con esa agua turbia, desperté.

— Era una maldita pesadilla —me senté y traté de calmar, estaba muy agitada, me quité la cobija de encima y sonó mi alarma, la desactivé.

Me arreglé para ir a la oficina, estacioné mi carro no carro, y al acercarme al portón ví a Adam  despidiéndose de Grace, sí, la recepcionista de donde yo trabajo. Me acerqué y saludé a los dos.

— Buenos días señorita Stark —me saludó Grace.

— Hola Grace, buenos días, y sólo dime Lucy —contesté.

— Está bien, bueno, nos vemos  después Adam —se despidió de Adam y entró por la puerta que está a un lado del portón.

— Claro, nos vemos —contestó Adam.

Me aseguré de que Grace haya entrado a la empresa, luego me giré con Adam.

— Asi que Grace Allen eh, no está nada mal, pero, ¿desde cuándo, y por qué yo no sabía? —cuestioné a Adam.

— Pues, para empezar, la conocí hace algunos 4 o 5 dias máximo, un día lleno de tráfico casi la atropello y ahí surgió todo, además me enteré que trabaja aquí apenas hace diez minutos que me dijo la ruta.

Reí bajo. —Tenemos mucho de que hablar eh, por cierto, ¿iras está noche ve a casa de Andy para la fiesta sorpresa de Dan?, cumple años, tienes que ir.

— Sí, nos vemos en la noche.

— Por cierto, deberías de invitar a Grace.

— ¿Puedo? —preguntó Adam algo avergonzado.

— Claro, vayan juntos —lo abracé— los espero ahí —dije y entré a la empresa.

Ya en mi oficina me puse a trabajar en unas cosas con Erin, hablando de ella, se había vuelto un poco distante, aun asi trataba de estar lo más cerca posible de ella. Erin regresó a su oficina y yo me quedé ahí.

Luego de un rato me percaté de un sobre amarillo que estaba en mi escritorio, como escondido pero dejándolo aún a la vista. Lo tomé y no decía mas que la dirección de aquí de la empresa y mi nombré "Lucía Stark".

Abrí el sobre y saque lo que al parecer era una carta,  decia:

"Querida  Lucia Stark, espero que de momento estés teniendo un día de lo más maravilloso. Quiero aclarar que el propósito de está carta es sólo para decirte una cosa.

No te vas a salvar de todo lo que me hiciste, vas a pagar por cada lágrima que me has hecho derramar, y en cada problema que me has metido, te advertí que no te metieras conmigo y no te importó.

No te preocupes, nuestro encuentro será muy pronto, no comas ansias. Un beso"

Quedé helada, sentí que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, guardé la carta en el sobre y lo puse en mi agenda y traté de relajarme por el día de hoy almenos.

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Era casi medio dia y escuché que tocaron la puerta, sí, solo como él lo hacia para avisarme que es el e iba a entrar.

Justo asi fue, después de tocar la puerta entró y cerró la puerta con seguro y se volteó de nuevo conmigo.

— ¡Llegaste! —me acerqué a él rápidamente y lo abracé.

— Te extrañé tanto —tomó con sus dos manos mi rostro y comenzó a besarme.

Lo sentía muy apasionado, y algo salvaje ese beso, claro que yo le correspondí, me tomó de la cintura y me guió al enorme sillón de la oficina, me senté y comencé a desabrochar su camisa, el con un movimiento hizo que me recostará y el se posicionó arriba de mi.

— Dan, estamos en la oficina, alguien puede venir y tocar —dije agitada.

— No, todos están reunidos en una comida que Erin organizó.

Sonreí. —Estás loco.

— Asi me tienes tu —continuó besándome.

Sentí sus labios recorrer de mi boca, a mi cuello, pasó a mi pecho, bajo hasta mis piernas lamiéndolas, yo traía una falda, asi que solo la levanté, su lengua llegó a mi entrepierna y se concentró demasiado en saborear de mí, me estremecia con cada probada que daba, después  de un rato desabroché su pantalón e hice que se lo quitara.
Él se sentó y yo me posicioné arriba de él.

Tuvimos un momento de intimidad en la oficina, algo que nunca habíamos hecho ni teníamos pensado hacer, al terminar, nos vestíamos y arreglábamos nuestra ropa. Me acerqué a Dan y le ayudaba a abrochar su camisa.

— Estamos locos, pudieron haber venido a tocar o llamarnos —dije concentrada en los botones de su camisa.

— ¿Y que? —besó mi frente— te extrañaba mucho, casi dos meses fuera del estado, es demasiado, extrañaba tus besos, tu cuerpo, el olor de tu piel, tu mirada —termine de abrochar su camisa y él me abrazó— extrañaba sentirte cerca de mí.

Di un besito en su cuello y  recargué mi cabeza en su pecho, asi estuve unos segundos, luego me separé y saqué una bolsa de regalo de uno de los cajones de mi escritorio.

— ¡Feliz cumpleaños amor! —le entregué la bolsa— ábrelo, ojala te guste.

Abrió su regalo, era una camisa de botones, con estampado de cuadros en colores rojo y negro.

— Me gusta, pero no hubieras gastado amor.

— Es que eso no es todo, quiero que la uses esta noche.

— ¿Para que?

— Tu no preguntes y úsala —dije y él se rió.

— A rayos, tengo que ir a guardar unos papeles a la oficina de Erin.

— Yo voy, no te preocupes, tu descansa —lo besé.

— No me voy a negar entonces, es la carpeta negra que está en mi camioneta —me dió las llaves— todos los de esa carpeta van a la oficina de Erin.

— Okay, ya vengo.

Fuí a su camioneta, saqué la carpera negra y fuí a la oficina de Erin, comencé a ordenar todos los papeles en cada carpeta que le correspondía. Al regresar a mi oficina, cerré la puerta y al girarme hacia Dante vi lo que no quería.

Tenía la carta en sus manos con un semblante en su cara nada lindo.

— ¿Quien te trajo esto? —preguntó muy serio y en voz algo baja, mientras movía la mano donde tenía la carta y su mirada a cualquier otro lugar menos a mi.

— No lo sé.

— Maldita sea —dijo dante en un tono normal—, ¡Maldita sea! — repitió pero ahora gritando— ¿Cómo rayos llegó esto aquí? Tiene que haber una maldita explicación —seguia gritando.

— Dante cálmate, lo voy a resolver, tal vez y sea una broma.

— ¿COMO QUIERES QUE ME CALME? ES UNA MALDITA AMENAZA, ESTA CARTA DA MIEDO, ES MUY FRÍA ¡MALDITA SEAAAA!

— Amor —me acerqué a él— no sé quien me mandó esto, ni como llegó aqui, yo apenas la leí hace un rato, no me había percatado de que estaba esto aqui en la oficina.

— Me voy a quedar con esto y lo mandaré investigar, esto no se puede quedar asi.

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Espero disfruten. ❤️💕

Finally Falling | EN EDICIÓN.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin