Finally Falling | EN EDICIÓN.

19.- El regreso.

—Ábrela en cuanto estés sola.

—Ok –dije y lo miré a los ojos— ¿estás bien?

—Si –hizo una pausa— ¿te veo pronto en New York?

Sonrei, asentí con mi cabeza. –Si, por supuesto. –contesté.

—Cualquier cosa, me avisas ¿Si? –dijo, aún sosteniendo mis manos con la cajita entre sus manos.

—Bueno, me voy –el dio un paso hacia atrás y yo di dos hacia adelante, aún sujetándolo de su brazo, me acerqué y lo abracé— Cuidate mucho, buen viaje. –dije con mi cabeza recargada en su pecho.

—Tú también. —dijo.

Reí un poco. —Nos veremos en uno o dos días.

Él también rió un poco. —Lo sé, pero esto tenia que dártelo hoy mismo.

—Bueno, gracias —Sonreí.

Él soltó mis manos y se alejó, lo ví entrar a su auto e irse, me di media vuelta y entré al hotel, me dirigí a la swit y ahí estaban mis mejores amigos y mi madre, entré a la habitación y me encerré, me tomé unos segundos para contemplarla cajita, no imaginaba que era, asi que la intriga me consumió y la abrí.

Era como una nota, y debajo de ella un sobre, leí la nota que decía.

"Ni pagando mil cuentas de algún hospital compensarian mi ausencia en tu cumpleaños ni el tiempo que me alejé de ti, por una vez más, perdón."

Quedé muy confundida, dejé la nota a un lado y abrí el sobre, eran algunas 3 hojas, comencé a leer, era la cuenta del hospital de mi padre, estaba totalmente pagada. Tenía sentimientos encontrados, me comenzaron a salir lágrimas.

—Estas realmente loco Dante. —dije y con fuerza pegué a mi pecho las hojas, por todas las emociones que tenía.

Dante y yo mensajeamos un poco por la noche, él ya estaba en casa. Al día siguiente fuimos muy temprano por mi padre al hospital, con el comprobante de pago y una ficha nos dieron acceso al alta, descansamos ese dia, y el sábado por la mañana nos fuimos al aeropuerto, se sintió tan rápido el viaje.

Mi madre y yo acondicionamos rápidamente la habitación de la planta baja de mi casa, para que mi padre se quedara ahí, ya que el viaje fue largo y él tenía que descansar.

Me recosté en mi cama, sonreí al mensajes de Dante, me giré en mi cama quedando casi boca abajo y me quedé dormida.

Al dia siguiente ya en domingo, me levanté y subí a mi camioneta para comprar una silla de ruedas en lo que se recuperaba, en el camino llame al Sr. Bennett.

—Si bueno. —contestó el de el otro lado de la línea, siempre contestaba asi, muy golpeado.

—Hola buenos días. Sr. Bennett, habla Lucia.

—Dígame, ¿Cómo va su situacion? —dijo y espero por mi respuesta.

—Excelente, muchas gracias, ayer regresamos por la tarde, y mi padre esta fuera de peligro y con nosotras.

—Que bueno, me da gusto oírlo.

—Gracias, quisiera saber si aún tenía oportunidad de regresar a mi puesto.

—Claro que si, ¿que día viene a reincorporarse?

—Mañana mismo.

—Muy bien, aquí la espero.

Colgamos la llamada, y fui en busca de la silla, era costosa, pero lo valía. Llegué a casa y mi padre de inmediato comenzó a usar la silla, habló conmigo sobre contratar a alguien que lo cuidara, ya que yo estaría en el trabajo y mamá igual.

A la mañana siguiente me fui a la oficina en el carro de Adam, lo cual me puso a pensar muchas cosas, al llegar ahí suspiré hondo y me sentí genial de haber regresado.

Fui a mi oficina y rápido entró Erin.

—¡Regresaste! —dijo con emoción y me abrazó.

—Hola Erin, si, al fin —contesté y la abracé también.

—Pues bienvenida de nuevo, ¿Cómo está tu padre?

—Mejor, lo dieron de alta y ahora está en casa. —dije y me senté en mi lugar.

—Oye, ¿podemos comer aquí en la hora de comida? —preguntó Erin algo emocionada.

—Si, claro —en cuanto contesté a Erin, se escucho que tocaron la puerta y la abrieron.

Dante entró. —Buenos días. —dijo y se quedó junto a la puerta.

Lo miré y no podía evitar sonreir.

—Buenos días —contestó Erin, lo miró a él y luego volteo conmigo— amm bueno Lucy, regreso en un rato.

—Okay, aquí te espero —dije.

Erin salió de la oficina, y Dante se acercó, yo me levanté y me acerqué a él.

—Dime Dante, ¿Por qué hiciste eso? —pregunté recargándome en mi escritorio.

—¿Qué hice? —contestó y se acercó más.

—Sabes de que hablo, la cuenta del hospital, ¿Por qué la pagaste? —pregunté tratando de hacer una cara de molesta.

—Lucia, es lo menos que podía hacer, quería ayudar de alguna forma y tu no me dejabas.

—Dante, es que no es una obligación ayudarme —dije, en realidad si me molestaba un poco lo que hizo, pero a la vez me derretía el corazón.

—Pero quería hacerlo, punto. —dijo y se quedó plantado frente a mi.

Lo miré fijamente por unos segundos, en silencio, pareciera que ahora me pone nerviosa él a mi, desvié mi mirada y caminé hacia otro lado dándole la espalda. —Bueno, entiendo, te lo agradezco mucho y lo acepté, pero con una condición —dije y voltee con él— me vas a dejar pagarte cada centavo, te depositare en una cuenta o te daré yo misma el dinero.

—Ni de broma —dijo él y de nuevo se acerco.

—Dante —dije y le miré algo pesado.

Él rio un poco, se quedo callado por unos segundos, como pensando, luego continuo. —Esta bien, lo que tu digas —él se giró para dirigirse a la puerta.

Me acerqué a el, y lo abrace por detrás, rodeando con mis brazos su torso y recargando mi mejilla en su espalda —Gracias Dante, de verdad, gracias.

Al momento de decir eso él tomó mis manos, las cuáles estaban sobre su abdomen y luego Dante se giró. —No tienes nada que agradecer —me rodeó con sus brazos.

Dí un suspiro, luego en mi mente dominaba el dato "es menor que tú", me separé de él y besé su mejilla, vi como se sonrojaba, al parecer se dió cuenta, nos sonreímos y el salió de la oficina. 

Asi pasó el día, me presenté con el Sr. Bennett, Erin comió en mi oficina conmigo, a la hora de salida ella se despidió de mí y se fue, yo estaba ordenando todo para irme y de nuevo entró Dante.

— ¿Ya te vas? —preguntó y cerró la puerta tras el.

— Si, ya casi —Tomé mi bolsa guardé una pequeña libreta donde hacia apuntes y tomé mi agenda personal y apunté lugares a los que tenia que ir sin falta.

Dante se acercó y se sentó en el pequeño sofa junto a la ventana.

— Dante, quiero preguntarte algo.
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Espero les guste, bonita noche. 🌃❤