◖15◗

7.1K 842 307
                                    


◖ 15 -
La convirtieron 
en un monstruo. 
ごゞ・オ椅 ◗

Metió sus dedos hasta que tocaron mis huesos
Grito con dolor
Pero aún no le causo ninguna impresión.
Te reduce a una máquina falsa

Y luego un último adiós. ❞

- Gracias por su trabajo, Doctor Dana. Hizo muy bien su parte.-

Elizabeth y Hawk abrieron los ojos como platos al escuchar esa nueva voz, pero no sabía de donde provenía. Resonó por toda la blanca habitación pero allí no había nadie más que ellos. La albina se levantó del pequeño taburete a un lado de la cama donde descansaban tanto Némesis como Meliodas. Estaban sumidos en sueño realmente profundos, y ahora, la princesa entendía por que la azabache había dejado de moverse por el dolor y por que la respiración del rubio habían menguado.

- ¿Quien... ¿¡Quien eres!?- Cuestionó Elizabeth, colocándose de forma protectora delante de la cama, mirando a todos los lados sin saber que hacer.

- Wolfsbane, Belladonna, Tiger Beetle, Hanbane Left- Enumeró el doctor, con un rostro carente de cualquier sentimiento- Es una mezcla especial para un veneno mortal. Esos chicos no volverán a abrir los ojos nunca más...-

La albina salto encima del doctor, agarrando sus hombros con una mueca desesperada- ¿¡Como que Veneno Mortal?!- Exclamo, comenzando a acumularse las lágrimas en sus ojos- ¡Usted debía sanar sus heridas, no matarlos!-

Y de nuevo, la extraña y nueva voz hizo acto de presencia, llamando la atención de todos dentro de la habitación- Incluso nosotros no saldriamos ilesos si nos enfrentamos frente a frente contra los 7 Pecados Capitales y esa mujer.- Informó, su voz era monótona, gruesa y dura, resonaba por toda la habitación.

La princesa apretó los puños a ambos lados de su cadera, alzando la mirada al cielo- ¿¡Quien está ahí?! ¡Muestrate de una vez!-

- Como deseé- Y de un momento a otra, una sombra se alzó a un lado de Elizabeth. Era alta, rodeada completamente por una armadura de metal brillante, tenía una de sus manos apoyada en el pecho.- Soy el Caballero Sagrado Golgius, de los Weird Fangs. Es un placer conocerla.-

A la albina le recorrió una corriente por toda la espalda, girandose con rapidez para observar al nuevo sujeto. Estaba aterrada, no lo iba a negar, no tenía nadie que la protegiera si la cosa se saliera de control, pero intentaría hacer lo que fuera para poner a salvo a sus Capitanes.

- ¿¡De donde vino este tipo?!- Exclamo soltando todo el aire por la nariz Hawk.

El sujeto movió levemente su cabeza, produciendo un ruido metálico para mirar a la Princesa. Extendió una de sus manos, pero ella pronto de alejó rápidamente de él.- Princesa Elizabeth, he venido a recogerla- Dijo, pero luego, miro directamente a la cama.

Se acercó despacio, la albina estaba congelada y el terror recorrió su sistema cuando agarro con una mano la Sabana y tiro con fuerza de ella, mostrando por completo a ambos Capitanes. Meliodas estaba sin camiseta, dejando ver por completo su marca y los vendajes de sus heridas, llevaba su típico pantalón, y en una de sus manos, su rota espada con el mango de Dragón. A su lado, Némesis estaba recogida sobre si misma, con sus rodillas casi apoyadas en su pecho, uno de sus brazos estaba a la altura de su rostro, y el otro, estaba rodeando la cadera de Meliodas. Elizabeth se dio cuenta en ese momento, que la otra mano del rubio estaba rodeando toda la cadera de ella, quedando justo encima de la herida de su costado. Tenía su mejilla levemente apoyada en el herido hombro de él. Ella vestía con casi su ropa interior, llevaba una pequeña tela de color oscuro que rodeaba por completo su pecho y un pequeño short del mismo color.

- Pero... También vengo por esta espada y esta escurridiza mujer.- Inclinándose levemente por encima de la cama, agarro con algo de cuidado el pálido cuerpo de la azabache por las caderas, alzandola para luego ponerla en su hombro como un saco de patatas, su cabello caía como cascadas por todo si cuerpo, tapando parcialmente su dormido rostro cabizbajo. Pero, la mano de Némesis no se separaba de la cadera del rubio, parecía estar pegada a él, así que, frunciendo el ceño, Golgius tiro con más fuerza, separando por fin a ambos Capitanes.
Acomodo a Némesis en su hombro, sus vendados brazos y su cabeza quedaron muertos en la espalda del Caballero, pero extrañamente, este mismo parecía hasta tener cuidado con las heridas de la azabache.
Luego, levanto su mano libre para agarrar la espada en la mano de Meliodas, pero este, se negaba a soltarla.

- Pecado Capital Meliodas...- Comenzo, tirando del mango- Esto es inservible mientras este en tus manos. Por eso mismo, lo tomaremos de nuevo.-

Tiro de nuevo, y la espada se despegó de la mano del rubio.

Golgius soltó una corta risa maquiavélica- Ya veo...- Murmuro mirando el mango con detenimiento- Así que esta espada y esta mujer son...-

Y derrepente, cortando completamente a Golgius, Meliodas estaba de pie, agarrando de nuevo su espada, su cabeza gacha, sus hombros tensos y aún aura oscura rodeaban al Capitán de los Siete Pecados Capitales.

- ¡E-Es imposible!- Exclamó aterrorizado el Doctor, sin dejar de temblar- ¡Es imposible que recuperará el conocimiento después de esa dosis de veneno!-

Un inmensa ola de poder oscuro salió del cuerpo de Meliodas, sus músculos se tensaron y Golgius, sintió terror.

- No permitiré ni que te lleves esta espada ni a esa mujer, incluso si muero.- Meliodas levanto la mirada, dejando ver 2 negras cuencas como ojos y una extraña marca en la frentr, uniéndose con sus oscuros ojos- ¡Son la única cosa que puedo hacer para enmendar mis Pecados!-

Todos se fueron hacia atrás por la inmensa cantidad de poder, por el rabillo del ojo, noto los oscuros cabellos de Némesis balancearse con fuerza, su molestia se hizo aún más grande. Apretó con fuerza la mandíbula.

- ¡No importa las estupideces que digas! ¡Me llevaré la espada y a esta mujer si o...-

Meliodas le dirigió una mirada que hizo callar por completo a Golgius y siento tan miedo, tanto terror y toda esa ira que desprendían los poros del rubio, que huyó inmediatamente por que sus manos no dejaban de temblar.

Pero antes de que saltara por la ventana, Meliodas fue más rápido, y con cuidado, agarro una de las manos de la azabache y tiro de ella, recogiendola con cuidado entre sus brazos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pero antes de que saltara por la ventana, Meliodas fue más rápido, y con cuidado, agarro una de las manos de la azabache y tiro de ella, recogiendola con cuidado entre sus brazos.
La miro, noto su palidez, su casi innotable respiración, y lo doloroso que se le hacia simplemente hacerlo, sus largas pestañas, su ceño extrañamente no fruncido y las casi invisibles pecas de color café que adornaban su nariz y mejillas. Meliodas fruncio el ceño por preocupación, dejando un suave beso en su frente para luego acomodarla en sus brazos, quedando en un posición de princesa, con su rostro apoyado en su hombro y su cabello cayendo como rios por su cuerpo. Una de sus manos cayó muerta aún lado de su cadera, pero su pecho latía, muy despacio, pero lo hacia.

– Lo siento cariño, no soy un buen Capitán...–

Elizabeth se acercó unos pasos, dudosa, asustada, teniendo cuidado de no pisar los cristales del suelo para no hacer ruido– ¿Eres... Eres el Señor Meliodas...?–

Y él se giro, su rostro estaba normal, tenía una leve sonrisa y sus ojos brillaron verdosos. Luego, con muchísimo cuidado, como si Némesis se fuera a romper en cualquier momento, apartó con una de sus manos, algunos mechones de su negro cabello. Sonrió levemente y luego volvió a dirigir su mirada a la albina.

–¡Hola Elizabeth!–

◖ 𝘚𝘐𝘕𝘕𝘌𝘙 ◗ - 𝙉𝙖𝙣𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙏𝙖𝙞𝙯𝙖𝙞 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora