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25 —
Isögon,Frusna hjärta 
ぺ無ル

Semblante serio, corazón oscuro.
Búscame en la sombra, rodeada de humo.
Vestida de negro porque siempre voy de luto,
para mi eres lo primero,
no lo dudes ni un segundo.

Estoy puliendo este diamante en bruto.
Chica flaca,
Chica astuta,
Te estuvo haciendo el lío desde el principio y aún no te has dado cuenta.

La noche había caído ya hace tiempo y ahora solo brillaban las estrellas en el negruzco cielo encima de las cabezas de los Pecados.
Todos parecían estar dormidos, o en un estado tan avanzado de ebriedad que se dormía hasta de pie, en el caso del inmortal Ban.
Pero, al compás de una suave música salida de una antiguo gramófono, 2 personas bailaban tranquilamente en el centro del patio, sus cabellos se removían por el tranquilo y cálido viento que provenía desde el Sur y sus pasos eran concretos y suaves, bailando un suave Vals entre ellos, perdidos en la calidez del cuerpo contrario.

Meliodas separó su mano de la cadera de Némesis para darle algo de impulso, haciendo que esta se alejara de él dando una suave y bonita vuelta, para luego acercarla de nuevo a él y seguir con el tranquilo compás, colocando de nuevo su mano en su cadera. Ambos se miraron mientras sus pies se movían por todo el recinto, ella, adornada por una larga camisa dejando un hombro al descubierto y con falta de zapatos y él, con solo una blanquecina camisa remangada hasta sus codos y un informal pantalón de color oscuro. El rubio le sonrió, perdido en las azules orbes de la azabache quien también le observó con tranquilidad. Por mucho que se fijara, cada vez era capaz de observar algo nuevo en esos hipnóticos ojos, una pequeña mancha negra en su ojo izquierdo, o como el tono de azul era aún más claro en su ojo derecho que en el izquierdo, también, el echo de que poseía un pequeño lunar debajo de ese mismo ojo, casi invisible al ser tapado por sus largas pestañas. Sin duda alguna, Meliodas nunca había visto unos ojos tan bonitos como esos en su vida.

En pärla... Du är en Jade* ( Una gema...eres un Jade)– Salió de su ensoñación al escucharla hablar en su extraño pero hermoso idioma natal, mirándola con tranquilidad, la luna iluminó su rostro, haciéndola ver aún más bonita de lo que nunca la había visto. Los azules ojos de ella estaban fijos en los suyos, sus pupilas dilatadas, su azul hielo brillando de una manera casi angelical y con un tranquilo rastro de serenidad en su rostro.

Meliodas sonrió– Acuérdate que no se tu idioma pequeña.– Comentó con una tranquila gracia, dándole una vuelta, apretando con suavidad su cintura.– Aunque si te digo la verdad, me encanta escucharte hablarlo... Ojalá yo pudiera hacerlo también.– Ella solamente balanceó levemente la cabeza cerrando los ojos por un segundo, respirando el puro aire de esa estrellada noche.

–... Es difícil de pronunciar...– Informó sin abrir los ojos–...Pero podemos intentarlo...– Y ante eso, Meliodas soltó una alegre sonrisa, siguiendo dando vueltas alrededor de la chimenea. Némesis movió la mano que estaba posada en el hombro de él hasta acabar en su mejilla, dando una suave caricia que Meliodas disfrutó como nunca. Y después de un silencio, en el cual la azabache pensó en algo fácil que él pudiera pronunciar, despegó sus labios.– Mitt namn är...* (Me llamo...)–

Se formó un silencio, en el cual, ambos se miraron. Con algo de dificultad y después de unos segundos de silencio, Meliodas intentó repetir lo que al azabache había dicho en su preciosa lengua.

–  Mitt...n-namn är...* (Me...l-llamo)– Luego de pronunciar esa palabras, Meliodas se dio cuenta que en su mente eso había sonado mucho mejor. Pero Ésis no pareció darle importancia, sus labios se volvieron a abrir.

Mitt namn är Némesis* (Me llamó Némesis )– Pronunció de nuevo, separando su mano de la cálida mejilla del rubia para colocarla en su pecho, luego, la posó con cuidado en el pecho cubierto del rubio– Och du?* (y tu?)–

Pero Némesis noto la extraña mueca que adornó el rostro de Meliodas al no entender nada de las últimas palabras que le había dicho. Un deje de diversión adornó sus azules ojos a pesar de tener su rostro totalmente carente de sentimientos, un extraño brillo que pocas veces lucia, pero que en ese momento no se molestó en esconder.

Rubio måste vara.* (Rubio tenias que ser)–

Y ante eso, Meliodas frunció aún más su rostro, sin saber como tomarse eso.– Eh...no se que dijiste, pero tengo una corazonada de que me has insultado.– Y con una sonrisa en el rostro, el rubio continúo sus suaves movimientos, acariciando con su dedo, la tela encima de la cadera de la azabache por unos largos minutos de unos escasosos silencios y paz.

Pero, un movimiento captó su atención de nuevo luego de perderse en su propia Utopía, notando como la vendada mano que ella tenía en su hombro, subía hasta perderse por su nuca, haciendo que el suave cuerpo de ella quedara apoyado completamente en él.
Pero eso no fue lo que más le sorprendió, sin duda alguna, lo que más lo hizo, fue un pequeño movimiento que hizo sus pupilas dilatarse, queriendo gravar esa imagen en su cabeza a fuego para que nunca se borrara.
La otra mano que tenía entrelazada entre las del rubio se movió hacia su propia espalda baja, dejándola ahí antes de que, con suaves movimientos, como si no estuviera segura o pensara que él la fuera a alejar en cualquier momento, su otro brazos pasará por su otro hombro, quedando atrás de su cuello, quedando así, en un pegado e íntimo abrazo que él nunca había experimentado.

No lo iba a negar, nunca pensó que ella sería capaz de hacer tal gesto de cariño.

Sus manos, por la impresión, se quedaron rígidas mientras notaba los suaves y rizados cabellos como la noche caer entre ambos cuerpos y rozar su mejilla cuando ella escondió su rostro en su cuello, provocando que sus cabellos se erizaran completamente. El silencio reino durante largos segundos, y Meliodas seguí sin poder responder a tal gesto.
Hasta que, como si en su cabeza acabaran de pulsar un botón para que reaccionara, parpadeo varias veces, comprendiendo que estaba pasando.

Némesis lo estaba abrazando.

No como siempre lo hacia, por la espalda o sin casi tocarlo.

No, lo estaba abrazando.

Y era un abrazo de verdad.

Las grandes manos de él rodearon con cuidado su cadera, teniendo miedo de hacerle daño o simplemente, que ella se espantara como todas las demás veces que quiso tocarla de una manera cariñosa. Pero esa vez, nada ocurrió, en cambio, pareció que ella le gustó que la juntara aún más a él, así que, rodeando aún más su cadera, la apretó en sus brazos. Meliodas tenía los ojos cerrados, disfrutando como nunca la muestra de afecto que le proporcionaba la azabache...
Pero, por otro lado, en el rostro de Némesis que Meliodas no podía ver, una oscura mirada se presentaba mientras observaba el cielo estrellado, una extraña mueca en su boca y sus ojos nublados por una extraña sombra que tapaba por completo su azul hielo.

Convirtiéndolos en 2 pozas de oscuridad escondida.

Jag ber om ursäkt för vad jag måste göra...

◖ 𝘚𝘐𝘕𝘕𝘌𝘙 ◗ - 𝙉𝙖𝙣𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙏𝙖𝙞𝙯𝙖𝙞 -Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum