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Aquel día de primavera. 
ポゾ遺ボ

Meliodas recordaba un día, un día donde todo lo malo había desaparecido y solo estaban él y una silenciosa azabache.

Este día fue mucho antes de que Elizabeth apareciera, mucho antes de que toda la oscuridad de sus pasados y futuros se cirñera ante ellos y mucho antes de que el horror comenzara...

Era primavera, las hojas de los árboles caían con colores vivos, el sol brillaba y el aire era puro, fresco y limpio.

Solo los pasos de él y de Némesis resonaban en ese frondoso bosque.

Habían parado para cazar cerca de una pequeña aldea perdida de Britania, pero en lo que menos pensaban en ese momento ellos 2, era en eso. El viento jugaba con el cabello de ambos, pero Meliodas observaba con atención como el azabache cabello de su compañera delante de él se balanceaba tanto por sus silenciosos pasos como por el cálido viento.
Observó con atención su postura, recta, alzada, dándole un aspecto amenazador y bruto, observó su camisa gris moldearse a su cuerpo con una ráfaga de viento, observó sus oscuros pantalones moldearse a sus fuertes pero delgadas piernas, y observó como sus vendados dedos se cruzaban detrás de su espalda.

Sin duda, esa azabache había llamado su atención.

No sabía explicar de que forma, se sentía completamente en paz cuando estaba con ella, sabía que podía hablar de cualquier tema, por mucho que pareciera que no estaba escuchando, por que siempre acababan entablando conversación.
Tal vez había despertado su curiosidad el echo de que fuera tan así, tan...ella. Silenciosa, analítica, con un carácter fuerte pero extrañamente familiar y orgullosa.

Por un parte, por una pequeña, minúscula e inconsciente parte, ella tenía un aire a... Liz.
Su cabello ni ojos, siquiera la forma de la cara era parecida a ella, pero, no sabía por que, Némesis le recordaba a Liz.

– Vamos rubio, no te quedes atrás.–

La suave voz de la nombrada lo sacó de sus profundos pensamientos, siendo bienvenido por esos, en ese momento, pacíficos ojos azules casi trasparentes que lo miraban por encima de su hombro.

Sonrío en forma de disculpa, adelantando unos pasos hasta colocarse al lado de la azabache. Sus manos se enredaron en su nuca, respirando el puro aire.

–...esto me recuerda a...– Dejo en el aire al azabache, fue un pequeño susurro pero que el rubio pudo escuchar perfectamente.

– ¿A?– Pregunto Meliodas, mirándola de reojo.

Ella se quedó en silencio varios y largos segundos, sin apartar la mirada del camino.

Ese día.–

No pudo negar la sorpresa primeriza, que luego se convirtió en un profundo silencio cómodo. Vale, eso no se lo había esperado para nada.

– Llegue justo a tiempo...– Fue lo único que contesto con una falsa sonrisa.

Ese tema ahora le daba de todo, menos risa.

– La verdad es que si, si no hubieras aparecido...–

Silencio.

Un profundo silencio.

Un suspiro se escuchó, y el rubio se rascó la nuca.

– A decir verdad, no esperaba verte ahí, era un lugar bastante apartado...–

– Por eso mismo fui, no esperaba que me fueran a encontrar allí.–

◖ 𝘚𝘐𝘕𝘕𝘌𝘙 ◗ - 𝙉𝙖𝙣𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙏𝙖𝙞𝙯𝙖𝙞 -Where stories live. Discover now