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57 —
Final de la batalla, 
inicio de la guerra. 
衛 唄 サュ映ゖゟご 

" Te veo cuando te escondes y cuando mientes, no es sorpresa
Te veo cuando huyes de la luz dentro de tus ojos
Te veo cuando piensas que no noto todas esas cicatrices
Te veo...
sí, te veo"

La alegría inundó el ambiente tan pronto Diane, con un herido Meliodas pero al menos racional en su palma aparecieron. Sin duda, la que más alegre se encontraba era Elizabeth, quien tan pronto el rubio tocó el suelo, no dudó en ir corriendo hacia él con una sonrisa en su rostro.
Pero, la tensión detrás de ella si que se notaba, él aura de malhumor, de oscuridad, de decepción, caló por completo en un alto albino, quien ya se encontraba algo serio de antes, y ahora, además de serio, confundido y extrañado por la azabache a un lado de él.

Tan pronto como ella había tocado tierra firme después de deslizarse por toda la roca, lo primero que hizo fue mirarlos a todos, pero fue una mirada extraña, turbulenta y de amenaza. No había rastro de ese inmaculado azul como el cielo, ahora solo había un solo tono apagado de color hielo, que parecía perforarte el alma si te miraba. Luego, camino hasta colocarse detrás de todos ellos, y en una de sus manos, apretada con fuerza, estaba su preciada Daga la cual Ban había notado su rotura, tanto de su antiguo y brillante filo, que ahora estaba sucio y roto, y de su mango de oscura madera que estaba casi a punto de caerse.

Él albino decidió no preguntar, tampoco hablarle, estaba seguro que ella necesitaba su espacio y el silencio que solía rodearla siempre. Y aún así, el mal humor pareció contagiársele, venga ya, primero su capitán de esa forma, y ahora ella también?. Debes estar bromeando.

Meliodas sonrió de forma suave y ladina al observar a la albina acercarse a él de esa sonriente forma. A pesar de que su vista se encontraba algo borrosa por el escozor en uno de sus verdes ojos, sabía que ella seguramente ya estaba derramando lágrimas de alegría y por la antigua preocupación que había inundado todo su sistema.

– ¡Señor Meli-

Pero, antes siquiera de acabar la frase, un puño impacto en todo el rostro del nombrado, haciendo que golpee el suelo y luego fuera arrastrado hasta quedar en un pequeño montículo por la fuerza.

Elizabeth llevo una de sus manos a su boca, de sorpresa, mientras que el entrecejo de Diane temblaba de enfado.

– Capitan, con esto lo dejaremos en empate por ahora🎶– Y a pesar de decirlo en su tono bromista de siempre, su rostro estaba serio mientras bajaba su puño, mirándolo directamente con sus rojizas orbes.

Meliodas soltó una corta risa, apoyándose en sus planas para levantarse un poco.– De acuerdo.– Fue lo único que le respondió.

Y aún así, no supo diferenciar si eso iba por el golpe del Festival, o por el movimiento que hizo con su cabeza para señalar disimuladamente a la azabache pérdida en su propio mundo unos metros alejados de todos ellos.

ѕ ι η η є я

El Capitán de los Siete Pecados Capitales dio la orden de volver a la taberna, para poder dejar que Elizabeth se pudiera despedir de su difunda hermana Veronica de forma apropiada. Némesis se enteró en ese momento de que la explosión que escuchó cuando estaba a punto de desfallecer fue ellas, quienes habían pisado unas minas en el suelo sin querer. Según había entendido, Veronica había protegido a Elizabeth de la explosión, recibiendo fuertes daños que habían acabado con su vida al final.

◖ 𝘚𝘐𝘕𝘕𝘌𝘙 ◗ - 𝙉𝙖𝙣𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙏𝙖𝙞𝙯𝙖𝙞 -Where stories live. Discover now