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62 —
La ceguera de 
unos tristes ojos. 
けク淫ヶや圧

" Nos estas asustando
Y todos nosotros te amamos, %#*\|
No es mucho, pero es prueba.

Solo haznos caso, %#*\|...
%#*|\, baja de ahí."

La madera del pequeño porche crujió bajo la base de sus botas, adelanto un poco uno de sus pies y se quedó completamente quieta, delante de la puerta.
A unos pasos detrás suya, a medio subir la escalera, se encontraba Bree, mostraba una falsa calma que Meliodas, quien estaba junto los demás Pecados más atrás que ambos hermanos, dejándoles un poco de privacidad, pudo identificar como una tapadera para esconder el nerviosismo, tal vez el miedo o incluso la incredulidad. Se cuestionó el como aquel joven, hermano de una mujer que seguramente llevaba sin ver años y misteriosa como ella sola, había podido aceptar el hecho de que ella estaba ahí tan, o lo que parecía mostrar, fácilmente.

Némesis, quien ya tenía la mandíbula apretada sin darse cuenta y los hombros tensos, movió sus dedos varías veces sintiendo unas extrañas corrientes recorrer las puntas de sus dedos sin parar. Su ceño se frunció como normalmente siempre lo tenía y su pecho se hinchó al tomar una profunda respiración.
No estaba nerviosa, tampoco ningún sinónimo de este tipo, a decir verdad le era imposible sentir algo tan soberano como eso, literalmente. Simplemente estaba ahí, sin sentir nada, como una máquina vacía a las afueras de donde fue construida.

No hubo ningún ruido durante unos segundos, solo el silbar del aire entre las copas de los árboles y el sonido de la madera envejeciendo.

Resonando entre las tensiones de los presentes, unos golpes en la puerta se escucharon. La pelinegra separo su puño de la puerta, dejándolo unos segundos en el aire antes de bajarlo. Tal como su puño, así hizo su hermano, volviendo a bajar las escaleras, como si supiera que haría falta ese espacio.
Pipo, el canino de gran pelaje blanco como la nieve, quien estuvo sentado al lado de los pies de la joven hermana durante todo este tipo, ladró con suavidad, levantándose y dando una vuelta sobre si, haciendo resonar sus uñas sobre la madera, como si estuviera anunciando que era él quien estaba ahí fuera, a la espera de entrar.

Pasaron lo segundos y no hubo respuesta alguna.

Némesis pestañeó con pesadez, dándose la vuelta mientras se cruzaba de brazos. Bree y ella conectaron miradas, su hermano tenía una extraña sombra en sus aguamarina ojos al igual que en los azules hielo de su hermana.
La azabache bajo una de las escaleras, quedando a la par que su hermano, su rostro era serio, indoloro y completamente insensible, algo que hizo que el pecho de su hermano doliera. Verla ahora, después de tantos años, tan de cerca, sin ser en sueños o visiones, era un sueño para él... pero nunca pensó ver esas bonitas orbes de su hermana tan muertas, tan apagadas, tan...cansadas de vivir.
Estaba seguro que si se hubieran encontrado solos por obra del destino, se habría puesto a llorar a sus pies, a llorar y disculparse como un niño en los brazos de su hermana.

Y solo ambos saben por que.

Después de mirarse por unos segundos, y al notar la dolorida mirada en los ojos de su contrario, Ésis pestañeó con una lentitud armoniosa–... creo que no quieren abrirme.–

Se formó un profundo silencio, su hermano no supo que decir y los Pecados, quienes habían estado en completo silencio durante todo este tiempo, se removieron algo incomodos, no se sentían demasiado cómodos en ese duro ambiente.

◖ 𝘚𝘐𝘕𝘕𝘌𝘙 ◗ - 𝙉𝙖𝙣𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙏𝙖𝙞𝙯𝙖𝙞 -Where stories live. Discover now