Capítulo 21. I had a dream my life would be

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Madrid, 2013.

Los últimos meses, tras el regreso definitivo de Natalia a Madrid, habían sido un poco confusos en lo que a su relación con Alba se refería. Aunque no habían vuelto a tener ningún acercamiento más allá que el típico de dos amigas, la tensión entre ellas no conseguía disolverse, por mucho que se esforzaran. Ambas, sin hablarlo entre ellas, habían optado por las quedadas en grupo y las continuas referencias a sus parejas, o más bien, a Eric y a cualquier chica con la que estuviese tonteando Natalia en ese momento.

La relación de la morena con Marta se había enfriado considerablemente, sobre todo a raíz de que la navarra le expresase su intención de alquilar un apartamento para ella sola. Aunque la malagueña seguía visitándola de vez en cuando, era más que consciente de que era cuestión de tiempo que Natalia buscase más distancia entre ellas, por lo que estaba aprovechando sus últimos cartuchos.

- ¿Quieres venir a tomar algo esta noche al pub con los chicos? – pregunta Marta mientras ve cómo Natalia se levanta de la cama y se pone la ropa interior y unos vaqueros.

- No, voy a ir a dar una vuelta con unos amigos – responde la morena sin prestarle mucha atención.

- ¿Por qué sospecho que entre esos "amigos" hay una chica? – contesta la otra intentando quitarle hierro a algo que la molestaba bastante.

- Hay más de una chica entre ellos, sí – intenta esquivar el enfrentamiento mientras busca una camiseta en el armario.

- ¿Por qué sospecho que entre esos "amigos" hay una "presa"? – vuelve a preguntar, algo más molesta.

- No vamos a hacer esto así, Marta, creo que lo mejor es que dejemos de vernos – contesta la otra, cogiendo un paquete de tabaco y las gafas de sol de la mesita de noche – Si está empezando a afectarte, lo mejor es que te alejes de mí.

- Natalia... estoy jugando... - la malagueña la agarra de la mano intentando arreglar lo que parece que acaba de romper – Podemos seguir quedando como hasta ahora, no hay problema.

La navarra la mira y se rasca la cabeza confusa, dejándose el pelo revuelto.

- Vamos, no pasa nada... - sigue Marta, mientras echa mano a la hebilla del cinturón de la otra, desabrochándola – Ya te dije que no me importa que salgas con otra gente...

Aunque eso es lo que habían hablado en un primer momento, la malagueña llevaba meses esperando que la fobia al compromiso y a las relaciones estables de Natalia se fuese difuminando, cosa que había empeorado ya que ahora ni siquiera dormía con ella la mayoría de las noches. Sabía que algo le rondaba la cabeza o, mejor dicho, alguien. La navarra estaba más dispersa, se había ofrecido para echar más horas en el taller en el que había encontrado trabajo y el tiempo que no estaba allí lo dedicaba a salir con un grupo de "amigos" al que nunca se había dignado a invitarla.

- Marta... - aunque la morena empieza a protestar, las manos de la malagueña bajando su ropa interior y su lengua recorriendo su piel, la distraen de su objetivo.

- Ssshhh – susurra la otra antes de volver a su tarea.

Natalia baja la mirada para encontrarse con aquella mujer arrodillada ante ella, buscando provocarle lo que no había logrado volver a sentir tras aquella tarde en el sofá de cierta rubia... aquella falta de orgasmos la preocupaba bastante, aunque se las había ingeniado para que ninguna de sus compañeras sexuales notase la diferencia, al fin y al cabo, ella era la que llevaba la voz cantante en todas sus relaciones.

Por si concentrarse en aquel "trabajito" no estuviese siendo ya lo suficientemente difícil, el teléfono de Natalia empieza a vibrarle en el bolsillo del pantalón. Aunque al principio intenta ignorarlo y seguir pendiente de aquel intercambio, tras la segunda llamada la morena no resiste la tentación y comprueba en la pantalla quien osa perturbarla en aquel momento. Además de las llamadas perdidas tiene varios WhatsApp que lee por encima

To And Fro | AlbaliaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora