Capítulo 30. What are you so scared of?

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Madrid, 2013.

"Lo siento…

Lo siento muchísimo, Albi, de verdad que no sé qué más decirte…

Creo que he intentado hacerlo todo bien para ser la mujer que te mereces a tu lado y la madre que se merece el pegote… y lo he hecho todo mal. Ojalá pudiera retroceder en el tiempo para arreglarlo… aunque no sé exactamente hasta qué punto regresaría, porque tengo la sensación de que no paro de cagarla contigo. Cuanto más lo intento, peor lo hago… Sólo quiero que sepas que entiendo que ahora mismo no quieras verme, pero te prometo que, si me dejas, voy a ser la persona que te mereces…

He estado hablando con Mikel, un antiguo compañero de fiestas, que ahora es consejero en una organización que ayuda a gente que anda algo perdida… como yo. Quiero dejar esto, estar limpia y conseguir que vuelvas a confiar en mí… tú y esa niña sois mi familia, y voy a hacer lo imposible para volver con vosotras cuanto antes. Haría lo que fuese por volver a ver tu sonrisa…

Mikel dice que, si me esfuerzo mucho, puedo estar recuperada en pocos meses, y voy a esforzarme, Albi, voy a esforzarme porque lo único que quiero es volver a tu lado, si tú me dejas… aunque voy a aceptar cualquier cosa que quieras darme… incluso si decides que no quieres verme más… Pero te prometo que voy a luchar por arreglar lo que he estropeado…

Eres todo lo que está bien en mi vida desde aquel día en que te sentaste bajo la rama de mi árbol… Te quiero, pequeña

Nat.

P.D.: Por favor, no te culpes por nada de esto, porque es total y absolutamente culpa mía, no he sabido estar a la altura ni he sabido qué hacer cuando de pronto he conseguido todo lo que siempre había deseado…"

Después de la discusión con Alba, Natalia no había conseguido pegar ojo, con los nervios a flor de piel, el corazón acelerado y el miedo a perder al amor de su vida ocupando todos y cada uno de sus pensamientos, lo único con algo de lógica que había conseguido hacer es ponerse en contacto con un antiguo amigo.

Mikel, ex novio de África y compañero de mil y una fechorías durante su adolescencia, le había ofrecido su ayuda en más de una ocasión. Tras años sin verse, habían coincidido unos meses atrás en el taller en el que Natalia trabajaba por las mañanas, con tan mala suerte… o buena, según se mire, que justo esa semana Alba sufría una demoledora gripe estomacal que la había tenido abrazada a la taza del wáter, por supuesto, con Natalia a su lado.

Aquella falta de sueño de los últimos días había hecho que la navarra necesitase cierta sustancia para mantenerse despierta en el trabajo, hecho del que Mikel se había percatado con tan solo unos minutos de hablar con ella. Con todo el tacto posible y, conociendo la situación familiar de la morena gracias a la relación de amistad que aún mantenía con África, el chico había invitado a Natalia a pasarse por alguna de las reuniones que celebraban semanalmente en la finca a las afueras de Madrid en la que trabajaba, ofreciendo programas de desintoxicación para diferentes adicciones.

No era un centro especialmente grande ni contaban con grandes inversores, de hecho, en la mayor parte de los tratamientos debían involucrar a las propias familias de los afectados para abaratar costes. Pero aquello les daba resultados y eran una de las “clínicas” de Madrid mejor valoradas.

Por supuesto, Natalia había rechazado amablemente su ayuda, alegando falta de tiempo y argumentando que aquella situación era algo puntual debido a las circunstancias en casa.

Unas semanas después, al encontrársela en la discoteca en la que trabajaba en el mismo estado, el chaval había vuelto a ofrecerle su ayuda de nuevo, siendo rechazado, esta vez, con algo más de enfado por parte de la morena, que se sentía sometida a suficiente presión en su día a día sin que llegase ningún “agente” externo a ponerle las cosas más complicadas.

To And Fro | AlbaliaWhere stories live. Discover now