Octubre 2019, Madrid
Dos semanas después de salir de fiesta.
- ¡Madre mía!, ¡pero si ya estás aquí! - exclama Alba al entrar en el restaurante y ver a Julia sentada ya en la mesa que había reservado.
- ¡Fíjate!, ¿cómo te quedas? - responde la otra con una sonrisa mientras se pone en pie para darle un abrazo.
- Pues no sé si alegrarme o asustarme - contesta dejando un beso en la mejilla de su amiga al retirarse.
- Venga ya, los almuerzos de los jueves son lo mejor que tienes apuntado en tu agenda - protesta la gaditana.
- Eso sí es cierto - dice entre risas, aunque con ellas no consigue convencer a su amiga.
Media hora más tarde, ambas comen tranquilas, charlando del trabajo, de la familia o de los tonteos de Julia con algún médico de su hospital.
- Bueno, y ¿vamos a seguir esquivando el elefante? - pregunta la morena de repente.
- ¿Qué elefante? - responde la otra un poco perdida.
- El que está sentado a la mesa, aquí con nosotras - dice, señalando la silla vacía junto a Alba - ya sabes, un elefante de metro ochenta, lleno de tatus... ojos atigrados... con cara de perrito manso cuando te tiene delante... que puedo seguir si quieres, vaya.
- Vale, ¿de qué quieres hablar? – pregunta viendo que aquello no va a poder esquivarlo.
- ¿Qué coño ha pasado para que os estéis evitando? – ataca rápidamente la otra viendo su oportunidad.
- No nos estamos evitando – niega la rubia de forma no tan creíble como ella esperaba.
- Venga, Alba, que aquella anda por la casa como alma en pena y no la había visto mirar tantas veces el móvil ni cuando llamaban de la tele para regalar dinero – protesta la gaditana.
- Pregúntale a ella, Julia, pregúntale tú porque yo no entiendo nada – contesta la otra, frotándose la sien, aquello le empezaba a dar dolor de cabeza.
- ¿Por qué no os sentáis y habláis como personas adultas? – pregunta la morena.
- ¿Sentarnos? la he llamado, le he mandado mensajes y lo único que he conseguido es que me aleje cada vez más – explica la otra indignada – Ahora tengo a Sabela recogiéndome a la niña del colegio porque ya hace lo que sea para no verme.
- ¿Ha dejado de ver a la enana? – pregunta preocupada ya que aquello sí que no era propio de Natalia.
- Bueno, no viene a verla, pero la llama todas las tardes y juegan a juegos online o escuchan música, se pasan las horas muertas así – explica la otra, algo molesta – Pero yo ya no sé qué hacer para que hable conmigo.
- Pues oblígala, Alba, si ella es incapaz de moverse en ninguna dirección, oblígala – insiste la otra.
- Otra como María, pero ¿cómo la voy a obligar, Julia?, ¿a qué? – contesta empezando a enfadarse – Si es que no me cuenta nada, no sé qué decirle, no sé qué quiere que haga, lo único que hace es pedirme tiempo, pero no hace nada, da un paso adelante y ciento veinte para atrás.
- ¿María?, ¿cuándo has visto tú a María? – pregunta confusa.
- Eso no te lo ha dicho tu amiga, ¿no? – responde con media sonrisa – me fui de fiesta con ella y las chicas, todo iba bien, estábamos genial... joder, estábamos... estábamos como antes, era otra vez Natalia, mi Natalia y de pronto...

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To And Fro | Albalia
FanfictionSi amas a alguien déjalo ir, si regresa es que es tuyo, si no regresa es que nunca lo fue. Pero... ¿y si esa persona aparece siempre en el peor momento?