Capítulo 35. Are we doing this?

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Octubre 2019, Madrid

Unos días después de la guerra de globos

Habían pasado ya unos días desde que aquella noche Carlos se hubiese plantado de improviso en la puerta de la casa de las Reche, desde ese momento Rafi había notado como su hija parecía ausente, incluso algo triste. También sabía que, si aquello podía apreciarse desde fuera, por dentro, el cerebro de la rubia debía ser un hervidero sin control.

A pesar de haber sido siempre una niña bastante tímida y algo retraída, sobre todo a la hora de hablar de sus sentimientos, con el tiempo, Rafi había encontrado la forma, mediante la observación y algún que otro interrogatorio disfrazado de charla amistosa, de que su hija compartiese con ella lo que le preocupaba.

Pero en esta ocasión, la joven estaba aún más perdida de lo normal y, quitando los ratos que dedicaba a jugar con su hija, Alba apenas compartía nada, ni con ella ni con su hermana Marina. Por esa razón, la mayor de todas las Reche se decide a acercarse a ella, cuando la ve leyendo en una de las tumbonas en la terraza.

- Cariño, ¿un té? - ofrece la mujer.

- Mamá, no te había visto... - responde la rubia - De momento estoy bien, gracias.

- ¿Y esto? - pregunta de nuevo, mostrándole un botellín de cerveza.

- Quizás en un rato - contesta con media sonrisa de esas que no se reflejan en los ojos.

Aquel gesto termina de poner a la madre en alerta y decide sentarse en la tumbona contigua, mirando al frente mientras busca la forma de acercarse a su hija.

- Todo va bien, ¿vale? - le dice la pequeña sin que tenga que preguntar nada - Todo lo de Carlos me ha venido un poco grande... ha sido mucho tiempo juntos y ahora voy a necesitar recomponerme y colocarlo todo en su sitio.

- Ajam... - la madre guarda silencio intentando interiorizar lo que acaba de escuchar - parece un buen chico.

- Lo es - contesta distraída, volviendo al libro que aún tenía en el regazo.

- Crees... ¿crees que podréis arreglarlo? - pregunta algo confusa ya que no era de aquella persona de la que esperaba escuchar hablar.

- No creo... le quiero, pero no estoy enamorada de él - responde más fría de lo que esperaba su madre, como si aquella idea ya rondase su cabeza desde hacía tiempo.

- Bueno... - dice la mujer, que decide jugársela - es complicado centrarse en alguien cuando tienes a otra persona en la cabeza.

Alba se gira hacia su madre, piensa en contestarle y rebatirle aquella idea, pero se da cuenta de que es una tontería discutir por algo de lo que, incluso alguien desde fuera, era consciente. Coge aire, intenta organizar las ideas en su cabeza y se da cuenta de que con el paso de los días todo se ha ido difuminando, que ya casi no recuerda el tacto de los labios de Natalia sobre los suyos o el calor de sus manos en su piel... todo empieza a parecer una especie de sueño o, más bien una pesadilla de la que no conseguía escapar.

- Hace días que parece que me evita - es lo único que alcanza a pronunciar, sin mirar directamente a su madre.

- Hace días que estás llegando a casa tardísimo, Alba, ¿no puede ser que ella piense lo mismo y que por eso no se quede a esperarte? - contesta, mostrándole media sonrisa, intentando hacerle ver que aquello no era tan grave.

- A veces siento que la obligo a hacer cosas que no quiere... - susurra, sintiendo como empieza a temblarle la voz.

- ¿Cosas como qué? - pregunta aun sospechando la respuesta.

To And Fro | AlbaliaWhere stories live. Discover now