To And Fro | Albalia

Capítulo 50. What do you want?

Junio 2020, Madrid

Esa misma tarde...

Justo un segundo antes de dejarse invadir por la desesperación, algo a su espalda la hace ponerse de nuevo en pie, asustada:

- Alba...

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La rubia se vuelve, buscando aquella voz que reconocería en cualquier sitio como la suya propia. Natalia está sentada en uno de los sillones que hay en el rincón del cuarto y que normalmente no tienen mucha utilidad. Aunque en un primer momento su impulso es lanzarse a sus brazos, se frena esperando a que la otra le explique qué está haciendo allí.

La morena que ya estaba nerviosa al llegar, entra casi en pánico al ver a Alba dar un paso hacia ella y frenarse de golpe, permaneciendo junto a la cama. Intentando mantenerse firme en la idea que la ha llevado hasta allí, se levanta del sillón y se pone de pie. La sensación de que las piernas se le pueden doblar en cualquier momento la hace temblar más aún, la garganta seca le impide hablar por lo que necesita aclarársela un par de veces antes de conseguirlo. Mientras lucha contra las reacciones de su propio cuerpo, da un pequeño paso al frente mientras se seca las manos sudorosas en el pantalón.

La rubia la mira confusa, a pesar de medir casi metro ochenta, la persona que tenía delante no aparentaba ser más que una cría asustada y temblorosa a punto de echarse a llorar. Aunque su primer impulso es el de lanzarse a abrazarla al verla en semejante estado, decide mantenerse firme, al fin y al cabo, si Natalia había vuelto para darle la estocada final, iba a intentar con todas sus fuerzas mantener las defensas lo más levantadas posible.

- Albi, Alba... - corrige rápidamente, mirando al suelo de nuevo, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir – yo...

- Vienes... ¿vienes a decirme que te vas? – pregunta, tratando de que aquello fuese lo más rápido posible, para evitar desangrarse allí mismo.

- Quería... quiero hacer lo que sea mejor para ti y para la niña – dice con algo más de decisión, pero sin dejar de mirar sus pies.

- Y estás súper convencida de que lo mejor para nosotras es que vuelvas a salir corriendo, ¿no? – contesta empezando a sentir de nuevo aquella impotencia dentro, tiene la sensación de que hiciera lo que hiciera, Natalia nunca se iba a considerar suficiente.

- No... no sé, Alba, yo... siempre lo he hecho y cuando... cuando la vida vuelve a hacerme chocar contra ti siempre estás mejor que cuando me fui... - explica aquello que la reconcome por dentro.

Aquella confesión es un golpe directo al corazón de la rubia que, a pesar de intentar contenerse, no puede evitar que sus pies salven la distancia entre ellas. Cuando se encuentra a escaso medio metro de aquel cuerpo tembloroso, se para de nuevo y coge aire, dejándolo salir despacio.

- Mírame – ordena con más firmeza en la voz de la que sentía realmente – Natalia, mírame.

Muy despacio, la morena levanta la cabeza y sus ojos viajan por el cuerpo de la pequeña hasta acabar en aquellos dos pozos en lo que, para su sorpresa, encuentra más determinación que enfado. Los nervios la hacen temblar de nuevo, sabiendo que dejar que Alba la leyese podía ser una de las peores cosas que podrían pasarle en ese momento. Tan pronto se lo permite, la valenciana busca en aquella mirada, aquella que nunca había tenido secretos para ella, intentando calibrar contra qué se estaba enfrentando exactamente, cómo de grande era el dolor que la morena se había auto infligido por no creerse suficiente para lo que consideraba la "perfecta vida de Alba" y lo que encuentra allí la asusta tanto que da un paso más, acercándose a ella, para encontrar aún más miedo en ellos.