Capítulo 43. Does it get easier?

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Diciembre 2019, Madrid

Unas semanas después

- Gordi, ¿vas a querer un vaso de leche? – pregunta Alba desde la cocina.

- Sí, por favor – responde Natalia, que está sentada en la mesa del porche, dibujando con la niña sentada en su regazo.

- Que eso era a mí, tú no eres "Gordi" – la corrige la niña entre risas.

- ¿Cómo que no? – pregunta la otra fingiendo confusión – yo creo que sí era a mí.

- Yo creo que no – contesta la niña ya riendo a carcajadas por las caras de Natalia.

Aquella conversación se produce bajo la atenta mirada de Dolores que, a pesar de estar dormitando, aprovechando el sol de mediodía, sonreía orgullosa por el comportamiento de su "hija" con la pequeña. Natalia era capaz de mantenerse firme si la situación lo requería, había castigado a la niña en alguna ocasión si ésta había tenido una rabieta injustificada, pero, normalmente, la tranquilizaba hablando con ella, explicándole las cosas despacio.

- ¡Quiero las palomitas! – lloraba desconsolada la niña un par de noches atrás, mientras las cuatro venían una película a la hora de la cena.

- ¡Natalia, por favor! – contestaba Alba que casi acababa de llegar de la oficina, agotada – sabes que las palomitas no cuentan como cena.

- Ey – la navarra se acercaba a la rubia, interponiéndose entre ella y la cría - ¿por qué no vas a cambiarte y yo me encargo de controlar a la fiera?

- ¿Seguro? – pregunta preocupada porque aquello fuese demasiado para la otra.

- Seguro, ve – dice mostrándole una sonrisa.

Alba, sin confiar aún demasiado en las posibilidades de triunfar de la morena, ya que conocía el carácter de la pequeña cuando insistía en no comer, se pone de puntillas para dejar un beso en la mejilla de Natalia y sale del salón para ir a cambiarse.

- Pelusa, escúchame – susurra la morena, acercándose ahora a la niña.

- ¡No, no quiero verduras, quiero palomitas! – llora la niña, sabiendo lo que va a decirle.

- Verás... vamos a hablar como dos adultas, ¿vale? – sigue la morena, contrarrestando el llanto de la pequeña, hablando aún más bajito – Mira, tenemos dos opciones

Natalia se agacha y pone un dedo de cada mano delante de la niña, manteniendo el resto del puño cerrado.

- Tenemos la opción número uno, que es seguir llorando hasta que te demos las palomitas, y, al final, te las vamos a dar, porque mamá no quiere que llores todo el rato – explica muy tranquila, mientras le pasea la mano por delante.

- ¡Sí! – dice la pequeña agarrando el dedo.

La morena abre esa mano, para descubrir un pañuelo arrugado, que la pequeña mira confusa y con cara de asco.

- ¿Qué es? – pregunta extrañada, mirando el papel sin tocarlo, intentando descubrir si había algo escondido.

- Son mocos, es tu premio – dice, ofreciéndoselos.

- ¡No!, ¡qué asco! – dice la pequeña, secándose las mejillas con la mano, y acercándose a mirar lo que Natalia esconde en la otra.

- No, no, esta es la opción dos, tú no quieres esta, tú quieres las palomitas, vamos a hacerlas, venga – dice, poniéndose en pie y dirigiéndose a la cocina.

- No, no, espera – pide la pequeña corriendo y agarrando el jersey de la morena para intentar detenerla – espera, a ver...

- No, es que esto es para mí, pelusa – explica volviendo a agacharse – bueno y para mami... y para Loles... nosotras tenemos verduras, palomitas y sorpresa...

To And Fro | AlbaliaWhere stories live. Discover now